Hacienda recauda 43.000 millones de euros más por el IRPF desde que Montero es ministra
La inflación, la bonanza económica y la no deflactación dan alas a un tributo que ingresa un 55% más que en 2018.

España ha vivido una pequeña revolución fiscal en los últimos años. La inflación, el buen momento económico y la progresividad en frío han disparado la recaudación tributaria del país, con un protagonista indiscutible: el IRPF. Desde que María Jesús Montero ocupa los mandos del Ministerio de Hacienda, los ingresos en este tributo han aumentado en unos 43.232 millones de euros. O lo que es lo mismo, un 55% en apenas seis años. Los ingresos por IRPF acumulados hasta noviembre de 2024 totalizaban los 121.069 millones, frente a los 77.838 millones que se registraban a la misma altura de ejercicio en 2018.
El espectacular aumento en la recaudación por IRPF palidece si se compara con lo que se esperaría ingresar si el salario mínimo empezara a tributar, como pretende el departamento de Hacienda. Aunque el fisco no confirma ninguna cifra de impacto de todas las que circulan, las estimaciones se mueven desde unos modestos 300 millones hasta 1.500 millones de euros, según la fuente. No obstante, desde el departamento que dirige Montero justifican la decisión en las fuertes subidas del SMI de los últimos años, que acumulan un 61% y alcanzan cada vez a más contribuyentes que quedan fuera del radar de la Agencia Tributaria.
El IRPF es el impuesto que más ha crecido en recaudación desde 2018 tanto en términos absolutos como relativos. El resto de tributos también han disparado su crecimiento, pero lo han hecho de manera más moderada. Así, el IVA aporta ahora 20.009 millones más de ingresos (30% más), Sociedades genera 12.972 millones adicionales (54,5% más) y el resto de tributos apenas 4.076 millones más.

El auge del IRPF sigue las lógicas del ciclo económico. Desde 2018 la economía española ha incorporado a 2,3 millones de personas más al mercado de trabajo, que ahora pasan por caja de la Agencia Tributaria. Más allá del aumento en el número de trabajadores, el crecimiento de los salarios espoleado por la elevada inflación de los últimos años también ha hecho su parte. El sueldo medio es ahora en torno a un 20% más elevado que en 2018, lo que se traduce en bases imponibles más grandes.
Pero, además de esos factores, hay un tercer elemento silencioso que también explica por qué se han disparado los ingresos por IRPF: la progresividad en frío. La no deflactación del tramo estatal del impuesto (algunas comunidades sí han adaptado los tramos del mismo a las subidas de precios) ha provocado que aumente el porcentaje de su renta que los españoles pagan por IRPF sin necesidad de pasar por Consejo de Ministros.
Los tramos que definen los distintos escalones en que se separa el IRPF llevan sin actualizarse desde hace diez años. Estos tramos en principio deberían reflejar el esfuerzo que corresponde a cada contribuyente en función de su capacidad económica. Sin embargo, buena parte de las subidas salariales de los últimos años no se han traducido en una mejoría de la capacidad económica. Sencillamente, han compensado los incrementos en los precios y en muchos casos parcialmente.
Pensemos que, para disfrutar de la misma capacidad económica que tenía un sueldo de 20.200 euros en 2015 (el límite inferior del segundo tramo del IRPF) un trabajador debería ganar 25.452 euros en la actualidad. Este efecto silencioso se ha acabado traduciendo en un aumento del tipo medio efectivo que se paga por IRPF en España. Los últimos datos facilitados por Hacienda correspondientes a 2023 apuntan a que el tipo era del 14,33%, 1,7 puntos más que en 2018. Una cantidad que, previsiblemente, siguió aumentando en 2024 y lo seguirá haciendo en 2025. Esta dinámica se ha visto mitigada por las rebajas fiscales que el Gobierno introdujo a rentas bajas y medias y por las deflactaciones en el capítulo autonómico del impuesto que han aplicado algunos gobiernos regionales.
La consecuencia de todo esto es que el IRPF tiene cada vez más peso en la recaudación fiscal del país. En 2018, 40 de cada 100 euros que entraban en las arcas públicas procedían de las rentas personales. Entonces ya era la principal fuente de ingresos tributarios del país, a seis puntos porcentuales del IVA. Sin embargo, en 2024 la aportación del IRPF alcanza ya 44,2 de cada 100 euros que entran en las arcas públicas, más de diez puntos de diferencia con el IVA.