La playa puede esperar: el precioso destino en el interior de Alicante donde castillos y escalada en vía ferrata esperan
En la provincia de Alicante, el sol y el mar son un reclamo constante. Las playas de arena fina y aguas turquesas parecen acaparar toda la atención. Sin embargo, más allá del litoral, el interior alicantino guarda tesoros que merecen ser descubiertos sin prisas. En esta tierra de contrastes, donde las montañas sustituyen a los chiringuitos y los castillos se alzan en lugar de sombrillas, encontramos destinos que sorprenden por su riqueza cultural y natural. Pueblos como Biar, con su imponente castillo y calles medievales; Guadalest, colgado en lo alto de una roca y con vistas que cortan la respiración; o Villena, cuna de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana, son solo algunos ejemplos de lo que el interior de Alicante puede ofrecer. Pero hoy ponemos el foco en un rincón que merece una mención especial: Petrer, un municipio que une historia, patrimonio y aventura en un entorno de lo más cautivador. Petrer se encuentra a apenas 30 kilómetros de Alicante capital, lo que lo convierte en una escapada perfecta para un día o un fin de semana. Está prácticamente unido a Elda, formando un continuo urbano que en muchos tramos hace difícil distinguir dónde termina uno y empieza el otro. Cúpula de la Parroquia de San Bartolomé Apóstol. ©Comunitat Valenciana. Este pueblo de poco más de 30.000 habitantes tiene un pasado que se remonta a la época íbera, aunque su huella más visible es la de los siglos medievales, cuando su castillo era una pieza clave en la defensa del territorio. Lo primero que salta a la vista al llegar a Petrer es su castillo. Situado en lo alto de un cerro, domina todo el valle del Vinalopó. Esta fortaleza de origen almohade, construida en el siglo XII, fue más tarde reconquistada y adaptada por los cristianos. Pasear por sus murallas y torres permite imaginar el papel estratégico que jugó en el pasado. Desde allí arriba, la vista se extiende sobre los tejados del casco antiguo, el mosaico de huertas y, en días claros, incluso hasta el mar. Moros y cristianos, en Petrer. ©Comunitat Valenciana. A los pies del castillo se encuentra el barrio histórico, un entramado de calles estrechas, casas encaladas y escaleras que suben y bajan adaptándose al terreno. Aquí se respira un ambiente tranquilo y acogedor, lejos del bullicio de la costa. Uno de los rincones más pintorescos es el barrio de la Frontera, con su arquitectura tradicional y rincones llenos de flores. En el centro, la iglesia de San Bartolomé, de estilo barroco, añade un punto de interés artístico a la visita. Pero Petrer no es solo cultura. También es un paraíso para quienes buscan actividades al aire libre. Sus alrededores están surcados por senderos que atraviesan sierras, barrancos y bosques de pinos. Uno de los atractivos más originales es su vía ferrata, una ruta de escalada asistida equipada con cables, peldaños y puentes colgantes que permite disfrutar de la adrenalina sin necesidad de ser un experto escalador. Se encuentra en la zona del Arenal de l’Almorxó, un entorno natural de gran belleza y con vistas espectaculares. Uno de los desfiles de Moros y Cristianos. ©Turismo de Petrer. Además de la vía ferrata, hay rutas de senderismo para todos los niveles. El Paraje Natural de Catí, con sus fuentes, áreas recreativas y paisajes mediterráneos, es ideal para una excursión en familia. Y si te interesa la espeleología, las cuevas de la zona ofrecen una oportunidad única para adentrarse en las entrañas de la montaña. Petrer también cuida su agenda cultural. A lo largo del año se celebran varias fiestas populares, como las Moros y Cristianos en mayo, que llenan las calles de música, color y desfiles espectaculares. También hay mercados medievales, visitas teatralizadas al castillo y jornadas gastronómicas donde el arroz con conejo o la gachamiga son protagonistas. La mejor época para visitar Petrer es la primavera o el otoño. Las temperaturas son suaves, los campos están verdes y florecidos, y hay menos aglomeraciones que en verano. En invierno también tiene su encanto, especialmente si se combina con la visita a otros pueblos del valle del Vinalopó. En verano, aunque hace calor, sus noches son frescas y agradables, perfectas para disfrutar de alguna terraza tras una jornada de senderismo. Imágenes | Comunitat Valenciana / Turismo de Petrer En DAP | Medieval y vinculado al Cid: el impresionante pueblo sobre una colina en el corazón de Alicante En DAP | Gastroguía de Alicante: qué restaurantes, arroces, barras y bares no debes perderte en la capital alicantina - La noticia La playa puede esperar: el precioso destino en el interior de Alicante donde castillos y escalada en vía ferrata esperan fue publicada originalmente en Directo al Paladar

