Marisol, «una privilegiada» el día del apagón gracias a las placas solares y baterías acumuladoras de energía
Marisol, vecina de Cobisa ( Toledo ), se considera una privilegiada. Este lunes, cuando todos los ciudadanos de España y Portugal sufrían las consecuencias de un corte de luz sin precedentes, ella y su marido seguían trabajando en casa con normalidad. Las placas solares y dos baterías de acumulación de energía, les salvaron un día aciago para otras muchas personas . «Estábamos teletrabajando y al intentar entrar en el correo electrónico vimos que nos daba problemas. Y entonces ya nos levantamos y fue cuando nos dimos cuenta de que de que se había ido la luz y empezaron a entrar los mensajes de WhatsApp de que era un apagón general», cuenta Marisol. Dice que fue muy raro. «Podíamos seguir el ritmo de cualquier día, cocinar, beber cosas frescas, consumir alimentos, abrir la nevera sin que se estropeara nada, viendo la tele y y teniendo datos todo el día», al contrario que todo el mundo, comunicados y sin ningún tipo de problema . Incluso el marido de Marisol, que es radioaficionado, tiene un equipo de radio y pudo usarlo, ahí escucharon que se trataba de un apagón generalizado que afectaba a toda España y Portugal y parte de Francia. Sus hijos de 13 y 17 años, cuando llegaron del instituto, no entendían muy bien qué pasaba, pues sabían lo del gran apagón pero en su casa había «normalidad total». ¿Y cómo pudo suceder ser este episodio? Dese hace cuatro años tienen instaladas placas solares con dos baterías, que son similares a las de un coche. «Mi marido es técnico electrónico, entonces por eso tenemos estas cosas. Necesitan acumular y funcionamos de un modo que es por cargas críticas, es decir, nos desconectamos de la red eléctrica general y funcionamos con la energía que generan nuestras placas, de forma autónoma», explica. Al llegar la noche, apagaron todas las luces que se habían encendido ene l jardín. No querían que sus vecinos los mirasen como extraños. Pero lo mejor fue que ofrecieron, a través del ayuntamiento, la energía de su vivienda por si había alguien crítico en este municipio. «Comunicamos que teníamos datos y había energía por si algún enfermo necesitaba estar conectado a algún aparato . Hay mucha gente en Cobisa que tiene placas solares instaladas en su vivienda, pero no baterías«, añade Marisol. Cada batería cuesta entre 2.000 y 3.000 euros y en principio las compraron para no consumir de la red general de electricidad por la noche, pero ahora están muy satisfechos de la inversión. «¿Veis para que sirven estas cosas?», repetía el marido de Marisol el lunes. «Esa jornada funcionamos como un día ordinario más, seguíamos teniendo datos y consultamos todas las webs, estuvimos informados, era un poco extraño, muchos vecinos no podían ni sacar sus coches de los garajes, es una anécdota», concluye.
Marisol, vecina de Cobisa ( Toledo ), se considera una privilegiada. Este lunes, cuando todos los ciudadanos de España y Portugal sufrían las consecuencias de un corte de luz sin precedentes, ella y su marido seguían trabajando en casa con normalidad. Las placas solares y dos baterías de acumulación de energía, les salvaron un día aciago para otras muchas personas . «Estábamos teletrabajando y al intentar entrar en el correo electrónico vimos que nos daba problemas. Y entonces ya nos levantamos y fue cuando nos dimos cuenta de que de que se había ido la luz y empezaron a entrar los mensajes de WhatsApp de que era un apagón general», cuenta Marisol. Dice que fue muy raro. «Podíamos seguir el ritmo de cualquier día, cocinar, beber cosas frescas, consumir alimentos, abrir la nevera sin que se estropeara nada, viendo la tele y y teniendo datos todo el día», al contrario que todo el mundo, comunicados y sin ningún tipo de problema . Incluso el marido de Marisol, que es radioaficionado, tiene un equipo de radio y pudo usarlo, ahí escucharon que se trataba de un apagón generalizado que afectaba a toda España y Portugal y parte de Francia. Sus hijos de 13 y 17 años, cuando llegaron del instituto, no entendían muy bien qué pasaba, pues sabían lo del gran apagón pero en su casa había «normalidad total». ¿Y cómo pudo suceder ser este episodio? Dese hace cuatro años tienen instaladas placas solares con dos baterías, que son similares a las de un coche. «Mi marido es técnico electrónico, entonces por eso tenemos estas cosas. Necesitan acumular y funcionamos de un modo que es por cargas críticas, es decir, nos desconectamos de la red eléctrica general y funcionamos con la energía que generan nuestras placas, de forma autónoma», explica. Al llegar la noche, apagaron todas las luces que se habían encendido ene l jardín. No querían que sus vecinos los mirasen como extraños. Pero lo mejor fue que ofrecieron, a través del ayuntamiento, la energía de su vivienda por si había alguien crítico en este municipio. «Comunicamos que teníamos datos y había energía por si algún enfermo necesitaba estar conectado a algún aparato . Hay mucha gente en Cobisa que tiene placas solares instaladas en su vivienda, pero no baterías«, añade Marisol. Cada batería cuesta entre 2.000 y 3.000 euros y en principio las compraron para no consumir de la red general de electricidad por la noche, pero ahora están muy satisfechos de la inversión. «¿Veis para que sirven estas cosas?», repetía el marido de Marisol el lunes. «Esa jornada funcionamos como un día ordinario más, seguíamos teniendo datos y consultamos todas las webs, estuvimos informados, era un poco extraño, muchos vecinos no podían ni sacar sus coches de los garajes, es una anécdota», concluye.
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