Esterilizan a capibaras en Argentina, pero ¿quién invadió a quién?
Nordelta, una de las comunidades cerradas más exclusivas de Argentina, enfrenta un dilema inesperado: la proliferación de capibaras, los roedores más grandes del mundo. Lo que para algunos vecinos comenzó como una convivencia armoniosa, hoy es motivo de quejas y solicitudes de control de la población animal. Pero antes de responder si estos animales son […]
Nordelta, una de las comunidades cerradas más exclusivas de Argentina, enfrenta un dilema inesperado: la proliferación de capibaras, los roedores más grandes del mundo. Lo que para algunos vecinos comenzó como una convivencia armoniosa, hoy es motivo de quejas y solicitudes de control de la población animal. Pero antes de responder si estos animales son una plaga, cabe preguntarse: ¿qué fue primero, Nordelta o los capibaras?
Nordelta: urbanización sobre humedales
Hace 20 años, Nordelta fue construida sobre un humedal en las orillas del río Luján, al norte de Buenos Aires. La urbanización trajo consigo la transformación del ecosistema, pero algunos de sus antiguos habitantes permanecieron. Con más de 45,000 residentes humanos, esta comunidad de lujo también alberga a más de 1,000 capibaras, cuya población se ha triplicado en los últimos tres años debido a la falta de depredadores naturales y la abundancia de alimento.
El ecólogo y especialista en fauna silvestre Juan Carlos Chebez explicó que “los capibaras no son una plaga, simplemente están ocupando el espacio que les corresponde. La urbanización ha modificado su hábitat, obligándolos a adaptarse a nuevas condiciones“.
El aumento de los capibaras y la respuesta de los vecinos
La situación ha generado un fuerte debate entre los habitantes de Nordelta. Mientras algunos disfrutan de la presencia de estos animales, otros denuncian daños en jardines, enfrentamientos con mascotas y riesgos para las infancias. La problemática se agrava porque los perros y los capibaras son animales territoriales, lo que provoca frecuentes conflictos.
“Desde mi ventana veo grupos de hasta 15 capibaras recorriendo la zona, y aunque en general son pacíficos, hemos tenido incidentes con mascotas“, relató Marcelo Cantón, vocero de la Asociación Vecinal de Nordelta.
Esterilización y anticonceptivos
Para mitigar el problema, el Gobierno de Buenos Aires aprobó un plan de control de población que incluye la aplicación de anticonceptivos a 250 capibaras. Este proceso requiere dos dosis inyectadas y será supervisado por especialistas en vida silvestre y biólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
“Se trata de un procedimiento seguro, pero requiere capturar a los animales dos veces, lo que puede generar estrés en la población de capibaras“, explicó María José Corriale, investigadora de Conicet.
No obstante, algunos vecinos y ambientalistas cuestionan la medida, argumentando que no hubo suficiente consulta pública y que existen alternativas más sostenibles, como la creación de corredores biológicos o reasentamiento en otras áreas.
Silvia Soto, representante de la asociación Carpinchos Nordelta – Somos Su Voz, sostuvo que “las decisiones se están tomando sin consenso, y no estamos considerando soluciones a largo plazo. La verdadera problemática es la falta de regulaciones ambientales que impidan que se sigan construyendo sobre humedales“.
Una cuestión de convivencia y responsabilidad ambiental
El dilema de Nordelta expone un problema más grande: el impacto de la urbanización sobre los ecosistemas naturales. La presencia de los capibaras no es una invasión, sino una consecuencia de la modificación del hábitat. Ambientalistas sostienen que, en lugar de controlar la fauna, debería debatirse sobre la protección de los humedales y la regulación de futuras construcciones.
