Fumata negra y blanca: qué significan los humos del Cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco

En plena era digital, el humo sigue siendo el primer mensaje oficial del Vaticano ante uno de los momentos más importantes de la Iglesia Católica.

Abr 22, 2025 - 19:08
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Fumata negra y blanca: qué significan los humos del Cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco

Cada vez que fallece un Papa o este renuncia, como ocurrió con Benedicto XVI en 2013, el mundo vuelve la mirada a Roma. En particular, hacia la chimenea que corona la Capilla Sixtina. Desde allí, un código de humo en blanco o negro comunica al mundo entero lo que está ocurriendo en el interior del cónclave: si ya hay un nuevo Papa o si los cardenales aún no llegaron a un acuerdo.

En plena era digital, el humo sigue siendo el primer mensaje oficial del Vaticano ante uno de los momentos más importantes de la Iglesia Católica. Su vigencia es una tradición centenaria que combina liturgia, secretismo y simbolismo.

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Qué es el cónclave y cómo se elige un Papa

El cónclave es el proceso por el cual los cardenales de la Iglesia católica se reúnen en absoluto aislamiento para elegir al nuevo pontífice. Participan exclusivamente los cardenales menores de 80 años, y para que uno de ellos sea electo Papa debe alcanzar una mayoría de dos tercios de los votos.

La elección se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, donde se celebran hasta cuatro votaciones diarias (dos por la mañana y dos por la tarde). Una vez finalizadas las rondas del día, las papeletas se queman en una estufa especial, cuyo humo se convierte en la única señal pública de lo que está ocurriendo puertas adentro.

Qué significa la fumata negra

Cuando al concluir una ronda de votación no se logra un consenso, se produce la famosa "fumata negra". Este humo oscuro indica que ningún candidato ha alcanzado la mayoría necesaria. En el pasado, se conseguía agregando paja húmeda a la quema de las papeletas. Actualmente, se utiliza una mezcla de productos químicos que asegura la tonalidad: perclorato de potasio, antraceno y azufre.

Durante el período de votación, es habitual que varias fumatas negras salgan de la chimenea, lo cual prolonga la incertidumbre global. Este ritual puede extenderse por varios días. El cónclave de 2005, por ejemplo, que eligió a Benedicto XVI, duró menos de 48 horas. En cambio, el de 1903 se prolongó por más de cinco días.

Fumata blanca: cómo se anuncia un nuevo Papa

Cuando finalmente se alcanza un acuerdo, las papeletas se queman con una mezcla diferente: clorato de potasio, lactosa y colofonia. El resultado es una fumata blanca, nítida, visible incluso desde la Plaza de San Pedro. Esta señal indica que hay un nuevo Papa, pero no se revela aún su identidad.

Tras unos minutos, y luego de realizarse los preparativos protocolares, el cardenal protodiácono aparece en el balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar las palabras más esperadas por los fieles: "Habemus Papam". A partir de allí, el nuevo Papa se presenta públicamente y da su primera bendición.

Tecnología y tradición: ¿por qué se sigue usando el humo?

La elección del Papa es uno de los eventos más antiguos y formales del catolicismo. Si bien el Vaticano cuenta hoy con todos los medios tecnológicos posibles, ha preferido conservar el sistema de las fumatas como un gesto de continuidad histórica.

El humo es también una forma de evitar filtraciones, ya que durante el cónclave los cardenales están incomunicados: no pueden usar teléfonos, medios electrónicos ni mantener contacto con el exterior. Así, la fumata actúa como una señal simbólica, pero también como una herramienta de comunicación segura.

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Un símbolo que trasciende lo religioso

Más allá del ámbito eclesiástico, la fumata blanca se ha convertido en una metáfora utilizada en distintos contextos: desde la política hasta los negocios. Se habla de "fumata blanca" para referirse a la concreción de acuerdos o negociaciones complejas, lo que da cuenta de su impacto cultural.

En definitiva, este lenguaje de humo sintetiza la tensión, la esperanza y el misterio que rodean uno de los rituales más antiguos de Occidente. Cada fumata -ya sea negra o blanca- conecta a los fieles del mundo con una tradición que se mantiene intacta desde hace siglos.