Este referente del vino argentino no duda: Coviar, el ente de la polémica, quedó "obsoleto"
El enólogo Walter Bressia preside, por segunda vez, Bodegas de Argentina, la cámara más representativa de la industria del vino. Explica por qué apoya el proyecto de ley de Damián Arabia y habla de todo: dólar, competitividad, el rumbo del Gobierno y los aranceles de Trump

Además de estar al frente de su propia empresa, Bressia Casa de Vinos, el enólogo Walter Bressia es, por segunda vez, presidente de Bodegas de Argentina, la cámara que reúne a más de 200 empresas del sector vitivinícola. En las últimas semanas, su nombre estuvo en las noticias por el apoyo de la cámara al proyecto de ley del diputado Damián Arabia (PRO, Buenos Aires) para eliminar a la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), ente público-privado creado en 2004 y que, denunció Bodegas, malgastó u$s 230 millones en los últimos 16 años.
"El plan de Coviar fracasó. No podemos obligar a las bodegas a pagar por un sistema que ya no funciona" sentenció Bressia, sobre el cobro forzoso al sector privado para financiar a Coviar.
En un contexto complejo para el sector, bodeguero también se refirió a las exportaciones y a los nuevos aranceles de Donald Trump, que afectan especialmente a los vinos argentinos en un mercado al que habían apostado en los últimos dos años: el de los Estados Unidos. "Vamos a pasar de pagar 4% en impuestos a un 14%", aseguró con preocupación. Aunque anticipó que todavía no es una decisión tomada y que Bodega ya está en tratativas con la Cancillería para frenarla.
-¿Cómo fueron los primeros años de mandato en esta segunda gestión suya en Bodegas de Argentina?
La anterior fue de 2015 a 2019. En ambos casos, me tocó cambió de gobierno. Ahora, mi mandato está por cumplir dos años, con la opción de renovar uno o dos más. Nuestra entidad no tiene ideologías políticas. Trabajamos para el bienestar de todos nuestros asociados. Pero, siempre, hay relación con los gobiernos de turno. Siempre, hay motivos para interferir, que pueda favorecer o afectar al sector vitivinícola.
Esta etapa, la verdad es que vemos con buenos ojos la realidad que se está atravesando el país. Nosotros, desde la cámara, lo veníamos reclamando: queríamos trabajar en un país normal porque, de lo demás, nos ocupamos nosotros. Pero necesitamos condiciones normales. Vemos que, de a poco, se va logrando, a través del control de la inflación, que, para la ciudadanía, es un flagelo. Pero, para quienes tenemos que producir y vender, la inflación genera incertidumbre. Vamos entrando a un país más predecible. Podemos medir nuestros costos, ser más eficientes. Ahora estamos en esta etapa. Buscamos ser más competitivos. Creemos que el Gobierno va por buen camino y que sus propuestas son muy positivas. Esperamos normalizarnos, de una buena vez.
-¿Cómo afectan los nuevos aranceles de Trump en las exportaciones?
-No sabemos cómo va a quedar. La Argentina pagaba un 4% para la exportación de vino a los Estados Unidos. Se paga por volumen y por graduación alcohólica. Ahora, a eso, se le sumam unos 10 puntos, por lo que se llevaría a más de 14%. Nosotros hicimos llegar a Cancillería nuestra preocupación y lo que significa el vino para nuestro país y estar generando imagen de país en todo el mundo. Las botellas salen etiquetadas con su origen y eso es un aporte a la presencia de la Argentina en el mundo. En los Estados Unidos, tenemos muy buena presencia. Estamos en una franja muy competitiva, con una relación muy buena entre calidad y precio.
Este tipo de incrementos nos va a afectar en el segmento que estamos trabajando porque, realmente, es muy sensible el mercado externo cuando cambian los precios. Los segmentos de precios están muy bien definidos. Lo que estamos viendo es cómo se va a implementar el incremento: si lo va a absorber el importador o si se va a trasladar a precios finales. Hoy, hay muchos importadores que les están proponiendo a las bodegas compartir esos porcentajes. Por el momento, lo vamos llevando, es un mercado importante.
-¿Cuánto representan los Estados Unidos en las exportaciones argentinas?
-El 15% de la producción. La Argentina exporta entre el 25% y el 28% de lo que produce. Es decir, que el 50% de lo que exporta la Argentina va a los Estados Unidos.
-En el peor de los escenarios, si caen los Estados Unidos, ¿cuál es el otro mercado en donde se puede poner el foco?
-Brasil es un mercado muy fuerte para las exportaciones argentinas. También, hay mucha expectativa en el mercado asiático, pero Asia es un productor fuerte que compra algunos vinos, aunque, sobre todo, europeos. Y compra en la franja de vinos muy baratos, en donde la Argentina no está presente. Por eso, Asia no es un sustituto de los Estados Unidos. Sí podemos pensar en Alemania, en países nórdicos y, también, en poner foco enAmérica latina.
-¿Cuál es el pedido en torno a la carga impositiva a la hora de exportar?
-Precisamente, pedimos que nos bajen los impuestos. Sobre un producto terminado, el 46% del valor de esa botella son impuestos. Tenemos una carga impositiva muy alta. El Gobierno va en esa dirección. Para nosotros, es fundamental porque nos permitiría ser más competitivos a nivel internacional y poder absorber lo que pretende el mercado estadounidense.
