La Fórmula 1 se está convirtiendo en una marca importante en Estados Unidos
La Fórmula 1 revoluciona el mercado deportivo de Estados Unidos. Descubre su estrategia de marca: storytelling, cultura y tecnología que atraen nuevos fans y patrocinadores.

- El auge de la Fórmula 1 en Estados Unidos: de nicho a 3 grandes premios y audiencias masivas.
- “Drive to Survive”, de Netflix, y estrategia digital transforman la base de fans, atrayendo a jóvenes y mujeres.
- La F1 construyó una marca deportiva en ese país fusionando cultura, tecnología y entretenimiento más allá de la pista.
La Fórmula 1, desde su fundación en 1950, se posicionó como un sinónimo de lujo, tecnología y adrenalina. Es un fenómeno que trasciende las carreras, operando como un gigante económico y un laboratorio de innovación, con un movimiento anual superior a los 2.5 mil millones de dólares.
Sin embargo, en el mercado estadounidense, tradicionalmente dominado por deportes como el fútbol americano o el baloncesto, la F1 siempre tuvo el problema de una recepción menos entusiasta. Al gran premio en Las Vegas se lo llegó a describir como “el evento en el estacionamiento de un casino”.
Pero nada es para siempre: el panorama ahora ha cambiado radicalmente. La F1 está experimentando un fuerte auge en Estados Unidos, un país que ahora alberga tres grandes premios: Miami, Austin y Las Vegas.
Eventos como el Gran Premio de Miami de la semana pasada atraen a cientos de miles de asistentes, algo impensado una década atrás.
Según un análisis de The Drum, a pesar de que el deporte cumplirá 75 años, su capítulo en Estados Unidos se asemeja a una empresa emergente en modo de hipercrecimiento.
Un dato más que interesante para ver este crecimiento: apenas en 2017, menos de 10 años atrás, la F1 no tenía plataformas digitales ni redes sociales, algo que contrasta con su estado actual: 850 millones de aficionados a nivel mundial, con el mayor incremento observado precisamente en los Estados Unidos.
Fórmula 1 y Estados Unidos: nueva estrategia, nueva audiencia
Un factor determinante en esta transformación fue el enfoque estratégico implementado bajo la propiedad de Liberty Media, que adquirió la F1 en 2017.
La nueva administración impulsó la expansión digital y global, vital para alcanzar nuevas audiencias.
Uno de los logros más notables en esta dirección fue la serie documental “Drive to Survive” producida por Netflix.
Lanzada en 2019, en un momento en que la F1 veía envejecer a su audiencia y algunas carreras resultaban demasiado previsibles, la serie consiguió abrir el acceso al mundo detrás del paddock.
“Drive to Survive” humanizó a los pilotos, convirtiéndolos en personajes con los que la audiencia podía conectar emocionalmente, transformando la F1 en un tipo de reality show de alta velocidad.
Este enfoque narrativo tuvo un impacto directo en la demografía de los aficionados. En Estados Unidos, el 70% de los nuevos seguidores tienen menos de 35 años, y el 40% son mujeres.
A nivel global, más de la mitad de los nuevos fans (53%) son menores de 35 años. Estos nuevos seguidores a menudo se acercan al deporte a través de plataformas como Netflix o TikTok, en lugar de las transmisiones televisivas tradicionales.
Esta dinámica ha cultivado un tipo distinto de valor de marca en Estados Unidos, donde existe una mayor afinidad por la Fórmula Uno como marca en sí, más allá de la lealtad a equipos o pilotos específicos.
Fórmula 1: más allá de la pista
La estrategia de la F1 consiste, según The Drum, en crear múltiples puntos de acceso para los aficionados. Ya no es fundamental comprender los aspectos técnicos como las zonas DRS o las estrategias de neumáticos para ser un seguidor del deporte. Se puede llegar a él a través de la cultura, la música, la moda, las celebridades o las redes sociales.
Esta conexión cultural es fundamental para atraer al público estadounidense.
Los pilotos mismos se han convertido en superestrellas globales e influencers, con figuras como Lewis Hamilton colaborando con marcas de moda y siendo activista social, o Max Verstappen generando millonarios ingresos.
Este ecosistema de marca y narrativa atrae a patrocinadores de élite, incluyendo marcas que desembolsan hasta 100 millones de dólares por temporada por sus acuerdos.
La Fórmula Uno también capta el interés de empresas B2B que buscan una narrativa auténtica para sus marcas. Un ejemplo es Globant, socio tecnológico de la F1, que comenzó resolviendo una necesidad específica (mejorar la interfaz de datos en el muro de boxes) y evolucionó hacia una integración más profunda, lo que Globant describe como algo que “pega” (makes it sticky).
Como te contamos en Merca2.0, la organización hizo un rediseño de marca, centrado en la “línea de carrera”, que se aplica en todos sus canales y puntos de contacto.
El objetivo es cultivar una conexión emocional profunda con el deporte, enfocándose tanto en los momentos espectaculares como en la experiencia diaria.
El espectáculo a gran escala: logística y experiencia
La nueva escala operativa de la Fórmula no es solo una necesidad, sino que refuerza la imagen de marca como un deporte sofisticado y tecnológicamente avanzado.
La inversión en I+D por parte de los equipos puede rivalizar con la de grandes empresas tecnológicas. La visibilidad de estas operaciones, así como las innovaciones tecnológicas (motores híbridos, materiales avanzados, seguridad como el Halo), contribuye a la narrativa de la F1 como un motor del futuro.
La capacidad de la F1 para ejecutar eventos de esta escala y complejidad, al tiempo que ofrece una experiencia de marca cohesionada y atractiva, es un paso importante en su consolidación en el mercado estadounidense.
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