La victoria de Sanremo: las claves del festival que paraliza Italia
Olly ha ganado la 75ª edición del Festival de Sanremo, con su canción 'Balorda Nostalgia' que representará a Italia en Eurovisión 2025.

Italia se paraliza ante el Festival de Sanremo. Da igual que vivamos en tiempos hiperconectados, sus audiencias superan el 70 por ciento de cuota de pantalla. Como si siguiéramos en la televisión de los años ochenta, cuando no había tantas cadenas, cuando no había plataformas, cuando en Italia solo la RAI podía emitir en directo.
Mucho ha cambiado la industria musical y audiovisual desde 1951, año en el que nació este concurso que marcaría el paso a tantos. Inspiró incluso a Eurovisión, que se ideó en 1956 para cohesionar a través de una incipiente televisión a una Europa que empezaba a saber qué no quería ser y pretendía aprender de la diversidad como forma de unión.
España, a su manera, también observó Sanremo desde diferentes lugares. Pero fue Benidorm quien organizó en 1959, como reclamo turístico, el festival de la canción que sería más popular y que, ahora, vive una segunda vida bajo la denominación del Benidorm Fest. Los dos, Sanremo y Beni Fest, comparten que la canción ganadora representa al país en Eurovisión. Aunque la diferencia es que en Sanremo la meta nunca ha sido el eurofestival. Su solera, tradición y ADN cultural italiano permite a la televisión pública RAI sentir el talent show de la UER como algo colateral, que poco o nada influye a los artistas y sus propuestas. Ninguno necesita ser 'eurovisivo', lo que supone paradójicamente una baza para participar después en Eurovisión.
De hecho, la fuerza de Sanremo está en que ha sabido mantener la cita como evento que descubre canciones. Sin extraviarse en otras fanfarrias. No se busca impactar con fuegos de artificios escénicos, el protagonismo recae en mimar la telegénica por si sola calidad musical, vocal y de interpretación. Tampoco se ha cambiado la ubicación para ganar efectismo ampliado el espacio del auditorio. Los artistas están solos en un escenario que es histórico, el del emblemático cine Aristón en el corazón de la ciudad italiana. La gracia del festival está en que se realiza en un pequeño teatro con una escenografía que tiene que calcular cómo ganar holgura sin caer en la tentación de quitar la orquesta y sin perder la legendaria escalera central por la que descienden los artistas.
En el Ariston ni siquiera caben por la puerta del escenario portentosos atrezos para vestir visualmente la propuesta de cada artista. No lo necesitan, pues en Italia premian ser fieles a sus liturgias. Aunque la tecnología evolucione y sí se incorporen más luces para hacer más espectacular el show, los ritos principales no se descuidan. Como regalar un ramo de flores a cada cantante nada más terminar su interpretación.
Porque de eso va Sanremo, de interpretación vocal y física. La música y los cantantes son lo primero en primer plano, con canciones que intentan trascender en los oídos de la audiencia hasta convertirse en banda sonora social del país.
En este 2025, Olly ha ganado la 75ª edición del Festival de Sanremo, con su tema Balorda Nostalgia. Lucio Corsi ha quedado segundo con Volevo essere un duro. E Italia ha trasnochando ante un festival que no se vive como un programa de televisión: es la champions de la música melódica italiana. Es Italia sintiéndose sonoramente Italia.