Los mejores consejos para reutilizar la cáscara de palta
A los beneficios que aporta su consumo, se suman las múltiples posibilidades de reutilizar su parte externa; cómo aprovecharla de manera sencilla y sumarla a hábitos más sostenibles

Desde hace tiempo, la palta dejó de ser un ingrediente exótico para volverse un infaltable en muchas mesas argentinas. Sin embargo, a pesar de su versatilidad, por años su cáscara terminó en la basura sin cuestionamientos, hasta que la tendencia de reutilizar alimentos puso en valor sus múltiples usos que pueden ir desde el cuidado de la piel hasta la jardinería.
Cada vez más personas buscan formas de reducir su huella ecológica al sacar el máximo provecho a los alimentos. Este movimiento, conocido como zero waste (”residuo cero” es castellano) en la cocina, aboga por la reutilización de partes que antes se desechaban, como cáscaras, semillas y tallos. En este contexto, la palta se destaca como un alimento del que se puede aprovechar en su totalidad.
En cuanto a su pulpa, sus ácidos grasos monoinsaturados ayudan a reducir el colesterol y mejorar la salud cardiovascular. Su alto contenido de fibra favorece la digestión y contribuye a la sensación de saciedad, lo que puede ser beneficioso para el control del peso. Además, su riqueza en potasio ayuda a regular la presión arterial, mientras que las vitaminas E y C fortalecen el sistema inmunológico y protegen la piel contra el envejecimiento prematuro.
Pero, además de ser un superalimento rico en grasas saludables, vitaminas y antioxidantes, la palta tiene un valor adicional en sus partes menos apreciadas. Tanto su semilla como su cáscara contienen compuestos beneficiosos que pueden utilizarse para distintos fines.
Cinco maneras de reutilizar la cáscara de palta
De hecho, esta barrera protectora natural es más que un simple envoltorio. Resistente y fibrosa, la cáscara de palta contiene antioxidantes, compuestos fenólicos y flavonoides con propiedades antibacterianas y antifúngicas. Gracias a estas características, es posible darle una segunda vida en diferentes usos prácticos.
1. Infusiones antioxidantes
Una manera sencilla de aprovechar sus propiedades es preparar infusiones ricas en antioxidantes. Basta con hervir la cáscara en agua durante 10 minutos y colar el líquido resultante. Según científicos brasileños, gracias a sus compuestos fenólicos, este té casero ayuda a combatir el estrés oxidativo y refuerza el sistema inmunológico.
2. Exfoliante natural para la piel
Su textura rugosa la convierte en un excelente exfoliante. Frotar el interior sobre la piel permite eliminar células muertas y aportar antioxidantes que favorecen la regeneración cutánea. Además, contiene aceites naturales que hidratan de manera efectiva. Antes de aplicar, se recomienda consultar con un dermatólogo para adaptar el tratamiento a las necesidades personales.
3. Colorante natural para textiles
Los pigmentos naturales de la cáscara pueden utilizarse para teñir telas de algodón o lino en tonos rosados y marrones, explica un estudio indonesio. Para ello, basta con hervirlas en agua durante una hora y luego sumergir la tela en el líquido. Este método permite obtener un colorante ecológico, libre de químicos sintéticos.
4. Compostaje para enriquecer el suelo
Al incorporarla en una compostera, aporta nutrientes esenciales que mejoran la calidad del compost y contribuyen a la regeneración del ecosistema. Para acelerar su descomposición, se recomienda cortarla en pequeños trozos antes de agregarla al compost, recomienda un sitio mexicano especializado en paltas.
5. Repelente natural de plagas
Sus propiedades antifúngicas y antibacterianas la convierten en un repelente natural con insectos. En particular, un estudio encontró su efectividad contra mosquitos. Esparcir trozos alrededor de las plantas ayuda a alejar bichos y hongos sin recurrir a pesticidas químicos.
Es importante destacar que no todas las variedades de palta tienen una cáscara igualmente aprovechable. Las de piel gruesa y rugosa, como la palta Hass, concentran una mayor cantidad de compuestos beneficiosos. En cambio, las de piel fina pueden tener un menor contenido de antioxidantes y ser menos adecuadas para ciertos usos.