La cobra de María del Monte a su mujer y lo que dice de nuestra sociedad

No es una reportera cualquiera. Inmaculada Casal es la pareja desde hace años de María del Monte y está entrevistándola porque la cantante acaba de recibir la Medalla de Andalucía. Pero, cuando está a punto de concluir la emisión, la emoción hace brotar los afectos e Inmaculada intenta besar a María en la boca. María duda un segundo, pero finalmente ejerce la cobra. "Ha perdido la cabeza", contesta jocosa la cantante a su chica mientras mira a la cámara de la tele. Y se va de plano con un punto de comedia. Inmaculada se ríe.

Una anécdota solucionada con un humor que hace más digerible el retrato social que esconde esta situación: la LGTBIfobia cultural que todos llevamos dentro, en mayor o menor medida, nos ha invitado a interiorizar como 'normal' que las muestras de cariño entre parejas LGTBIQ+ deben reducirse a la intimidad de la privacidad.

Delante de la audiencia todavía queda feo. En cambio, un matrimonio heterosexual no dudaría y no ocultaría a su pareja en público. Habitualmente tampoco los besos. La indecisión ante tal situación ni siquiera existiría. Véase el beso de Iker Casillas y Sara Carbonero en la final del mundial de fútbol de 2010. Ellos protagonizaron un momento que se vio como bonito y nadie lo miró como poco ejemplar por celebrar su amor en una conexión en directo de un día para la historia.

María del Monte solo ha encarnado una realidad que existe y que muchas veces se disfraza de excusas porque venimos del lugar en el que se hacía de menos a dos personas del mismo sexo besándose. Incluso la sociedad te sentenciaba y criticaba por ello.

Ella misma lo sufrió en primera persona cuando se filtraron las imágenes chapoteando en la playa con Isabel Pantoja en aquellos años noventa. Tanto fue fruto de mofas entonces, que no es de extrañar que se haya pensado el beso por el qué dirán. Porque es más fácil presentar la manifestación del Orgullo que poner el Orgullo en práctica.