Jordi Cantó: Mallorca brilla con estrella propia
En el refinado y delicioso universo de la alta gastronomía, donde el talento esculpe con precisión el destino de los más audaces, ha emergido con luz propia un nombre que ya resuena con la fuerza de los grandes: Jordi Cantó. Un chef mallorquín que, con la determinación de los elegidos y la sensibilidad de los … Continuar leyendo "Jordi Cantó: Mallorca brilla con estrella propia"

En el refinado y delicioso universo de la alta gastronomía, donde el talento esculpe con precisión el destino de los más audaces, ha emergido con luz propia un nombre que ya resuena con la fuerza de los grandes: Jordi Cantó. Un chef mallorquín que, con la determinación de los elegidos y la sensibilidad de los verdaderos artistas, ha conseguido que su restaurante, Sa Clastra, en el espléndido hotel Castell Son Claret, luzca con orgullo su primera estrella Michelin.
Los que conocemos bien el mundo del lujo y la excelencia sabemos que una estrella no es un simple galardón, sino una declaración de principios. Significa que quien está al frente de los fogones no cocina, sino que compone, que no emplata, sino que esculpe, que no alimenta, sino que emociona. Y Jordi Cantó, con esa mirada intensa y ese porte de quien ha saboreado el esfuerzo y la pasión en cada servicio, es el perfecto embajador de una Mallorca que se reinventa sin perder su esencia.
Porque Mallorca no es sólo mar y atardeceres dorados, es también el susurro de una cocina que recoge el legado de siglos y lo transforma en arte. Y ahí está él, quien tras recorrer las cocinas de templos gastronómicos como Nerua, DiverXo, Casa Solla o Casa Marcial, supo que su destino estaba en su isla, en su gente, en su tierra. Fue en Zaranda donde su talento comenzó a cincelarse con disciplina y rigor, aprendiendo de los mejores, hasta que llegó su momento. Y cuando llegó, no fue con estridencias ni aspavientos, sino con la elegancia de los que saben que el éxito verdadero es el que se cocina a fuego lento.
Anoche, en una de esas veladas donde la conversación fluye entre el tintineo de copas y el perfume de los mejores vinos, alguien me dijo: «Una estrella Michelin sabe a gloria». Y pensé en Jordi Cantó, en su sonrisa discreta y en su manera de hablar con las manos, como si cada gesto fuera parte de un lenguaje que solo los cocineros entienden. Pensé en el orgullo de su equipo, en la emoción de su familia y en la certeza de que ésta no es su meta, sino su punto de partida.
Mallorca está de enhorabuena. Su cocina tiene una nueva estrella, pero no de esas que se apagan en la memoria con el paso del tiempo. Esta estrella ha llegado para quedarse. Y en cada plato de Sa Clastra, entre el juego de texturas, sabores y recuerdos, se esconde un pedazo de historia, de la historia de un chef que ha sabido convertir su pasión en un legado.
Jordi Cantó, qué maravilla tenerte en casa.