Ha traído Ignacio Camacho en un artículo que la cigala suele ser el broche mayor de la corrupción, o del trinque, porque en España se celebra el exitazo con una bandeja de marisquería. O dos. La cigala es una alhaja de distinción de clase. Los pobres no toman cigalas, y si lo hacen es Nochevieja, más allá de la nochevieja propiamente dicha. Me gusta la observación de Camacho , que viene a prorrogar otra observación, esta vez mía, con perdón, de que en España aún el show de apaño de corruptela empieza a tomar vuelo cuando asoman al fin las lumis, que Aldama, ese estilista, llama señoritas. Si hay señoritas, hay tema. Si hay cigalas, pues también. Claro que las...
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