Mi tío, el historiador que destapó a 'Marco': esto es lo que opina sobre la película con Eduard Fernández

El actor es el falso superviviente de los campos de concentración en la película de Arregi y Garaño

Mar 23, 2025 - 10:06
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Mi tío, el historiador que destapó a 'Marco': esto es lo que opina sobre la película con Eduard Fernández

"Vosotros le llamáis Benito Bermejo pero para mí mi tío Toto". Pocas entrevistas comienzan así, pero pocas películas sobre las que escribo reportajes incluyen a un familiar mío. Durante nuestra charla por Zoom, los directores de Marco, Aitor Arregi y Jon Garaño, sonríen tímidamente al escuchar el apodo de mi tío, esa versión acortada de "Benito" con la que le bauticé cuando empecé a hablar.

Benito Bermejo, también presente en la conversación, no es el protagonista de esta historia. El protagonista va en el título de la película: Enric Marco. El Secretario General de la CNT y Presidente de la Amicale de Mauthausen de España. El falso superviviente de los campos de exterminio nazis. El impostor de Javier Cercas. El protagonista del documental Ich Bin Enric Marco. El suplantador de la identidad de Enrique Moner, el verdadero deportado español en Flossenbürg. El gran mentiroso.

Benito Bermejo es el antagonista de Marco. El "aguafiestas de la historia", dijo de él Mario Vargas Llosa cuando se descubrió el pastel. El historiador especializado en deportados españoles en campos de concentración nazis cuyo informe demostró que el catalán había estado en Alemania pero no como prisionero en el desconocido campo de Flossenbürg sino como trabajador voluntario al servicio de la industria armamentística alemana gracias a un convenio firmado entre Hitler y Franco.

Fue Benito Bermejo, mi tío Toto, quien me habló por primera vez del filme de Arregi y Garaño. Me contó, en tiempos de pandemia, que unos directores vascos le habían contactado con la intención de hacer una película sobre Enric Marco e incluso le habían propuesto viajar juntos a los campos de concentración como parte del proceso de documentación, un detalle que, por riguroso, nos sorprendió gratamente a ambos. "Es que esta gente trabajan como trabajan", confirma mi tío años después.

El viaje tuvo lugar en 2020, en plena pandemia. Duró cuatro días y Ratisbona, Flossenbürg y Mauthausen fueron las paradas de un recorrido en el que mi tío Toto ejerció un doble papel, el de asesor histórico y el de fuente de inspiración para la creación de un personaje llamado Benito Bermejo. "Compartimos muchas horas con él –explica al otro lado de la pantalla Aitor Arregi–. Y fue un viaje muy esclarecedor y nos ayudó a traernos de allí la idea de la película".

'Catch me if you can'

Arregi y Garaño, codirectores de Handia y La trinchera infinita, llevaban años persiguiendo esa idea, prácticamente desde que el caso Enric Marco estalló en los medios allá por 2005. "En ese momento, Jorge Gil Munarriz y José María Goenaga propusieron hacer un documental, y ya entonces se reunieron con Marco y Benito", explica Jon Garaño desde otra pantalla de Zoom geolocalizada en Cambridge. El director se sumerge a continuación en un relato de los intentos de contar la historia de Marco a lo largo de las siguientes décadas, que, según mi tío, que sabe lo que es jugar al ratón y al gato con el catalán, demuestran la tenacidad y resiliencia de este equipo creativo.

Un buen día, Marco les cuenta que quiere ir a Alemania en busca de unos documentos que certifiquen que no estuvo preso en un campo de concentración pero sí en una cárcel. Ellos le proponen documentarlo, grabarlo con una cámara, pero el falso deportado se echa para atrás. Les explica que prefiere ir solo, que es algo íntimo, muy personal. Poco después, en 2009, se estrena Ich Bin Enric Marco, ese documental que le habían propuesto hacer pero dirigido, ¡sorpresa!, por otros directores.

Para más guasa, Marco queda descontento con la película y vuelve a ellos. "Habíamos descartado hacer algo con él cuando, en el año 2010, se presenta en un festival en el que estábamos, en un foro de industria o algo así, nada publicitado, y nos espera en la puerta con una butifarra –recuerda Garaño–. Y allí nos propone retomar la idea de hacer un documental sobre él".

Pasado el shock inicial, el equipo accede a hacerle una entrevista que dura casi tres días y se plantean hacer un filme que sea híbrido, que oscile entre el documental y la ficción, entre la realidad y la mentira, como el propio Marco sabe hacer tan bien. "Se lo proponemos a él y le parece muy buena idea". Pero entonces se cruza en sus caminos el escritor Javier Cercas.

Javier Cercas escribió El impostor, su libro sobre Enric Marco, en 2014. Yo me enteré de que lo estaba escribiendo por mi prima Lucía, la hija de Toto, que entonces era pequeña y había añadido el apellido del autor a su repertorio cómico, una tarde yendo al cine me dijo: "Javier Lejos, Javier Cercas". El falso deportado tampoco quedaría contento con esta versión de su historia a la que había vuelto a entregarse tan ciegamente que puso en un brete a Garaño, Gil Munarriz y Arregi.

