Guillermo Mondino: “Todavía tienen que ocurrir muchas cosas para que los mercados vuelvan a congraciarse con la Argentina”

¿Qué espera Wall Street de Milei? Ancla fiscal vs. ancla monetaria. Milei vs. Cavallo: ¿qué lecciones deja el final de la Convertibilidad para el Gobierno? Mondino hace su análisis.

Feb 16, 2025 - 07:01
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Guillermo Mondino: “Todavía tienen que ocurrir muchas cosas para que los mercados vuelvan a congraciarse con la Argentina”

“Todavía no detecto una preocupación muy de fondo de los mercados por la Argentina, pero sí un cambio de humor”, precisa. “El año pasado, fue el país mimado por Wall Street. Todo el mundo estaba deslumbrado por lo que estaba pasando. Este año ha salido de foco”, plantea. “Este gobierno libertario parece creer en el mercado en todos lados menos en el mercado cambiario”, cuestiona. “La Argentina tiene que demostrar que puede devolverle competitividad a la economía, y eso va a implicar situaciones difíciles”, señala. “Hay que salir del cepo, hay que hacer reformas, hay que lograr un acuerdo con el Fondo”, enumera. “En los próximos meses, habrá una inflación igual o menor a la de los primeros años de la Convertibilidad”, anticipa. “El Gobierno tiene como su prioridad absoluta que la inflación baje porque es su instrumento político para las elecciones”, analiza. “La baja de impuestos de Cavallo en la Convertibilidad fue mucho más jugada que la de Milei”, dice. “Por necesidad, Milei y su equipo económico han sido más fiscalistas”, compara. “Llevamos sólo un año de esfuerzo de Milei pero la Convertibilidad duró diez años. No podemos comparar el primer año de Milei con el último año de Convertibilidad porque hoy todavía no sabemos hacia dónde vamos en lo fiscal con este programa”, señala. “Es el final de la Convertibilidad que deja una lección que el Gobierno debería internalizar”, destaca. “Coincido con el equipo económico en que es muy difícil saber cuál es el tipo de cambio de equilibrio de la Argentina en este momento”, plantea. “Lo inconsistente es que el Gobierno luego fija el nivel del tipo de cambio”, agrega. “Debería dejar que lo determine el mercado”, sigue. “Se puede fijar el régimen cambiario y puede aguantar si nada cambia en la economía y el resto de las variables van convergiendo. Pero no todas convergen. Se empiezan a generar inconsistencias”, alerta. “El problema no es que los salarios reales sean altos sino que no sean relativos a la productividad”, aclara. “El ancla fiscal sola no alcanza para generar un país nuevo. El ancla fiscal tiene que ser creíble, de mediano plazo y junto con eso, tiene que venir una serie de otras reformas”, propone. “Se está generando la percepción de transitoriedad de las medidas económicas. Influye en la forma en que la gente percibe el programa y genera incertidumbre sobre las expectativas”, anticipa. “Si no devalúa, el año que viene habrá que desandar la apreciación cambiaria y los salarios altos”, se preocupa. “Cuando la economía sola nos devuelva a la sostenibilidad, va a ser muy doloroso”, desarrolla. “En Wall Street cayó mal el enfrentamiento del Presidente con Cavallo”, reconoce.El economista Guillermo Mondino

Desde Nueva York, donde vive hace décadas, el respetado economista Guillermo Mondino estuvo en La Repregunta. Mondino cuenta con una vasta carrera profesional en posiciones clave del Estado, en el mundo académico y sobre todo, en los mercados, donde fue director de mercados emergentes en Barclays Capital. Es profesor en la Universidad de Columbia. Es Doctor en Economía por la Universidad de Yale.

¿Qué espera Wall Street de Milei? La Argentina y la competitividad: el debate sobre el dólar. ¿Devaluar o no devaluar? Ancla fiscal versus ancla monetaria. Milei vs. Cavallo: ¿cuáles son las lecciones de la Convertibilidad para el Gobierno? Mondino hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

Plan Milei vs Convertibilidad. Milei vs Cavallo. ¿Quién libró mejor la batalla contra el déficit?

