Kenny Atkinson, Donovan Mitchell y la transformación de los Cavaliers

Kenny Atkinson y Donovan Mitchell son los principales responsables de que los Cavaliers sean el mejor ataque de la NBA. La entrada Kenny Atkinson, Donovan Mitchell y la transformación de los Cavaliers se publicó primero en NBAManiacs.  Source: NBAManiacs

Abr 12, 2025 - 20:54
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Kenny Atkinson, Donovan Mitchell y la transformación de los Cavaliers
Kenny Atkinson y Donovan Mitchell, técnico y jugador de los Cavaliers

Los Cleveland Cavaliers no conocerán a su rival en primera ronda de playoffs hasta el próximo viernes. Hasta entonces disfrutarán de varios días de descanso y preparación después de una campaña histórica. Las 64 victorias cosechadas —65 si vencen a Indiana en el último partido de la regular season— solo han sido superadas por las 66 que firmaron los Cavaliers en la temporada 2008-09, aquella en la que LeBron James ganó su primer premio al MVP.

Lo cierto es que estos Cavaliers fueron recibidos inicialmente con cierto escepticismo y recelo, pese a comenzar el curso como una moto: quince victorias en quince partidos para firmar el mejor arranque en la historia de la franquicia. No solo se trataba de analistas y aficionados rivales. El propio Donovan Mitchell hizo entonces un llamamiento a la calma. «Vamos a recibir la atención de los equipos y nos van a poner a prueba. ¿Vamos a seguir así? Sin duda que lo haremos, pero ese es el enfoque. ¿Seguiremos siendo este equipo en enero, febrero, marzo y abril? Es genial disfrutar de estos momentos, mientras mantenemos un enfoque humilde al respecto», declaró el escolta a mediados de noviembre.

Y así pasó diciembre, enero, febrero, marzo —con otra racha de 16 victorias consecutivas— y ahora que se roza el ecuador de abril y, con ello, la llegada de los playoffs, ya muy pocos cuestionan el nivel de estos Cavaliers. De hecho, ahora sí se les considera candidatos al anillo como el único equipo con aspiraciones reales de incomodar a los Boston Celtics, vigentes campeones de la NBA, en un duelo de tú a tú. Un desenlace que, de completarse, será el resultado, entre otras cosas, de una maravillosa sinergia entre Kenny Atkinson y Donovan Mitchell.

La transformación

No se entendería a estos Cavaliers sin profundizar en la combinación estelar del entrenador y del escolta. Esta dupla ha revitalizado el sistema ofensivo del equipo, que amenazó con estancarse a las órdenes de J.B. Bickerstaff e, incluso, con romper la pareja exterior del equipo debido al malestar de Darius Garland con su rol en el equipo. Garland fue quizá el más señalado tras los tropiezos en postemporada y quedarse a la sombra de Mitchell, poniéndose en duda la coexistencia de ambos en el mismo ecosistema. Poco balón para dos tipos que lo necesitan para producir.

Menos mal que no se apretó el botón rojo. Por una parte, la gerencia mantuvo su apuesta por el núcleo del equipo y no hizo grandes movimientos en verano. Por otro lado, la reunión que tuvieron Mitchell y Garland suavizó el malestar que empezaba a rondar por el vestuario. Mientras tanto, la contratación de Atkinson como head coach demostró que todos los detractores se equivocaban y que sí era posible hacer de los Cavaliers un equipo temible ofensivamente sin necesidad de sacrificar ninguna pieza.

Atkinson implementó un nuevo sistema ofensivo que prioriza el ritmo y el espaciamiento —más conocido como pace-and-space— que ya había puesto en marcha durante su estancia como entrenador jefe en Brooklyn y que perfeccionó en un segundo plano como asistente de Steve Kerr con los Golden State Warriors. «Menos mal», pensará ahora Atkinson tras recordar que estuvo a punto de entrenar a unos Charlotte Hornets a la deriva en 2022. Ya en Brooklyn hizo de los Nets un equipo muy peligroso en transición, con mucha circulación de balón, bloqueos indirectos y tiro exterior. En definitiva, muy divertido de ver. Ahora, en Cleveland ha rizado el rizo: ha transformado un equipo a la cola en PACE en el mejor ataque de toda la NBA. Y lo ha logrado sin sacrificar defensa: los Cavaliers han calcado el ratio defensivo de la pasada campaña, cuando ya se situaron entre las diez mejores retaguardias de la liga.

Este enfoque ha permitido a Mitchell explotar su capacidad para atacar en transición, donde se ha asentado como uno de los mejores finalizadores de la NBA. A su vez, el aumento en el volumen de triples que ha impulsado Atkinson le ha ofrecido más espacio a Mitchell para penetrar u operar desde media distancia. El resultado es un sistema ofensivo que combina el pick-and-roll de Garland y Mitchell con mucho movimiento de balón y cortes a canasta, lo que rompe por completo con el predecible ataque que exhibió el equipo con Bickerstaff.

