Palabras raras que llegan a ti para no dejarte dormir. Ya sabes que aquí —y en casi todas partes—, cuando quieren dar un palo y no tienen claro a quién, se lo dan al campo. «¡Al campo, que no cojea…!» Se equivocan: tú cojeas cuando te dan golpes en las piernas, y te dueles y gritas cuando esos golpes rebosan de ti y llegan a quienes te trabajan honradamente. Palabras raras que llegan a ti, no para ayudarte, sino para entorpecer tu paso, para amargarte la vida. Suena la palabra arancel y tú, aunque no sepas qué es, te echas a temblar, porque sabes que pocas, fuera de las de siempre, se te acercan para quererte. Voy por el campo,...
Ver Más