-Hay mucho para conversar, para darle precisión a este debate que se ha vuelto tan sensible. La Argentina tiene crisis económicas recurrentes. El gobierno de Milei está haciendo un esfuerzo grande para salir de esas encerronas. Pero un año de gestión económica no alcanza para encontrar la salida definitiva. En ese marco, se dan debates. El año pasado, el debate era si la inflación iba a poder avanzar acompasadamente. Entre quienes ponían en duda esa posibilidad, estaba Domingo Cavallo, lo que generó tensión con el Gobierno. Y ahora Cavallo ha explicitado muy tajantemente los problemas de, según su perspectiva, atraso cambiario, el dólar atrasado. Del otro lado, Milei, que tanto valoraba la Convertibilidad, empieza a sembrar dudas sobre los éxitos de ese plan de estabilización. Quiero plantearle preguntas que aclaren esos dos panoramas, tanto el pasado como el presente. En relación a la Convertibilidad, uno de los temas de debate esta semana fue si hubo déficit fiscal o no. ¿Qué lugar tuvo el ancla fiscal y qué tipo de ancla fiscal tuvo la Convertibilidad?

-Es un debate que mezcla la política con las cuestiones más técnicas. Si uno lo remite a las cuestiones técnicas, la verdad es que las diferencias en esa dimensión son relativamente modestas. El primer año de la Convertibilidad tuvo un superávit primario un poquito más bajo que en 2024 pero en promedio, en los primeros años, bastante similar a lo que hemos observado en el primer año del programa de Milei. En 2024, la administración de Milei logró un superávit de 1,8 por ciento. Y el superávit primario de 1991, cuando se lanzó la Convertibilidad, fue de aproximadamente el 1 por ciento. Luego, en 1992, el superávit primario de la Convertibilidad fue de más del 2 por ciento mientras que el presupuesto del gobierno de Milei, que no tenemos pero es el que se presentó allá por marzo, marcaba para este año 1,4 por ciento de superávit. Milei está apuntando a un superávit primario más bajo que el de la Convertibilidad en el segundo año y tuvo uno un poquito más alto que el que tuvo la Convertibilidad en el primer año. Ambos programas se caracterizan por tener un ancla fiscal razonablemente potente. Por eso, si yo fuera el Presidente, no haría hincapié en ese condimento. Es cierto que luego la Convertibilidad tuvo un problema fiscal hacia el final.

-¿El ancla fiscal de la Convertibilidad tuvo que ver con el proceso de reformas y privatizaciones?

-Sí, claro. Tuvo que ver con muchas cosas. La Convertibilidad no nace de un repollo. Se habían llevado adelante cantidad de políticas económicas. De hecho, en 1990, Erman González hizo un ajuste fiscal muy fuerte. Montado sobre eso, luego viene la consolidación fiscal que hace Cavallo. Implicó una reforma profunda del Estado, grande, importante que incluyó privatizaciones, cambios tarifarios que resolvían problemas de precios relativos y eliminación de subsidios. Y otro componente muy importante: la eliminación de muchos impuestos de entrada.

Este gobierno libertario parece creer en el mercado en todos lados menos en el mercado cambiario

-Detengámonos en la parte del recorte, de lo que actualmente se llama “ajuste” y en ese momento pasaba por la reforma del Estado y las privatizaciones.

-En aquel momento, hubo algún debate sobre si los recursos de las privatizaciones debían o no ser computados como parte del superávit primario. Generó algún debate con el Fondo Monetario, pero no es muy distinto al debate en torno a si los recursos extraordinarios por el blanqueo y la aceleración Bienes Personales debían o no ser computados como ingresos de 2024. Nos metemos en minucias de los programas para discutir si era más genuino o menos genuino un ajuste fiscal que el otro. Lo que yo digo es que ambos programas tuvieron ancla fiscal. Y también, ambos programas se caracterizan por tener ancla monetaria.Javier Milei y Domingo Cavallo

Milei vs. Cavallo. ¿Cómo le fue al primer año del Plan Milei versus el primer año de Cavallo?

