Ha fallecido Máxima: Sara Carbonero deja a sus seguidores en shock

Sara Carbonero, una vida marcada por la sensibilidad y la familia Reconocida por su trayectoria en el periodismo deportivo y por haber formado parte de una de las parejas más mediáticas del país, Sara Carbonero también ha sabido ganarse un lugar en el corazón del público por su autenticidad y cercanía. Más allá de las ... Leer más

Mar 27, 2025 - 10:40
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Ha fallecido Máxima: Sara Carbonero deja a sus seguidores en shock

Sara Carbonero, una vida marcada por la sensibilidad y la familia

Reconocida por su trayectoria en el periodismo deportivo y por haber formado parte de una de las parejas más mediáticas del país, Sara Carbonero también ha sabido ganarse un lugar en el corazón del público por su autenticidad y cercanía. Más allá de las cámaras y los focos, la toledana siempre ha demostrado que su familia es su mayor refugio, su fuente de inspiración y su verdadera prioridad. Por eso, el golpe que recibió el pasado 11 de marzo ha calado hondo tanto en ella como en quienes siguen con cariño cada paso que da.

Ese día, la periodista recibía una de las noticias más devastadoras de su vida: fallecía su abuela Máxima Salazar, la última que le quedaba con vida. Apenas una semana antes, la familia al completo celebraba el centenario de la matriarca con una entrañable reunión en la que Sara le dedicó unas palabras llenas de ternura y admiración: «Mi guía, mi faro, mi ángel de la guarda. Una vida entera no será suficiente para devolverte todo lo que has hecho por nosotros. Eres paciencia, refugio, raíz, el lugar al que volver para encontrarme. Deberías ser eterna…»

De la celebración al duelo. Un adiós inesperado

Las imágenes de aquel emotivo homenaje en redes sociales transmitían alegría y esperanza, sin atisbo alguno del duro revés que se avecinaba. “De momento, vamos a por el récord y a ver si se nos pega algo de tu genética. Te quiero con locura”, terminaba el mensaje, ilusionada con la idea de seguir compartiendo momentos con su abuela durante muchos años más. Sin embargo, la vida tenía otros planes.

 

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Solo tres días después, Sara se vio obligada a despedirse de «Maxi», como la llamaban cariñosamente sus allegados. Lo hizo en Corral de Almaguer, el pueblo natal de su familia, arropada por su madre, Goyi Arévalo, y su hermana Irene, en un funeral discreto y profundamente emotivo. La periodista, devastada, lideró el cortejo fúnebre en una jornada marcada por la intimidad y el respeto.

Una despedida íntima. Silencio, lágrimas y amor.

Ni Iker Casillas ni José Luis Cabrera, la actual pareja de Sara, estuvieron presentes en el entierro, respetando así la voluntad familiar de vivir este momento sin exposición pública. Fue una ceremonia reservada a los más cercanos, con Sara al frente, vestida de riguroso negro y ocultando tras unas gafas de sol el dolor que reflejaba su rostro. El vínculo con su abuela no solo era estrecho, era esencial, y la pérdida ha dejado en ella una herida profunda.

Así lo expresó en su segundo homenaje en redes sociales, más desgarrador y definitivo. «Creo que el sábado, en esa comida a la que nadie faltó para celebrar tu cumpleaños, te estabas despidiendo de todos nosotros y no lo sabíamos. Hasta eso lo hiciste impecable. También te digo que si hubiese sabido que sería nuestro último abrazo, no te habría soltado», escribió con el corazón en la mano.

El legado emocional de una abuela centenaria.

En su emotiva carta pública, Sara rescató cada detalle de aquella última celebración como si el tiempo se hubiese detenido allí. «Guardaremos como un tesoro cada palabra, cada mirada, cada aplauso y tu cara de emoción al soplar las velas rodeada de tus hijos, nietos y bisnietos», recordó. La incredulidad ante su marcha era evidente: «Dos días después, ya no estás físicamente con nosotros. Parece un mal sueño. Es caprichoso el azar, que diría Serrat».

Y en sus palabras finales, la periodista dejó claro que el vínculo con su abuela no se rompe con la muerte. «Te vamos a extrañar siempre, siempre. Serás irremplazable y cómo duele. Me quedo con la sensación de haber podido disfrutar contigo hasta el último suspiro», confesaba conmovida. Y con una promesa que va más allá de lo tangible: «Vivirás siempre en mí, somos una. Solo muere lo que se olvida».