Max, el chico de 12 años que protagoniza un corto para luchar contra el cáncer: "Quiero ayudar a otros niños"

El pasado agosto la vida de Max, un niño de Barcelona de 12 años, dio un vuelco, tras ser diagnosticado de un tumor cerebral. Lejos de rendirse, decidió junto a su familia combatir la enfermedad e intentar concienciar para fomentar su investigación. De su pasión por las motos y la colaboración desinteresada de terceros, nació un proyecto inspirado en las películas de George Miller de Mad Max para "no solo ayudarme a mí, sino a todos los niños que también están pasando por un cáncer". Fue cuando, con la ayuda de sus padres, contactó con una agencia de publicidad y se embarcó como protagonista en un cortometraje para promover donaciones para el programa de investigación de los tumores del sistema nervioso central del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde está siendo tratado Max.

Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer Infantil (15 de febrero), se lanzó este martes el proyecto Good Max: Furia contra el cáncer infantil, para "sensibilizar y concienciar" sobre la investigación en España. Esta enfermedad recibe solamente el 4% de los fondos destinados a la investigación del cáncer en general y en 2023 se diagnosticaron 949 casos en la franja de 0 a 14 años. Por ello, Max y su familia contactaron a través del LinkedIn de su padre con la agencia de publicidad La Despensa para contarles su caso y poder hacer una campaña que animase a la recaudación de fondos. De ahí nació la película, que junta su pasión por las motos con el mundo de Mad Max.

Max explica que participar en el rodaje -grabado en Toledo (Castilla-La Mancha)- fue "muy divertido y una pasada" porque era la primera vez que se ponía delante de una cámara y no pensaba que hubiera tanta gente en una grabación. El niño de 12 años es fan de las motos, una afición que viene heredada de su tío Guillermo y del resto de la familia. Apunta que su tío cruza los Pirineos en moto para verlo desde Donosti (Euskadi), y que tiene ganas de poder hacer la Transpirenaica -una ruta por la cordillera de varios días- con él. Su padre, Ignacio Vilarroig, también es 'fan' de las motos y explica que ya el bisabuelo de Max tenía una BMW de la época e hizo que la familia fuera "supermotera".

En la película, también ambientada en el desierto de Australia -como Mad Max- y bajo un escenario postapocalíptico, aparecen muchas motocicletas, pero a Max se le quedó clavada la 'espinita' de poder conducir una. "El día de grabación estaba recuperándome de una intervención e iba justito de fuerzas, así que el equipo de producción puso la moto enganchada a un remolque", explica Max. El universo de Good Max también tiene su propio villano, La Sombra, que representa el mal del cáncer y la falta de fondos para su investigación. Preguntado por si ha visto la clásica trilogía de Miller, su respuesta es que no, pero Ignacio explica que le puso los tráileres para que "supiera de donde venía la idea".

Max está muy contento por la repercusión que está teniendo el proyecto y porque de esta manera puede animar a mucha gente. "El objetivo no es solo ayudarme a mí, sino ayudar a todos los niños que también están pasando por esta enfermedad", reflexiona, y también apunta que "el mensaje que tiene el vídeo es muy potente". "Eso me gusta mucho", dice. El padre recuerda la importancia que tiene poder donar a la causa, "porque el cáncer infantil solo se cura con más investigación", y Max anima a participar para "recaudar muchos euros para que todos los niños se puedan curar".

García Alix se sumó a la causa

El director creativo ejecutivo de La Despensa, David Ricoy, explica que les "emocionó" el mensaje que les llegó de Max y decidieron sumarse con lo que podrían aportar: "trabajo, compromiso y creatividad". "Pensábamos que teníamos que dar un tono diferente a la comunicación de este tipo de causas", explica sobre la idea del proyecto para poder captar más donaciones. "Es un homenaje a su manera de enfrentarse con las dificultades", dice sobre Max y la ambientación 'gamberra' del universo motero de Mad Max. "La emoción es el mejor camino para conseguir resultados, por eso decidimos crear también un villano, La Sombra, que representa la poca visibilidad y falta de fondos para la investigación del cáncer infantil", añade.

El director de fotografía y creador de las imágenes de los carteles, Alberto García Alix, explica que ha buscado transmitir la estética americana de la obra de Miller en la película del chico barcelonés. "La narrativa, llena de coraje y esperanza, busca inspirar al público a unirse a la lucha contra esta enfermedad", asegura el también ganador del Premio Nacional de Fotografía. Añade que "es necesario participar en estas implicaciones voluntarias", porque es "una forma de devolver a la sociedad algo que nos pertenece a todos: la salud".

"El 70% de nuestro presupuesto viene de privados"

El Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde Max acude cada día después del colegio a sus sesiones de radioterapia, es uno de los centros pediátricos más importantes de Europa en la investigación y la innovación de este campo. El oncólogo Andrés Morales, que trata al chico en el centro, afirma que "la investigación tiene un papel fundamental, sobre todo desde centros como el nuestro, ya que al ser una enfermedad poco frecuente, no está priorizada en agendas públicas ni privadas".

Desde el departamento de Atención al Donante del hospital, Emma Perrier revela que "el 70% de nuestro presupuesto proviene de particulares y organismos privados". "Sin esta ayuda, la investigación contra el cáncer infantil no sería posible y la investigación es la única vía para cambiar el futuro de esta enfermedad", añade.

La Fundació Sant Joan de Déu es el organismo encargado de recibir los fondos y donaciones solidarias fruto de este proyecto. El objetivo de la fundación es trabajar conjuntamente con el hospital para ampliar el conocimiento científico y mejorar la atención sanitaria a las personas que sufren problemas de salud.