-Hay una crítica que se le suele hacer al proceso de Convertibilidad, que busca explicar por qué termina yendo hacia una crisis a fines de los ´90: el planteo es que empieza a haber déficit fiscal. ¿Qué pasó?

-A partir del año ´94, la Argentina pasó una reforma previsional muy fuerte que generó un problema de financiamiento por la transición del sistema de reparto hacia el sistema de capitalización. Ese desfinanciamiento se prolongó un poco en el tiempo. La Argentina también introdujo una gran reforma, la descentralización del gasto que transfirió a las provincias, por ejemplo, el gasto educativo y de salud. Y en esa descentralización, que tenía como objetivo contribuir al ajuste fiscal del Gobierno nacional y transferirle responsabilidades a las provincias, trajo un aumento de gasto consolidado que generó un aumento del gasto en las provincias. En 1995, cuando se dio la crisis del tequila, se transformó en una crisis fiscal muy grande, particularmente para las provincias. El Gobierno nacional tuvo que apoyar a las provincias y ahí comenzó a ponerse presión sobre la situación fiscal. Luego tuvimos el intento de reforma para la reelección, y el gobierno central hizo más transferencias a las provincias. Y se sumó un problema de nivel de actividad final, producto del atraso cambiario. Eso generó una caída de la tasa de crecimiento de la recaudación con gastos muy predeterminados. Es toda una cantidad de cosas que se fueron generando dinámicamente a lo largo del proceso de la Convertibilidad. Pero el punto es que hoy llevamos sólo un año de esfuerzo de Milei pero la Convertibilidad duró diez años. No podemos comparar el primer año del esfuerzo de Milei con el último año de Convertibilidad. Debemos compararlo con el primero de la Convertibilidad.

-¿Su planteo es que, en los cuestionamientos que el presidente Milei le hizo a Cavallo y al plan de Convertibilidad, está comparando primer año de su gobierno con el último año más crítico de la Convertibilidad cuando debería comparar primer año contra primer año?

-Sí, exactamente. Debería comparar el primer año con el primer año porque hoy todavía no sabemos hacia dónde vamos en lo fiscal con este programa. Para empezar, el año pasado tuvimos 1,8 por ciento de superávit primario y este año ya se apunta a 1,4 por ciento, es decir, vamos aflojando. Además, el Gobierno ya ha anunciado ajustes fiscales como, por ejemplo, la reducción de retenciones, muy necesaria por cierto. ¿Por qué es tan necesaria? Porque hay que compensar atraso cambiario, o no lo llamemos atraso cambiario: hablemos de una apreciación del tipo de cambio real.

Milei vs Cavallo. ¿Cómo va la carrera por la Inflación a la baja?

-A pesar del déficit que se fue dando en esos diez años de la década del ´90, se mantuvo el plan de Convertibilidad? Es decir, la inflación desapareció.

-Efectivamente, la Convertibilidad mantiene una inflación muy baja, cercana a cero durante el período final, a partir de 1998.

-Comparando el primer año de Milei contra el primer año de la Convertibilidad, el primer año de Milei terminó con una inflación del 117,8 por ciento de inflación, ¿en cuánto termina el primer año de la Convertibilidad?

-Tarda mucho en llegar a cero. Pero bajó muy rápidamente, y muy fuerte, Es cierto, ha tardado más en el programa de Milei pero mirando los números hacia adelante, en los próximos meses vamos a tener una inflación probablemente igual o menor que la que tuvimos en la Convertibilidad el segundo año. No haría un gran hincapié en la velocidad de colapso. Son muy parecidas en la forma en que baja la inflación en los dos casos.

Baja de impuestos. ¿Convertibilidad de Cavallo mata Plan Milei? Déficit fiscal y los desafíos de la Argentina post kirchnerista

-Otro tema debate es si se subieron o si se bajaron o no impuestos. ¿Qué surge de la comparación del plan de Milei con el plan de Convertibilidad en ese sentido?

