Lo mejor está al alcance

El Barça es fuerte cuando es débil y el Madrid es frágil cuando es poderoso. Florentino tiene una gran proyección social, económica y política, mientras Laporta dispone de la fábrica de las emociones y un populismo arrastrado por unos resultados que lo hacen imbatible. La vara de medir del momento no es la gestión ni el patrimonio. Es tener un entrenador adecuado en el tiempo oportuno. El mundo del fútbol hay ciudadanos, socios, consumidores y seguidores. Es como los influencers en el ámbito del famoseo. Dime cuántos seguidores tienes y te diré cuánto ganas y qué importancia social tienes. Ancelotti parece que viene del mundo de ayer y Hansi Flick proyecta futuro con un entusiasmado presente. Grandes figuras que quieren ganar por lo civil o por lo judicial, por los malos modos y broncas continuas, y un plantel de jóvenes salidos del pozo de la Masia bajo el paraguas de cuatro o cinco veteranos como contrapeso. Es una de las diferencias entre el Barça y el Madrid. Las exhibiciones de poderío intentando condicionar a los árbitros, a la Federación, al Balón de Oro... y amagando con no presentarse tienen un recorrido corto. La resiliencia y el no protestar en cada momento son actitudes ganadoras si dispones de figuras como Pedri, Lamine, Ferran, Koundé, Fermín, Gavi… Si, además, cuentas con un Szczesny, portero de 35 años, que fuma en puro, toca el piano y es una muralla bajo los palos, la combinación genera simpatía general. Los enfados, berrinches y protestas grupales de los blancos provocan tarjetas rojas. El buen rollo y el fútbol colectivo inteligente dan victorias y producen empatía. El Barça de Flick está mejor posesionado que el Madrid de Ancelottti en la opinión pública europea aunque la Liga y la Champions no sean hoy títulos conseguidos, pero sí asequibles.

Abr 30, 2025 - 07:45
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Lo mejor está al alcance
El Barça es fuerte cuando es débil y el Madrid es frágil cuando es poderoso. Florentino tiene una gran proyección social, económica y política, mientras Laporta dispone de la fábrica de las emociones y un populismo arrastrado por unos resultados que lo hacen imbatible. La vara de medir del momento no es la gestión ni el patrimonio. Es tener un entrenador adecuado en el tiempo oportuno. El mundo del fútbol hay ciudadanos, socios, consumidores y seguidores. Es como los influencers en el ámbito del famoseo. Dime cuántos seguidores tienes y te diré cuánto ganas y qué importancia social tienes. Ancelotti parece que viene del mundo de ayer y Hansi Flick proyecta futuro con un entusiasmado presente. Grandes figuras que quieren ganar por lo civil o por lo judicial, por los malos modos y broncas continuas, y un plantel de jóvenes salidos del pozo de la Masia bajo el paraguas de cuatro o cinco veteranos como contrapeso. Es una de las diferencias entre el Barça y el Madrid. Las exhibiciones de poderío intentando condicionar a los árbitros, a la Federación, al Balón de Oro... y amagando con no presentarse tienen un recorrido corto. La resiliencia y el no protestar en cada momento son actitudes ganadoras si dispones de figuras como Pedri, Lamine, Ferran, Koundé, Fermín, Gavi… Si, además, cuentas con un Szczesny, portero de 35 años, que fuma en puro, toca el piano y es una muralla bajo los palos, la combinación genera simpatía general. Los enfados, berrinches y protestas grupales de los blancos provocan tarjetas rojas. El buen rollo y el fútbol colectivo inteligente dan victorias y producen empatía. El Barça de Flick está mejor posesionado que el Madrid de Ancelottti en la opinión pública europea aunque la Liga y la Champions no sean hoy títulos conseguidos, pero sí asequibles.

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