«Matar no puede costar sólo dinero»: vecinos de la mujer que mató a sus perros tirándolos por la ventana se rebelan
La conmoción que suscitó en toda España la muerte de dos perros lanzados por la ventana de un octavo piso por su dueña perdura más allá de la reacción habitual ante un caso tan cruel. «Una multa no devuelve vidas: matar no puede costar sólo dinero», es el alegato de algunos vecinos de la culpable en su edificio de Alicante. Una semana después, han protagonizado una manifestación de protesta in situ y han anunciado seguir con su movilización probablemente frente al Ayuntamiento, donde trabaja la autora de este episodio investigado judicial por posible maltrato animal, que al parecer se encuentra de baja laboral. En internet, se han recogido más de 9.000 firmas para exigir una condena dura por estas dos muertes de Bimba y Max, dos yorkshire de siete y dos años de edad, de los que se deshizo porque «siempre le tocaba» sacarlos a pasear, según confesó inicialmente, aunque posteriormente en sede judicial alegó haber ingerido pastilla y alcohol. Su cuñado, un histórico directivo de varias protectoras de animales y dirigente autonómico, se ha sumado a quienes reclaman severidad ante este caso, sin la disculpa de sufrir trastornos de conducta o depresivos , como también ha trascendido en este caso. «Seremos la voz que rompa vuestro silencio», se puede leer en otro cartel colgado de la fachada del inmueble, situado en la playa de la Albufereta. Los mensajes reflejan la indignación: «Si matar perros no es grave, ¿qué lo es? Si asesinar no tiene consecuencias, la crueldad sigue», o también «No habrá paz para los malvados» -parafraseando el título de la conocida película- y el más contundente y lacónico «asesina», que igualmente se ha difundido en redes. «Este es un pedido de justicia. Vemos con dolor que los dos yorkshire, las tortugas y conejos, fueron cruelmente arrojados de un octavo piso por su dueña. Este suceso no debe volver a ocurrir. Debemos defender los derechos de nuestros compañeros animales», razonan en la petición de firmas difundida a través del portal change.org, en la que también recuerdan que la misma mujer había arrojado previamente dos tortugas , según revelaron testigos presenciales , y añade que hizo lo propio con conejos. Tras recordar datos de contexto nacional, «según la Fundación Affinity, en España, cada año se abandonan alrededor de 138.000 perros y gatos» y subrayar que «esta estadística es un reflejo cruel de la realidad que enfrentan muchos animales cada día», ponen el foco en este caso, excepcional. «Sin embargo, la crueldad de arrojar a dos yorkshires desde un octavo piso va más allá de cualquier cifra», abundan. Ante este suceso bajo investigación, para esta recogida de firmas apuntan incluso a un cambio normativo. «Necesitamos que las leyes protejan a nuestros animales de compañía de formas de crueldad tan impactantes. Es necesario que la dueña sea llevada ante la justicia para que responda por su acto inhumano. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los animales inocentes son tratados de manera tan despiadada», opinan. Finalmente, en la iniciativa en busca de adhesiones se apela a que «sólo mediante la promulgación de leyes justas y la aplicación adecuada de las mismas, se puede evitar que sucedan actos horribles como este». Y piden el apoyo: «Firmen esta petición para exigir justicia para los dos yorkshire y trabajar por una sociedad en la que todos los animales son tratados con la compasión y el respeto que se merecen».
La conmoción que suscitó en toda España la muerte de dos perros lanzados por la ventana de un octavo piso por su dueña perdura más allá de la reacción habitual ante un caso tan cruel. «Una multa no devuelve vidas: matar no puede costar sólo dinero», es el alegato de algunos vecinos de la culpable en su edificio de Alicante. Una semana después, han protagonizado una manifestación de protesta in situ y han anunciado seguir con su movilización probablemente frente al Ayuntamiento, donde trabaja la autora de este episodio investigado judicial por posible maltrato animal, que al parecer se encuentra de baja laboral. En internet, se han recogido más de 9.000 firmas para exigir una condena dura por estas dos muertes de Bimba y Max, dos yorkshire de siete y dos años de edad, de los que se deshizo porque «siempre le tocaba» sacarlos a pasear, según confesó inicialmente, aunque posteriormente en sede judicial alegó haber ingerido pastilla y alcohol. Su cuñado, un histórico directivo de varias protectoras de animales y dirigente autonómico, se ha sumado a quienes reclaman severidad ante este caso, sin la disculpa de sufrir trastornos de conducta o depresivos , como también ha trascendido en este caso. «Seremos la voz que rompa vuestro silencio», se puede leer en otro cartel colgado de la fachada del inmueble, situado en la playa de la Albufereta. Los mensajes reflejan la indignación: «Si matar perros no es grave, ¿qué lo es? Si asesinar no tiene consecuencias, la crueldad sigue», o también «No habrá paz para los malvados» -parafraseando el título de la conocida película- y el más contundente y lacónico «asesina», que igualmente se ha difundido en redes. «Este es un pedido de justicia. Vemos con dolor que los dos yorkshire, las tortugas y conejos, fueron cruelmente arrojados de un octavo piso por su dueña. Este suceso no debe volver a ocurrir. Debemos defender los derechos de nuestros compañeros animales», razonan en la petición de firmas difundida a través del portal change.org, en la que también recuerdan que la misma mujer había arrojado previamente dos tortugas , según revelaron testigos presenciales , y añade que hizo lo propio con conejos. Tras recordar datos de contexto nacional, «según la Fundación Affinity, en España, cada año se abandonan alrededor de 138.000 perros y gatos» y subrayar que «esta estadística es un reflejo cruel de la realidad que enfrentan muchos animales cada día», ponen el foco en este caso, excepcional. «Sin embargo, la crueldad de arrojar a dos yorkshires desde un octavo piso va más allá de cualquier cifra», abundan. Ante este suceso bajo investigación, para esta recogida de firmas apuntan incluso a un cambio normativo. «Necesitamos que las leyes protejan a nuestros animales de compañía de formas de crueldad tan impactantes. Es necesario que la dueña sea llevada ante la justicia para que responda por su acto inhumano. No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los animales inocentes son tratados de manera tan despiadada», opinan. Finalmente, en la iniciativa en busca de adhesiones se apela a que «sólo mediante la promulgación de leyes justas y la aplicación adecuada de las mismas, se puede evitar que sucedan actos horribles como este». Y piden el apoyo: «Firmen esta petición para exigir justicia para los dos yorkshire y trabajar por una sociedad en la que todos los animales son tratados con la compasión y el respeto que se merecen».
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