-Ahí hay una diferencia importante. Cavallo asumió con una visión que implicaba una cantidad de reformas muy agresivas. De hecho, la primera de esas reformas, que generó un conflicto con el Fondo Monetario, es la baja de las retenciones al campo. Se elimina el impuesto al cheque, se bajan las retenciones al campo de entrada: Cavallo fue muy agresivo en la reducción de impuestos.

-Cuando dice que hay una “diferencia importante”, ¿ésa es una diferencia en términos de rebajas de impuestos mucho más potente en ese primer año de la Convertibilidad?

-Sí, fue mucho más jugada. En ese sentido, el presidente Milei y el equipo económico han sido más fiscalistas y más cautelosos para preservar la situación fiscal. También es cierto que la credibilidad con la cual arranca el Gobierno de Milei es mucho más baja que la que tenía el gobierno de Menem, que tenía más apoyo político en el Congreso. Las necesidades de uno y otro momento son diferentes.

-En relación a la credibilidad del Gobierno de Milei, hay otro tema: arranca con la acumulación de un legado de falta de credibilidad y de responsabilidad de gestiones anteriores en sus endeudamientos que todavía el menemismo no padecía tanto.

-Sí, no era tan grave. Sí tenía problemas de credibilidad porque veníamos ya de varios años donde había habido serios problemas en el sector público. Pero cuando se lanza la Convertibilidad, el presidente Menem ya llevaba casi dos años de gestión tratando de poner en caja la situación fiscal e iniciando las privatizaciones. Había iniciado un proceso de reformas que le daban algo más de credibilidad que la que tenía Milei en el momento cero. Por necesidad, Milei tuvo que atender el ajuste fiscal. Hizo algo que se le había demandado a Macri en el primer año de su gestión: que fuera mucho más contundente con lo fiscal de entrada. En esto, no se le puede quitar mérito al Gobierno de Milei: con mucha valentía y mucho coraje político, encaró un ajuste fiscal muy importante. El consenso es darle crédito por eso. En ese sentido, reconoció las limitaciones y actuó.

Milei vs. Cavallo y el “dólar atrasado”, la manzana de la discordia. ¿Hay relación entre el tipo de cambio fijo y el año electoral?

-La cuestión es este segundo año: el ancla fiscal tan subrayada por el Gobierno sigue adelante y el Gobierno dice que la devaluación no es una herramienta a considerar en este año. Y sigue sosteniendo que la respuesta a la inflación es el ajuste, de distintas maneras, y aumentar la productividad vía baja de impuestos y baja del costo país. ¿Cuál es su perspectiva sobre el tema del tipo de cambio?

-Coincido con una parte de los argumentos del equipo económico: es muy difícil saber cuál es el tipo de cambio de equilibrio y en dónde debería estar el tipo de cambio de la Argentina en este momento.

Se está generando la percepción de transitoriedad de las medidas económicas. Influye en la forma en que la gente percibe el programa y genera incertidumbre sobre las expectativas

-¿Por cuestiones argentinas y por las cuestiones internacionales como las políticas de Trump, sobre todo?

-Claro. Es muy difícil saber cuál debería ser ese nivel del tipo de cambio. Pero lo que es inconsistente es que el Gobierno argumenta eso, que es muy difícil saber cuál debería ser el nivel del tipo de cambio, pero luego fija el nivel del tipo de cambio. ¿En qué quedamos? Si no podemos saber cuál es, ¿cómo lo fijás? ¿Por qué fija ese nivel del tipo de cambio, entonces? Y además fija una tablita de devaluación que no toma en consideración ninguno de los otros elementos que son centrales, que conocemos por la teoría y la práctica, a la hora de determinar si el tipo de cambio está más cerca o más lejos del equilibrio. Por ejemplo, cuáles son los precios relativos internacionales, cuáles son los precios de exportación y los precios de importación, qué está pasando en Brasil, que es nuestro principal mercado de exportación, o qué está pasando en la economía norteamericana. El presidente Trump anunció que va a imponer tarifas al acero y al aluminio y que no va a exceptuar a la Argentina. Las monedas de otros países del mundo responden depreciándose: México, Canadá, China. Cuando se les anuncia las tarifas, las monedas se deprecian. En el caso argentino, estas cosas ocurren y la Argentina ahora se mantiene a rajatabla y firme con un tipo de cambio. Entonces, si bien no sabemos cuál es el nivel de equilibrio, mantenemos un nivel arbitrario del tipo de cambio. Ése es el punto de la discusión.Trump muestra una orden ejecutiva que impone 25% de aranceles a todas las importaciones de aluminio y acero