En la provincia de Alicante, el sol y el mar son un reclamo constante. Las playas de arena fina y aguas turquesas parecen acaparar toda la atención. Sin embargo, más allá del litoral, el interior alicantino guarda tesoros que merecen ser descubiertos sin prisas.
En esta tierra de contrastes, donde las montañas sustituyen a los chiringuitos y los castillos se alzan en lugar de sombrillas, encontramos destinos que sorprenden por su riqueza cultural y natural.
Pueblos como Biar, con su imponente castillo y calles medievales; Guadalest, colgado en lo alto de una roca y con vistas que cortan la respiración; o Villena, cuna de uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana, son solo algunos ejemplos de lo que el interior de Alicante puede ofrecer.
Pero hoy ponemos el foco en un rincón que merece una mención especial: Petrer, un municipio que une historia, patrimonio y aventura en un entorno de lo más cautivador.
Petrer se encuentra a apenas 30 kilómetros de Alicante capital, lo que lo convierte en una escapada perfecta para un día o un fin de semana. Está prácticamente unido a Elda, formando un continuo urbano que en muchos tramos hace difícil distinguir dónde termina uno y empieza el otro.

Este pueblo de poco más de 30.000 habitantes tiene un pasado que se remonta a la época íbera, aunque su huella más visible es la de los siglos medievales, cuando su castillo era una pieza clave en la defensa del territorio.
Lo primero que salta a la vista al llegar a Petrer es su castillo. Situado en lo alto de un cerro, domina todo el valle del Vinalopó. Esta fortaleza de origen almohade, construida en el siglo XII, fue más tarde reconquistada y adaptada por los cristianos.
Pasear por sus murallas y torres permite imaginar el papel estratégico que jugó en el pasado. Desde allí arriba, la vista se extiende sobre los tejados del casco antiguo, el mosaico de huertas y, en días claros, incluso hasta el mar.

A los pies del castillo se encuentra el barrio histórico, un entramado de calles estrechas, casas encaladas y escaleras que suben y bajan adaptándose al terreno. Aquí se respira un ambiente tranquilo y acogedor, lejos del bullicio de la costa. Uno de los rincones más pintorescos es el barrio de la Frontera, con su arquitectura tradicional y rincones llenos de flores. En el centro, la iglesia de San Bartolomé, de estilo barroco, añade un punto de interés artístico a la visita.
Pero Petrer no es solo cultura. También es un paraíso para quienes buscan actividades al aire libre. Sus alrededores están surcados por senderos que atraviesan sierras, barrancos y bosques de pinos.
Uno de los atractivos más originales es su vía ferrata, una ruta de escalada asistida equipada con cables, peldaños y puentes colgantes que permite disfrutar de la adrenalina sin necesidad de ser un experto escalador. Se encuentra en la zona del Arenal de l’Almorxó, un entorno natural de gran belleza y con vistas espectaculares.

Además de la vía ferrata, hay rutas de senderismo para todos los niveles. El Paraje Natural de Catí, con sus fuentes, áreas recreativas y paisajes mediterráneos, es ideal para una excursión en familia. Y si te interesa la espeleología, las cuevas de la zona ofrecen una oportunidad única para adentrarse en las entrañas de la montaña.
Petrer también cuida su agenda cultural. A lo largo del año se celebran varias fiestas populares, como las Moros y Cristianos en mayo, que llenan las calles de música, color y desfiles espectaculares. También hay mercados medievales, visitas teatralizadas al castillo y jornadas gastronómicas donde el arroz con conejo o la gachamiga son protagonistas.
La mejor época para visitar Petrer es la primavera o el otoño. Las temperaturas son suaves, los campos están verdes y florecidos, y hay menos aglomeraciones que en verano. En invierno también tiene su encanto, especialmente si se combina con la visita a otros pueblos del valle del Vinalopó. En verano, aunque hace calor, sus noches son frescas y agradables, perfectas para disfrutar de alguna terraza tras una jornada de senderismo.
Imágenes | Comunitat Valenciana / Turismo de Petrer
En DAP | Medieval y vinculado al Cid: el impresionante pueblo sobre una colina en el corazón de Alicante
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La playa puede esperar: el precioso destino en el interior de Alicante donde castillos y escalada en vía ferrata esperan
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Directo al Paladar
por
Jaime de las Heras
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