La humillación de Trump a Zelenski esconde un golpe a Europa, sola y forzada a reaccionar: "Hora de pasar a los hechos"
Los líderes europeos salen en tromba para apoyar a Kiev: la semana que viene se esperan decisiones clave.

Siempre se habla del despertar de Europa y parece que esa alarma es Trump en forma de 'bofetadas'. Este viernes el presidente de Estados Unidos abroncó de una forma que no tiene precedentes al presidente ucraniano Volodimir Zelenski en la Casa Blanca: le acusó de no ser agradecido, de "jugar con la Tercera Guerra Mundial", de no estar "listo para la paz" y de no firmar un acuerdo de explotación de tierras raras ucranianas por parte de Washington. En una escena que más bien era una encerrona, el Despacho Oval se convirtió en un mensaje directo al mentón del continente europeo: la UE y otros socios como Reino Unido o Noruega ya tienen que asumir que se quedan solos en el apoyo a Kiev. Francia, de hecho, pone el aviso: "Es hora de pasar de las palabras a los hechos".
Europa se queda sola, y si Trump se desmarca de Ucrania, tendrá que cargar con todo el paso de la ayuda. Difícil, pero no imposible. Según los datos -hasta el 31 de diciembre de 2024- del Instituto Kiel, la UE, junto a Reino Unido y Noruega, lleva el peso del apoyo económico a Kiev mientras que Washington asume más la parte militar, y eso ha sido así desde el inicio de la invasión de Rusia, aunque es evidente que la Unión no está preparada para asumir la parte americana si la Casa Blanca cierra el grifo, pero podría preparase rápido con el resto de socios europeos. Durante los tres años de guerra, los países donantes han proporcionado un flujo de ayuda bajo pero continuo a Ucrania, por valor de unos 80.000 millones de euros al año. Los donantes europeos han sido la principal fuente de ayuda a Ucrania desde 2022, especialmente en lo que se refiere a ayuda financiera y humanitaria.
"Tu dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sé fuerte, sé valiente, no tengas miedo. Nunca estás solo, querido presidente. Seguiremos trabajando por una paz justa y duradera". Ese fue el mensaje que salió de apoyo al líder ucraniano por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, que compartió el mismo mensaje, al igual que la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. En el mismo tono hablaron Macron, Sánchez o Scholz, además del primer ministro polaco Donald Tusk. La conclusión es que Ucrania "no está sola", pero al mismo tiempo el tono de Trump ya no es un aviso; es un mensaje claro y conciso.
tanto Trump como el vicepresidente JD Vance acusaron a Zelenski de "buscar la III Guerra Mundial" y afearle el hecho de que no firmase el acuerdo por el cual EEUU tendría derecho a explotar las tierras raras ucranianas. "Haces tours propagandísticos", le dijo Vance al presidente ucraniano. Además, Trump defendió a Putin delante de su homólogo ucraniano. "¿Crees que es respetuoso venir a la Oficina Oval de los Estados Unidos de América y atacar a la administración que está tratando de evitar la destrucción de tu país?", le espetó Vance.
Ya con el tono muy elevado fue el propio Trump el que dio por terminado el encuentro: "Te hemos dado el poder para que seas un tipo duro. O haces un trato o nos vamos. Ahora mismo no tenéis las cartas en la mano. Estás jugando con las vidas de millones, está jugando con la Tercera Guerra Mundial. Y lo que estás haciendo es muy irrespetuoso hacia este país", concluyó. Y le avisó repitiendo la misma idea: "Tu gente es muy valiente, pero o llegáis a un acuerdo o nos vamos, y si nos vamos, tendréis que luchar por vuestra cuenta y riesgo, y me parece que no va a ser bonito".
Ese "por vuestra cuenta y riesgo" parece implicar a Europa, a la que ahora se le abren varios frentes a la vez: el primero pasa en cómo contestar a Washington, algo que ya parece dibujado. Sin entrar al barro de Trump y dejando claro el respaldo a Ucrania. Por otro lado, cómo se puede conseguir que ese respaldo se multiplique y se convierta en algo tangible. Para ello, los líderes europeos se verán en Londres este domingo como aperitivo del Consejo Europeo del 6 de marzo en Bruselas. Ahí ya se esperan decisiones importantes como un paquete de ayuda militar urgente para Kiev y al mismo tiempo fórmulas realistas sobre el aumento de gasto en Defensa.
El objetivo final es que la UE se pueda sentar en la mesa de negociaciones, porque visto lo visto ya todos dan por hecho que si no está en ella, esa mesa estará inclinada hacia Rusia. Dos -Trump y Putin- contra uno -Zelenski- en un momento en el que además Kiev no tiene una posición ventajosa en el frente. La UE siempre ha reclamado "una paz firme y duradera" para que la maniobra de Putin no se repita y esa desconfianza se da no solo a nivel general, sino con ejemplos concretos: el propio Macron le recordó a Trump que Moscú se saltó "varias veces" los Acuerdos de Minsk firmados en 2014.
Europa ya había entrado en la era de la Defensa con el inicio de la invasión en 2022, pero siempre lo ha visto como una estrategia industrial; ahora parece ir más allá. EEUU se va a despreocupar de su colaboración e incluso sustento de la seguridad europea, así que las acciones, reconocen en Bruselas, tendrán que ser más ambiciosas. En ese abanico entra por ejemplo una nueva emisión de deuda conjunta para inversiones militares, una idea apoyada de forma clara por España. Asimismo, la Comisión Europea ya ha anunciado que activará la llamada cláusula de escape de las reglas de déficit y deuda para que estas no computen en las inversiones que hagan los Estados miembros en materia defensiva.
El primer paso es, por tanto, seguir ayudando a Ucrania, aunque sea en soledad. Pero la foto es mucho más amplia... y complicada: Trump ya le había dicho a Europa que se tenía que encargar de su propia seguridad; se lo avisó de forma más o menos amable, pero ahora lo ha hecho con más rotundidad. La bronca a Zelenski no fue solo eso sino también un mensaje de que las relaciones transatlánticas quizá estén rotas del todo. Más clara no pudo ser Kaja Kallas, la Alta Representante de la UE: "Ha quedado claro que el mundo libre necesita un nuevo líder. Nos corresponde a los europeos aceptar este desafío".