-La disyuntiva es devaluar o no teniendo en cuenta los precios de los otros países dado el contexto internacional. Los otros países están efectivamente devaluando, depreciando su moneda para poder resistir al nuevo orden fijado por las tarifas de Trump. Ahora, si ésa es la disyuntiva porque el contexto lo distorsiona todo y no se sabe dónde tiene que estar el tipo de cambio, en definitiva no queda otra que la discrecionalidad. ¿La decisión que está tomando el Gobierno es aceptable dentro de esa discrecionalidad?

-Tengo una pequeña diferencia con lo que dijiste: el Gobierno podría perfectamente bien dejar que el tipo de cambio flote, que se determine en el mercado, que no sea responsabilidad del Gobierno, que sea responsabilidad del mercado determinar cuál es el nivel del tipo de cambio en el que encuentra un equilibrio. Y sí, que el Gobierno fije las reglas de juego en las cuales va a funcionar ese mercado para que la moneda encuentre el lugar a donde debe ir. Si bien es un Gobierno libertario y un gobierno que cree en general en el mercado, parece creer en el mercado en todos lados menos en el mercado cambiario. Al no creer en el mercado cambiario, el Gobierno fija un nivel de precio, fija un tipo de cambio. Ahora, ¿por qué fija ese tipo de cambio? Bueno, porque hoy el Gobierno tiene otra prioridad en política económica: esa prioridad es la baja de la inflación. El Gobierno tiene como prioridad absoluta lograr que la inflación baje porque es su instrumento político para llegar a las elecciones.

“Apreciación de la moneda”, entre el superávit y el ancla cambiaria. ¿Riesgo de nuevas inconsistencias en la economía?

-¿Controlar el precio del dólar es controlar el precio central o uno de los precios centrales de la economía argentina para mantener baja la inflación? ¿Ésa es la lógica?

-Esa es parte de la lógica. Y la otra parte es que al controlar el precio del dólar, ancla expectativas y entonces, logra que los ajustes de precio no tomen en cuenta expectativas de fuertes devaluaciones futuras o de saltos cambiario futuros. El Gobierno se aferra a bajar la inflación y ancla la inflación con un superávit fiscal significativo y con esta política cambiaria: esas son las dos grandes anclas que utiliza el Gobierno. Luego utiliza otras anclas secundarias, como son los ajustes tarifarios, que a veces posterga para que no le impacten sobre la inflación, o los ajustes salariales. Pero las dos anclas centrales son el superávit fiscal y la política cambiaria. El problema es que empiezan a aparecer inconsistencias porque se puede fijar el régimen cambiario y puede aguantar si nada cambia en la economía, si el resto de las variables van convergiendo. Pero el problema es que no todas las variables convergen. Entonces se empiezan a generar inconsistencias en el funcionamiento del sistema en parte porque, hasta ahora, el gobierno no ha conseguido que converjan los aumentos de precios lo suficiente a la meta de devaluación. Se va generando un cambio muy importante de precios relativos, particularmente precio de servicios a precios de bienes. Se va encareciendo el salario en dólares para la producción, lo que va afectando a las empresas exportadoras. Y se va generando un problema adicional: es esta percepción de transitoriedad en el programa. Viene de alguna forma asociada al hecho de que sabemos que el cepo tiene fecha de expiración, sabemos que se termina en algún momento: a partir del 1 de enero del 2026, según dijo el presidente Milei. Todos ya tenemos esta expectativa de que el régimen cambiario va a cambiar. También tenemos la expectativa de que el blanqueo, es decir, la obligatoriedad de tener los depósitos en dólares en los bancos termina hacia fin de año. Tenemos transitoriedad en un conjunto de medidas económicas que van influyendo en la forma en que la gente percibe este programa. Esa transitoriedad genera incertidumbre sobre a dónde vamos, cuál es el próximo paso. Y ese próximo paso genera impacto sobre las expectativas actuales. Eso empieza a generar cambio de las decisiones. La gente dice voy a viajar ahora porque no sé si voy a poder viajar el año que viene y voy a consumir ahora porque no sé si el año que viene voy a poder consumir.

