La condena puritana que nos flagela acaba de hacerse visible en el fútbol femenino. Una jugadora del Barcelona, Mapi León, descolocada por el marcaje atosigante a que la sometía Daniela Caracas, jugadora colombiana del Español, tiró de recursos extraordinarios para provocar a su pegajosa defensa. Y le tocó el toto. Un palmeo suave, ligero, tímido casi, pero provocador. Y se ha montado un carajal como, por ejemplo, se ha liado con la vertiginosa y dolida carrera playera de Montoya. A Montoya, el de la Isla de las Tentaciones, no se lo presento. Lo conoce todo el mundo y ha salido hasta en el programa televisivo de Whoopi Goldberg. Tras el emperador Claudio, debe ser el personaje que más infidelidades soporta...
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