Indignación ante los selfies con el cadáver del Papa Francisco: «Nosotros vinimos a orar, no a inmortalizar un momento con el móvil»
Después de horas de fila para dar el último saludo al Papa Francisco en la capilla ardiente en Basílica de San Pedro, algunos fieles hicieron selfies. Las fotos y videos circulan en las redes sociales, lo que ha causado rabia e indignación. El Vaticano lo ha prohibido y aumentado la vigilancia para evitar que se repita esta falta grave de respeto, que trasciende los límites de lo sagrado y el duelo. A los visitantes se les pide que guarden sus teléfonos al acercarse al féretro. Según Daniela Villani, profesora de Psicología General en la Universidad Católica de Milán, el hecho de que muchos creyentes se tomen selfies frente al cuerpo de Bergoglio se explica por el disfrute cada vez más superficial de las emociones. Pasar tan rápido frente al cuerpo del Papa y filmar ese momento, en poco más de un segundo, impide un procesamiento profundo de lo que se siente y experimenta cuando se está allí. Muchos creyentes expresaron su irritación, porque no se ha tratado de casos aislados. Así nos lo contó un matrimonio italiano, Laura y Valerio, que hicieron cola durante casi cuatro horas para despedir al Papa: «Nos disgustó ver a muchos tomando fotos en vez de rezar. Nosotros vinimos a orar, no a inmortalizar un momento con el móvil». Según Alessandro Ricci, profesor de Psicología, «todo se consume rápidamente en detrimento del tiempo de reflexión, de la lentitud necesaria para reflexionar, profundizar en las propias experiencias emocionales y la capacidad de procesarlas». En una entrevista a 'Il Messaggero', Ricci explica que «cada vez somos más rápidos pero superficiales; es fácil pasar de un gesto de recogimiento y respeto a algo más turístico o, peor aún, narcisista». Estamos cada vez más «impregnados» por el deseo de «ser vistos», pero «la necesidad se convierte en una urgencia omnipresente, amplificada por las redes sociales», sentencia. El psicólogo recordó también que el Papa Francisco ha advertido reiteradamente contra el culto a la apariencia y la sociedad de la imagen y «por eso creo que es importante ser coherentes con su mensaje y saber distanciarnos del propio narcisismo para ser humanos y reales, y no virtuales en busca de un me gusta».
Después de horas de fila para dar el último saludo al Papa Francisco en la capilla ardiente en Basílica de San Pedro, algunos fieles hicieron selfies. Las fotos y videos circulan en las redes sociales, lo que ha causado rabia e indignación. El Vaticano lo ha prohibido y aumentado la vigilancia para evitar que se repita esta falta grave de respeto, que trasciende los límites de lo sagrado y el duelo. A los visitantes se les pide que guarden sus teléfonos al acercarse al féretro. Según Daniela Villani, profesora de Psicología General en la Universidad Católica de Milán, el hecho de que muchos creyentes se tomen selfies frente al cuerpo de Bergoglio se explica por el disfrute cada vez más superficial de las emociones. Pasar tan rápido frente al cuerpo del Papa y filmar ese momento, en poco más de un segundo, impide un procesamiento profundo de lo que se siente y experimenta cuando se está allí. Muchos creyentes expresaron su irritación, porque no se ha tratado de casos aislados. Así nos lo contó un matrimonio italiano, Laura y Valerio, que hicieron cola durante casi cuatro horas para despedir al Papa: «Nos disgustó ver a muchos tomando fotos en vez de rezar. Nosotros vinimos a orar, no a inmortalizar un momento con el móvil». Según Alessandro Ricci, profesor de Psicología, «todo se consume rápidamente en detrimento del tiempo de reflexión, de la lentitud necesaria para reflexionar, profundizar en las propias experiencias emocionales y la capacidad de procesarlas». En una entrevista a 'Il Messaggero', Ricci explica que «cada vez somos más rápidos pero superficiales; es fácil pasar de un gesto de recogimiento y respeto a algo más turístico o, peor aún, narcisista». Estamos cada vez más «impregnados» por el deseo de «ser vistos», pero «la necesidad se convierte en una urgencia omnipresente, amplificada por las redes sociales», sentencia. El psicólogo recordó también que el Papa Francisco ha advertido reiteradamente contra el culto a la apariencia y la sociedad de la imagen y «por eso creo que es importante ser coherentes con su mensaje y saber distanciarnos del propio narcisismo para ser humanos y reales, y no virtuales en busca de un me gusta».
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