-¿Por qué sería un problema que esas decisiones se anticipen y se concreten ahora?

-Porque va generando un problema de balanza de pagos grande. La cuenta corriente se va haciendo deficitaria, la cuenta de viaje se va expandiendo. El consumo comienza a subir, lo cual es bueno, pero sube hoy porque el año que viene probablemente baje, entonces se genera volatilidad en el consumo cuando querríamos que fuera una senda muy suavecita de crecimiento. Eso genera precios más altos hoy que van quitando competitividad a la hora de exportar y de desarrollar mercados en el exterior. Hace dos años, todos los chicos argentinos querían conseguir un trabajo remunerado en el exterior y hoy eso ya no es tan rentable.

El ancla fiscal sola no alcanza para generar un país nuevo. El ancla fiscal tiene que ser creíble, de mediano plazo y junto con eso, tiene que venir una serie de otras reforma

-¿No es algo bueno? ¿No sería algo bueno para la Argentina y para los chicos que se quieren quedar en el país?

-Es bueno que no se vayan al exterior. No es tan bueno el hecho de que no se estén forjando en una tarea competitiva internacionalmente.

Convertibilidad. ¿Cuáles son las lecciones que deja para Milei? Devaluación, dólar alto y riesgo de un 2026 “doloroso”

-Quiero detenerme ahí para profundizar el tema del salario real. Uno de los argumentos fuertes que sostiene el presidente Milei es que devaluar es licuar los salarios reales y eso atenta contra los ciudadanos, y eso es algo que, dice, no va a hacer. Su análisis refrenda ese argumento de que los salarios reales están altos. ¿El problema es que sean salarios reales altos basados en todas las distorsiones que usted señala y que no sean salarios reales altos por una economía competitiva?

-Exacto, ése es el problema. El problema no es que los salarios reales sean altos. El problema es que los salarios son algo relativo a la productividad y relativo a las decisiones posibles y a la capacidad de sostener lo que tiene la economía. La economía debería aspirar a que los salarios vayan mejorando gradualmente a medida que la productividad de la economía va creciendo. Hoy la suba de salarios reales, o los salarios en dólares, ejercen una presión importante sobre los sectores que no pueden ajustar sus precios porque son sectores exportadores. Y entonces empezamos a tener problemas de nivel de actividad. Me quiero detener en otro concepto. El Presidente y sus ministros dicen: con el ancla fiscal resuelvo todos los problemas. Les quiero recordar que en el año 1982, Chile tenía ancla fiscal, una situación fiscal muy buena y sin embargo, tuvo una mega crisis. Y la crisis de Chile se dio porque las empresas no podían pagar las deudas. Esto generó una crisis bancaria que se terminó traduciendo en un problema en la economía. No digo que se vaya a repetir en la Argentina; lo que digo es que el ancla fiscal sola no alcanza para generar un país nuevo. El ancla fiscal tiene que ser creíble, tiene que ser de mediano plazo y junto con eso, tiene que venir una serie de otras reformas que ayuden a la economía a ir avanzando. Y parte de esa reforma es hacer que todo esto sea sea percibido como permanente. Todavía hay mucho tufillo a transitoriedad, lamentablemente. Eso conspira contra el éxito porque se traduce a precios. Esos precios se traducen en atraso cambiario y en una dificultad mayor para el programa hacia el futuro. Y si el gobierno no devalúa, que es lo que nos dice el presidente Milei que no va a hacer, el año que viene hay que desandar esa apreciación cambiaria real y esos salarios reales altos. Y la forma en que la economía lo desanda es con bajo nivel de actividad, con desempleo y con dificultades. Eso nos pasó hacia el final de la Convertibilidad. Esa es lección del final de la Convertibilidad: que el querer ajustar la economía vía una baja de precios y de salarios y ajustes de empleo termina siendo muy costoso. Eso es lo que el Gobierno debería internalizar. Estamos creando una condición insostenible y por lo tanto, cuando la economía sola nos devuelva a la sostenibilidad, va a ser muy doloroso. Hay que actuar con la política económica hoy para sacar a la economía de esa insostenibilidad.

