Los escoltas a los que nadie reubicó tras el fin de ETA: «Todavía estoy esperando a que me llamen»

El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, tras cinco décadas de terror. Al día siguiente, miles de escoltas se fueron al paro . Las calles del País Vasco, sin embargo, seguían siendo transitadas por los mismos hombres y mujeres, héroes y villanos, casi todos anónimos. El fin del terrorismo no implicaba la desaparición de sus responsables, pero sí suponía la expiración de una labor extenuante y sacrificada que ya no era necesaria. ABC Pódcast presenta 'Escoltas: la sombra que me protegía de ETA' , un relato construido a través de los testimonios de cinco escoltas privados, uno de la Ertzaintza, tres políticos protegidos y un periodista amenazado en los años más duros de ETA. Puedes escuchar aquí el quinto episodio, 'Una nueva realidad' . El anuncio de ETA aquel frío jueves de octubre de 2011 no pilló desprevenidos ni a los amenazados por la banda ni a los escoltas. «Teníamos la sensación de que era algo que iba a pasar», cuenta en la quinta entrega del pódcast Orlando, uno de los guardaespaldas privados. Las reacciones fueron dispares. Alivio, impacto, miedo. «Me dio desconfianza », confiesa una entrevistada. ¿Podía ser mentira? Quizás estaban ganando tiempo para preparar algo. «Me sentí frustrada. ¿Y con eso lo arreglaban todo? Han matado a 829 personas, han amargado la vida a no sé cuánta gente, ¿y ya? ¿Cerramos este episodio y somos todos buenos?», protesta una exescolta. Tras el anuncio, la mayoría no volvieron a su puesto de trabajo al día siguiente. Tras muchos años y enormes sacrificios familiares, la alegría por la buena noticia encajaba difícilmente con la obligación de enfrentarse a un amargo abismo profesional y personal . Muchos rehicieron sus vidas, algunos continuaron trabajando en labores de seguridad, otros se reinventaron. En algunos casos, la crudeza de lo que habían vivido, acompañado del abandono al que había sometido a sus matrimonios y de haber perdido su medio de vida, los llevó a la adicción, al alcoholismo y, en los peores casos, al suicidio. A algunos escoltas les aseguraron que los reubicarían, que tendrían trabajo en los juzgados contra la violencia de género o en las cárceles, pero fueron promesas vacías: « Todavía estoy esperando a que me llamen . No interesó, no había dinero y aquí nos quedamos», explica un exescolta. Nadie agradeció nada, pese a la cantidad de vidas salvadas y al evidente heroicismo de su servicio. No tenían rostro ni nombre. Tal vez nunca lo tuvieron. La sociedad aprendió a seguir adelante, aunque muchos se negaran. «Hubo un deseo generalizado de pasar página. Unos, los implicados, por blanquear ese pasado ; y otros, simplemente para borrarlo. Vamos a acabar pensando que no fue algo malo que ocurrió, que fue una pesadilla, que nunca ocurrió», lamenta uno de los entrevistados. Puedes escuchar aquí el quinto episodio del pódcast, 'Escoltas: una nueva realidad'.

Mar 18, 2025 - 07:03
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Los escoltas a los que nadie reubicó tras el fin de ETA: «Todavía estoy esperando a que me llamen»
El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, tras cinco décadas de terror. Al día siguiente, miles de escoltas se fueron al paro . Las calles del País Vasco, sin embargo, seguían siendo transitadas por los mismos hombres y mujeres, héroes y villanos, casi todos anónimos. El fin del terrorismo no implicaba la desaparición de sus responsables, pero sí suponía la expiración de una labor extenuante y sacrificada que ya no era necesaria. ABC Pódcast presenta 'Escoltas: la sombra que me protegía de ETA' , un relato construido a través de los testimonios de cinco escoltas privados, uno de la Ertzaintza, tres políticos protegidos y un periodista amenazado en los años más duros de ETA. Puedes escuchar aquí el quinto episodio, 'Una nueva realidad' . El anuncio de ETA aquel frío jueves de octubre de 2011 no pilló desprevenidos ni a los amenazados por la banda ni a los escoltas. «Teníamos la sensación de que era algo que iba a pasar», cuenta en la quinta entrega del pódcast Orlando, uno de los guardaespaldas privados. Las reacciones fueron dispares. Alivio, impacto, miedo. «Me dio desconfianza », confiesa una entrevistada. ¿Podía ser mentira? Quizás estaban ganando tiempo para preparar algo. «Me sentí frustrada. ¿Y con eso lo arreglaban todo? Han matado a 829 personas, han amargado la vida a no sé cuánta gente, ¿y ya? ¿Cerramos este episodio y somos todos buenos?», protesta una exescolta. Tras el anuncio, la mayoría no volvieron a su puesto de trabajo al día siguiente. Tras muchos años y enormes sacrificios familiares, la alegría por la buena noticia encajaba difícilmente con la obligación de enfrentarse a un amargo abismo profesional y personal . Muchos rehicieron sus vidas, algunos continuaron trabajando en labores de seguridad, otros se reinventaron. En algunos casos, la crudeza de lo que habían vivido, acompañado del abandono al que había sometido a sus matrimonios y de haber perdido su medio de vida, los llevó a la adicción, al alcoholismo y, en los peores casos, al suicidio. A algunos escoltas les aseguraron que los reubicarían, que tendrían trabajo en los juzgados contra la violencia de género o en las cárceles, pero fueron promesas vacías: « Todavía estoy esperando a que me llamen . No interesó, no había dinero y aquí nos quedamos», explica un exescolta. Nadie agradeció nada, pese a la cantidad de vidas salvadas y al evidente heroicismo de su servicio. No tenían rostro ni nombre. Tal vez nunca lo tuvieron. La sociedad aprendió a seguir adelante, aunque muchos se negaran. «Hubo un deseo generalizado de pasar página. Unos, los implicados, por blanquear ese pasado ; y otros, simplemente para borrarlo. Vamos a acabar pensando que no fue algo malo que ocurrió, que fue una pesadilla, que nunca ocurrió», lamenta uno de los entrevistados. Puedes escuchar aquí el quinto episodio del pódcast, 'Escoltas: una nueva realidad'.