A su vez, Mitchell ha protagonizado pequeñas variaciones en su juego para adaptarse al sistema de Atkinson, sacrificando uso, intentos a canasta y anotación en pos de un mejor rendimiento ofensivo. De hecho, las principales críticas que han acompañado al escolta desde su estancia en Utah han señalado a su propensión a abusar de los aclarados, los uno contra uno y de tomar malas decisiones en el tiro, repercutiendo en sus porcentajes. Todo ello queda neutralizado —o al menos bajo control— con el nuevo plan de juego de Atkinson. En efecto, su tasa de pérdidas es la más baja de su carrera y su True Shooting siempre ha sido superior en Cleveland que el de sus años con los Jazz.

No podemos olvidarnos de ‘los otros

Atkinson ha diseñado jugadas que maximizan las fortalezas de Mitchell, pero, como se plasmó anteriormente, la principal virtud de este equipo reside en su versatilidad ofensiva.

Los Cavaliers han incrementado el uso de situaciones de doble pantalla que permiten a Jarrett Allen inflarse a puntos en la pintura. Con el pívot anclado en la zona, Evan Mobley ha desarrollado su tiro hasta el punto de convertirse en un jugador muy peligroso desde larga distancia, que era precisamente lo que se le pedía: en apenas dos temporadas ha pasado de no alcanzar el 25% de acierto en triples a rondar el 37%. Y sabiendo muy bien cómo hacer daño: desde las esquinas, donde al defensor rival le cuesta mucho más llegar, principalmente si es otro big man.

Darius Garland, por su parte, ha vuelto a sentirse importante alternando el papel de primer generador con Mitchell y yéndose por encima de los 20 puntos por velada. Un intercambio de roles que también ha permitido que tiradores como Max Strus, Sam Merrill o Dean Wade se pongan las botas. Tampoco podemos olvidarnos de la tremenda temporada de Ty Jerome, un revulsivo desde la segunda unidad a la altura de Payton Pritchard en Boston. Y, como colofón final, un De’Andre Hunter que, precisamente, cubre ese puesto de alero que tantas dudas y experimentos había provocado en Atkinson.

Mentalidad y hambre competitiva

Más allá de sistemas, estadísticas y reparto de roles, lo que hace especial esta unión es el alineamiento de objetivos, expectativas y desafíos entre Atkinson y Mitchell. Ambos aterrizaron en Cleveland con el propósito de demostrar su valía y enterrar amargos episodios pasados. Mitchell, cansado de una oportunidad que nunca llegó a eclosionar en Utah, ha adoptado un liderazgo mucho más vocal. Por su parte, Atkinson ha encontrado en estos Cavaliers la oportunidad de materializar lo que la impaciencia y el ego de ciertas estrellas le privó de lograr con los Nets. En definitiva, redención.

Aun así, nadie esperaba una explosión tan temprana. Ni siquiera el propio Atkinson. «Sabía que eran buenos. Pero no sabía que fueran tan buenos ni que tuvieran tanto talento hasta que estuve con ellos», declaró el técnico, según recoge esta pieza de The Athletic.

Y no es baladí puntualizar cómo el enfoque y la confianza mutua han convertido un equipo muy bueno en uno que es auténtica élite de la NBA. Garland, quien ya ha olvidado aquel enfado con su papel en el equipo, fue quien, precisamente, citó la confianza, la concentración y el remar en la misma dirección como las principales claves del éxito del equipo.

Una unidad que también ha quedado patente en otras declaraciones públicas. Como aquellas en las que Allen catalogó a Mitchell como uno de los diez mejores jugadores de la NBA o en las que Atkinson sugirió que el escolta sea considerado para el MVP. A su vez, Mitchell afirmó que se ha fijado en LeBron y Giannis para mejorar su liderazgo y tratar de llevar un segundo anillo a Cleveland, lo que confirma su compromiso con los Cavs. Algo muy relevante teniendo en cuenta que, tras su llegada procedente de los Jazz, se creía que solo estaría de paso ante su aparente deseo de jugar en New York o Miami.

Llegados a este punto, evidentemente, no hay otro objetivo que no sea el campeonato. «Al final, si quieres ser el mejor tienes que ganarle al mejor», había comentado Mitchell ya en noviembre, en referencia a un hipotético cruce ante los Celtics en playoffs que, perfectamente, podría darse en mayo. De hecho, Atkinson declaró estos días que lleva semanas pensando en cómo afrontar las eliminatorias en función del rival. “Hay que adelantarse. Creo en hacer el trabajo con anticipación. Hay que planificar cómo será cada serie”, afirmó el entrenador de los Cavaliers.

Esguince de tobillo al margen —que esperemos que no arruine su postemporada—, Mitchell ha hallado, inesperadamente, un entorno ideal en Cleveland. Mientras, Atkinson ha demostrado ser el arquitecto perfecto para concluir la obra de estos Cavs. Con los playoffs a la vuelta de la esquina, en Ohio creen firmemente que su momento ha llegado.

(Fotografía de portada de David Richard-Imagn Images)

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