La explicación de la ciencia a cómo la piedra que cubría la tumba de Jesús pudo moverse
El Evangelio de Lucas describe cómo a los tres días de su muerte, fue encontrado su sepulcro abierto.

Cristianos de todo el mundo celebran este domingo el Domingo de Resurrección, el momento en el que, a los tres días de morir, Jesucristo derrotó a la muerte, resucitó y ascendió al cielo.
El Evangelio de Lucas, en su capítulo 24, relata: "El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron retirada la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús".
Evidentemente, se trataba de otro milagro del Mesías, pero la ciencia también tiene explicaciones para uno de los detalles en concreto del relato del evangelista: cómo se pudo mover la piedra que cerraba el sepulcro.
Tal y como recoge el Daily Mail en un reportaje, los llamados cristianos 'naturalistas' quieren evitar explicaciones que van más allá de las leyes establecidas de la física pero aún así encuentran una manera de encajar con la historia bíblica.
Teoría del terremoto
Desde esta perspectiva, casi cualquier explicación natural siempre será más probable que una explicación sobrenatural, por inverosímil que parezca. Para explicar cómo pudo haber sucedido la retirada de la piedra, algunas teorías han apuntado a la posibilidad de que un gran terremoto hubiera abierto una grieta en la tumba.
Sorprendentemente, esta inusual teoría cuenta con cierto respaldo en los propios evangelios. Según el Evangelio de Mateo, hubo dos grandes terremotos en el momento de la muerte y resurrección de Jesús.
El profesor Lawrence Mykytiuk, experto en la Biblia hebrea de la Universidad de Purdue, dice: "Tiene razón al suponer que un terremoto podría de hecho abrir tumbas".
Según Mateo capítulo 27:50, en el momento de la muerte de Jesús, "la tierra tembló, las rocas se partieron y los sepulcros se abrieron".
El profesor Mykytiuk dice: "El Viernes Santo por la tarde, hace dos milenios, hubo un primer terremoto cuando Jesús murió, pero su cuerpo todavía estaba clavado en la cruz, por lo que ese primer terremoto no pudo haber afectado su tumba".
"Pero efectivamente hubo un segundo terremoto, uno violento, esta vez al amanecer del domingo de Pascua", prosigue el erudito. Por lo tanto, es totalmente compatible con los hechos expuestos en la Biblia de que pudo haber sido un terremoto el que abrió la tumba.
Pero además, hay evidencia científica que apoya la afirmación de que hubo un terremoto en ese momento. Geólogos del Centro Alemán de Investigación Geofísica estudiaron núcleos de suelo extraídos de los alrededores del Mar Muerto para buscar actividad sísmica histórica.
Cuando los investigadores examinaron estas muestras, encontraron evidencia de un gran terremoto en el año 31 a. C. y un terremoto más pequeño entre el 26 y el 36 d. C., la fecha estimada de la ejecución de Jesús.
Teoría del cuerpo robado
Otra teoría es la llamada 'del cuerpo robado', que sugiere que los propios discípulos robaron el cuerpo de Jesús en un intento de falsificar la resurrección. Esta teoría fue sugerida formalmente por primera vez en el siglo V por una obra judía anticristiana llamada Toledoth Yethu, pero podría remontarse incluso más atrás.
El Evangelio de Mateo, que relata el tiempo posterior a la muerte de Jesús, afirma que los sacerdotes de la ciudad habían iniciado el rumor de que el cuerpo había sido robado.
Sin embargo, comparado con los pocos datos que tenemos sobre la crucifixión, esta historia no tiene mucho sentido. El relato bíblico relata que un grupo de soldados romanos fue enviado al sepulcro precisamente para evitar este tipo de interferencia externa.
El profesor Mykytiuk dice: "Aunque los discípulos hubieran recordado y creído la predicción de Jesús de que resucitaría al tercer día —cosa que ciertamente no creyeron—, habrían tenido que enfrentarse a los soldados romanos para robar el cuerpo. ¡Mucha suerte con eso!".
Del mismo modo, lo que sabemos sobre el carácter de los discípulos sugiere que no entendieron ni aceptaron la idea de que Jesús resucitaría de entre los muertos. "Incluso cuando vio que en la tumba no había ningún cuerpo, Pedro no lo entendió", dice el profesor Mykytiuk.
"Ni él ni los otros estaban en condiciones de enfrentarse a un destacamento de soldados romanos que fácilmente podrían haberlos masacrado", añade el autor.
Teoría del desmayo
Una tercera teoría es la del 'desmayo'. Algunos científicos han argumentado que Jesús nunca murió realmente en la cruz. En un artículo publicado en el International Journal for Philosophy of Religion, el geólogo Leonard Irwin Eisenberg defiende la llamada teoría y afirma que Jesús sólo se desmayó en la cruz y fue llevado al sepulcro después de ser declarado muerto por error.
Habiendo sobrevivido a sus heridas, Jesús podría haberse recuperado lo suficiente para escapar de la tumba, creando la ilusión de que había resucitado de entre los muertos.
Aunque esto suene extremadamente fantasioso, tenemos al menos un registro histórico relativamente confiable de alguien que sobrevivió a la crucifixión. Como señala el profesor Mykytiuk, el historiador judío Flavio Josefo, que vivió durante el siglo I d. C. , informó haber visto a un amigo suyo sobrevivir a este castigo generalmente mortal.
En su autobiografía, Josefo escribió que rescató a tres de sus compañeros de la crucifixión, señalando que "dos de ellos murieron bajo las manos del médico, mientras que el tercero se recuperó".
En cuanto a cómo pudo haber sobrevivido el propio Jesús, los defensores de la teoría del desmayo señalan la razón por la que la crucifixión solía ser fatal.
El profesor Gary Habermas, teólogo de la Universidad Liberty, dice que el consenso médico es que la crucifixión mata por asfixia. Mientras la víctima cuelga, el peso de su cuerpo aplasta los músculos del pecho y finalmente le hace imposible exhalar, matándola después de horas o incluso días de insoportable tortura.
Sin embargo, el defensor de la teoría del desmayo, Douglas Keenan, ha argumentado que Jesús en realidad podría sobrevivir hasta 20 minutos sin respirar debido a una respuesta fisiológica llamada 'reflejo de inmersión'. No obstante, los expertos coinciden unánimemente en que la 'teoría del desmayo' es una pura invención.