Si Milei no devalúa, el año que viene habrá que desandar la apreciación cambiaria y los salarios altos

Wall Street: ¿Cómo ve el año dos del Plan Milei? Cepo, FMI, reformas y el “humor” de los mercados

-Al principio de la semana pasada subió el riesgo país, que venía bajando, algo que el gobierno lo planteaba como un logro. Y por otro lado, cayeron las acciones y los bonos argentinos. ¿Wall Street está mirando con preocupación estas decisiones del Gobierno? ¿O esos movimientos tienen que ver con el impacto de lo que puede suceder con la política de tarifas de Donald Trump en las economías del mundo, también en la Argentina?

-Hay un poquito de todo. Todavía no detecto una preocupación muy de fondo con la Argentina. Sí detecto un cambio de estado de ánimo, del humor con respecto a la Argentina. El año pasado, fue el país mimado por Wall Street. Todo el mundo estaba deslumbrado por lo que estaba pasando. Este año ha salido de foco. Estamos más atentos a otra cosa: la Argentina tiene que demostrar que puede devolverle competitividad a la economía, y eso va a implicar situaciones difíciles. Hay que salir del cepo, hay que hacer reformas, hay que lograr un acuerdo con el Fondo. Hay muchas cosas que todavía tienen que ocurrir y que el mercado está esperando ver para volver a congraciarse con la Argentina. Mientras tanto, el mercado está dedicado a administrar las posiciones que tiene. No está en comprador neto sino en administrar las posiciones que tiene. Eso es un poquito lo que está pasando. No es que haya desilusión o preocupación. Estamos transitando un momento donde predomina una actitud de esperar a que el Gobierno haga sus reformas. El mercado se había pasado un poquito de vueltas con una fuerte suba en 2024. Ahora se está normalizando. No creo que haya allí una señal de alarma.Javier Milei  después de tocar la campana de apertura en la Bolsa de Valores de Nueva York, el lunes 23 de septiembre de 2024

Milei vs. Cavallo. ¿Qué piensa Wall Street de los ataques de Milei?

-La última cuestión: Domingo Cavallo es uno de los economistas argentinos con más influencia en el debate global, muy respetado por algunos sectores. ¿Cómo cayó este enfrentamiento del Presidente tan dirigido contra Cavallo?

-Mal. Sobre todo cae mal porque el Presidente parece dinamitar las alianzas. La alianza con Macri no parece haber prosperado o mantenerse; tampoco el apoyo de gente como Domingo Cavallo, que igual sigue apoyando, que fue defenestrado públicamente en una forma injusta. El Gobierno tampoco cuida el apoyo de los economistas. En general, todos le reconocemos muchos méritos. Pero el Gobierno confronta continuamente con este mote de mandriles, que no es gratuito. En definitiva no logra absolutamente nada y toda esta agresividad del Presidente va erosionando las alianzas. Va generando cierta sensación de que le cuesta construir las alianzas políticas necesarias para manejar la economía argentina. De todas formas, no es el único que usa ese estilo. Hay muchos políticos en el mundo que lo usan y evidentemente, ha sido redituable para ganar elecciones. Resta ver si es redituable para conseguir mantener programas de mucha disciplina económica como es necesario en el caso argentino, y a lo largo de los cuatro años.