-Bodegas también pide la eliminación de Coviar.
-Nosotros fuimos muy claros en nuestra postura cuando nos enteramos que el Diputado Arabia presentó el proyecto: salimos a apoyarlo. Desde 2019 que nos retiramos de la mesa de Coviar porque no compartimos muchas cosas, sobre todo, ante el plan estratégico. No se alcanzaron los objetivos propuestos de 2004 a 2024 por Coviar. El mercado externo se cayó. Cuando arrancamos con Coviar, estábamos exportando 800 millones de litros, con la idea de llegar a los 2000 millones. Ahora, estamos por debajo de los 800 millones de litros. Indudablemente, no funcionó. Con respecto al mercado interno, que estaba entre 28 y 29 litros per cápita, hoy estamos en 16 litros. Los dos objetivos fundamentales no se cumplieron.
-¿Cuánto significa el aporte de las bodegas privadas a Coviar?
-Sobre la botella, se aplican diferentes porcentajes. Un porcentaje por la elaboración, por varietal y producción. Es alrededor de $ 3 por litro. En botellas de 750, estamos hablando de $ 2,50. Parece una cifra insignificante. Pero es entre u$s 1 y u$s 3 en botellas que van al mercado externo. Eso es muchísimo. Tené en cuenta que, por u$s 0,50, se pierde una operación en el exterior. Por ende, hablar de estos números es mucho. Es muy importante al momento de competir internacionalmente.
-¿Por qué no se llegó a cumplir con los objetivos pautados por el plan de la Coviar?
-En primer lugar, estábamos en otro contexto de país. Los objetivos fueron cambiando: cambió el consumidor, cambió el contexto internacional. Por eso, creemos que es una ley que ya no tiene sentido. No se adapta al mercado actual. Hay que llegar de otra forma a los mercados. Nos están obligando a pagar por algo que no funciona.
"La ley de la Coviar ya no tiene sentido. No se adapta al mercado actual. Hay que llegar de otra forma a los mercados. Nos están obligando a pagar por algo que no funciona".
-¿Cómo fue el mercado interno en 2024 y cómo se proyecta para 2025?
-En el mercado interno, hay muchos factores que influyen en la caída: las dietas, los diferentes momentos de consumo. Pero lo que más influyó fue el cambio de gobierno y el acomodamiento de la economía nacional. Los precios de los vinos quedaron desfasados, por lo que pasaron a un segundo plano. No sólo ha caído el vino, sino también la cerveza. Indudablemente, se ha achicado el presupuesto de la economía familiar. Pero empezamos a ver que se recupera muy de a poco. Las paritarias le han ganado a la inflación, los precios bajaron para el público. Las bodegas hacen promociones para sostener las estructuras. Hacia fin de año, hay una mirada optimista. Vamos a recuperar mercado de cara al segundo semestre.
-¿Cómo influye la liberación del cepo para el sector? ¿Aumentaron los insumos importados?
-Hay más beneficios que efectos negativos. La confianza para la inversión es favorable. Nos permite incorporar tecnología a un tipo de cambio conocido. La salida del cepo es positiva. Va a llevar a que quien tenga la posibilidad de acceder al tipo de cambio haga otras inversiones. Lo vemos muy positivo.
-¿Qué pasa con la competencia? ¿Va a haber más productos importados en las góndolas argentinas que le hagan sombra a los de producción nacional?
-Es un interrogante que tenemos. No somos los únicos y nuestro producto tiene competencia. Esto se va a dar, sobre todo, con la restructuración arancelaria, con la Unión Europea, que hará foco en Brasil, donde nosotros estamos muy instalados. Por el mismo precio que accedés a un vino francés o español, no tenés la calidad argentina. Eso nos va a jugar a favor. Hubo una experiencia similar que se dio en la presidencia de Menem, cuando entraban vinos de Europa pero no tuvieron trascendencia porque eran más caros que las marcas argentinas y no tenían la calidad de la industria nacional. Además, la competencia es buena: el que sale favorecido es el consumidor.
-Y, en este contexto, ¿qué pasa con el vino chileno?
-El consumidor argentino es muy abierto. Va a probar otros vinos. Por eso, es importante que seamos más competitivos. En Chile, hay una fundación, que se llama Pro Chile, que apoya mucho a la vitivinicultura chilena. Tienen apoyo en cuanto a créditos, que les permiten lograr precios más competitivos. Esto, en un contexto de economía estable. En el mundo, la calidad del vino argentino es superior a la del chileno. Es muy bueno que eso pase y, también, va a pasar en el mercado local. El estilo argentino es muy particular.
-¿Cómo fue 2024 para el enoturismo?
-El enoturismo funciona muy bien. Permite fidelizar a quien conoce la marca y difundir a quien visita por primera vez la bodega. La mayoría tiene una excelente oferta gastronómica. El enoturismo creció muchísimo desde el norte al sur y el año pasado fue muy buen año. Si bien cayó la cantidad de extranjeros por el cambio del dólar, porque no era tan barato, sobre todo, para los de Brasil, enero y febrero tuvimos muy buenos meses, sorprendente para Mendoza porque hace mucho calor. Visitaron muchas bodegas. Hay una recuperación, está volviendo el turismo local que quiere pasear y conocer.