"Marco nos cuenta que se está reuniendo con Cercas y a nosotros nos parece que sería estupendo incluirlo en el documental, así que le pedimos que se lo plantee y él nos dice que Cercas le ha dicho que sin ningún problema. Pero el día que Jorge se reúne con ellos en Barcelona, el escritor no sabía nada del asunto.

"Marco llevaba tiempo dándole esquinazo y cuando por fin consigue reunirse con él aparecemos nosotros también allí. Alucinó", recuerda Garaño. Después de dar más vueltas que en una noria el equipo decide que solo queda un abordaje posible: la ficción. "Si Marco había ficcionalizado su vida, ¿por qué no podíamos hacerlo nosotros?", se preguntan entonces los directores.

Así que escriben una ficción. Una ficción que se hace notar pues a lo largo del metraje aparece una claqueta o la cámara se cae estruendosamente. Y al final, una cartela deja claro que esta película es solo otra más de las muchas aproximaciones ficticias a esa ficción que fue la vida de Enric Marco. Pero, a la vez, es una ficción tan documentada, tan rigurosa, que en algunos momentos de su visionado me hizo dudar de si algunas escenas en las que aparecía mi tío Toto habían sucedido de verdad a pesar de conocer a fondo la historia.

Especialmente una, hacia el final de la película, en la que Marco espera a Benito Bermejo a la salida del instituto en el que enseña. Y, tras regalarle una butifarra, le expresa su chasco con la novela de Cercas y le pide que escriba un libro sobre él. Cuando le pregunté a mi tío si eso había sucedido se rió y me contestó que no, pero también me reconoció que se había sentido muy bien representado en aquella escena.

Y, ahora, escuchando a los directores, me doy cuenta de que no solo describe la falta de búsqueda de foco mediático y la honestidad de mi tío, así como el delirio y el narcisismo de Marco, sino que es un poco autobiográfica. "Ese último Benito Bermejo es una mezcla de tu tío y nosotros", conceden los directores, que decidieron ficcionalizar así la propuesta (con butifarra) que ellos mismos recibieron de Marco.

Mi tío, una amenaza en off

"No salgo mucho pero tengo mucha presencia", me dijo mi tío después de ver Marco. Yo la vi poco después y reconozco que fue una experiencia singular escuchar tantas veces mi apellido en una película. "Bermejo" por aquí. "Bermejo" por allá. Su nombre es el amenazante hilo conductor que vehicula este thriller, esta cuenta atrás cuyo final puso el propio Marco al empeñarse en dar un discurso en las conmemoraciones del aniversario de la liberación de Mauthausen a las que acudiría por primera vez un mandatario del Gobierno: Zapatero.

Mi tío alertó a gabinete de presidencia, a la Amicale y al Comité Internacional de Mauthausen (ojo, estos últimos fueron los únicos que hicieron caso de sus advertencias; en España nadie dijo ni pío) de que un impostor iba a presidir dichos actos. Y esos intentos insistentes, así como las tentativas de corroborar sus sospechas con el falso superviviente, son la amenaza de la que hablaba mi tío, esa presencia en off que va acorralando a Marco.

"Benito, pues si hubieses visto la versión anterior del guion... Ahí sí que tenías mucha presencia", interpela Garaño a Toto en un momento dado de la conversación. Y ambos directores recuerdan cómo fueron eliminando sus apariciones en montaje porque pensaban que la amenaza funcionaba mejor fuera de campo. Otro de los retos de la película fue encontrar el tono, añade Arregi: "Esta es una historia que tiene algo de picaresca, es un personaje que puede sacarte alguna sonrisa, pero mintió sobre un tema muy serio, así que el rigor histórico tenía que estar muy presente".

Fue imposible conseguir que mi tío me revelase quién era el actor que iba a hacer de él. Pero no porque quisiese guardar el secreto, se lo habían dicho en algún momento pero no se acordaba. Teniendo en cuenta que, cuando hicieron la adaptación de su libro El fotógrafo de Mauthausen el nombre de Mario Casas no le decía gran cosa, Benito Bermejo podía ser cualquiera. Hubo que esperar.

Las primeras noticias, por supuesto, fueron sobre el actor protagonista que iba a encarnar a Marco, que según me explica Garaño, "siempre fue Eduard Fernández". Y ya no recuerdo quién me contó que era Chani Martín quien iba a interpretar a mi tío pero sé que me hizo mucha ilusión porque acababa de ver Poquita fe y su personaje es uno de mis favoritos de la serie.

Cuando se lo comenté a Maidagán, uno de sus directores, solo tuvo buenas palabras para él, igual que Garaño: "Nos da muchísima pena que no salga todo su trabajo en el montaje final, pero creo que con lo que sale se confirma que es un actor buenísimo". Yo solo puedo decir que al ver las primeras imágenes promocionales de Marco en las que se veía al actor caracterizado solo pude pensar una cosa: era mi tío Toto.

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