El valor del carisma se refuerza en la dispersión de la empresa digital

El carisma siempre fue un elemento diferenciador clave en el liderazgo, las ventas o la negociación, pero en la era digital su impacto se ha transformado. Si hasta hace no mucho, el magnetismo personal se percibía en una sala, en un apretón de manos, en la energía que alguien irradiaba en un evento o en cómo nos hacía sentir su sola presencia, ahora los esquemas digitales lo han cambiado todo. Por una parte, estos nuevos parámetros aportan la gran ventaja de amplificar la influencia más allá de lo presencial . Pero también nos ponen a prueba: ¿Cómo inspiras cuando tu audiencia está dispersa, es multitarea y cuenta con mil distracciones a un clic de distancia? Es la paradoja que Raquel Roca ha tratado de resolver en su libro 'El Poder del Carisma. Cómo ser irremplazable (e inolvidable) en la era de la IA' (LID Editorial). «El carisma bien entendido no es solo una cuestión de lenguaje corporal o de cómo hablas, sino de la energía que transmites, de la intención que hay detrás de tu comunicación –explica–. El liderazgo carismático tiene que ver con la coherencia entre lo que piensas, sientes y proyectas. Si falta autenticidad, se nota. Y si lo que proyectas no nace de una intención genuina de aportar valor y de mejorar la vida de los demás, entonces no es carisma, es solo una estrategia superficial que tarde o temprano se desmorona. Hoy, en un mundo cada vez más virtual y automatizado, perdemos matices esenciales de la comunicación no verbal, es cierto, pero la capacidad de generar confianza y conexión no se desvirtúa ni pierde si es auténtica. El reto está en aprender a transmitir esa conexión a través de una pantalla, de un mensaje en LinkedIn o de una presentación en Zoom. Es decir, en adaptarse a una narrativa y formatos diferentes, sin perder la esencia de quien tú eres». «Lo digital no tiene por qué significar impersonal, pero me da la sensación de que la gente aún no lo ha entendido –explica Sebastián Lora, especialista en habilidades de comunicación, formador, autor, conferenciante y youtuber–. Por eso, seguimos viendo reuniones virtuales en las que la gente no activa la cámara o parece como que miran hacia otro lado, y esto dificulta la conexión». Lora, que se dedica a formar a emprendedores, ejecutivos y grupos de profesionales a través de cursos presenciales en Europa, Latinoamérica y EE.UU., tiene su propio canal de YouTube (www.sebastianlora.tv) con más de 560.000 suscriptores y más de 29 millones de visualizaciones: «La premisa ante mis alumnos es: 'Emula en virtual la misma situación que en una reunión presencial, frente a frente, con una mesa no acristalada de por medio'. ¿Esto qué significa? Que tenemos que estar cara a cara, mirándonos a los ojos (cosa que en la virtualidad ocurre en el objetivo de la cámara); tengo que verte bien (esto requiere activar la cámara, limpiar el objetivo, tener luz frontal y encuadrarte de manera que te vea de medio torso hacia arriba para ver las manos cuando gesticulan) y escucharte bien (gracias a usar un micrófono externo, como los auriculares). Además, es útil tener la intención de conectar como si estuviésemos en un contexto presencial , en el que buscas hablar de asuntos más mundanos, –algo que engrasa la maquinaria social–, antes de entrar en materia. Esto es clave para construir lazos y parece que la gente no lo entiende cuando están en un entorno virtual». Lora considera que, consciente o inconscientemente, la virtualidad nos hace descuidar los tres pilares del carisma: estar verdaderamente presentes en la interacción, mostrar cercanía emocional y proyectar seguridad . Y es algo que también han detectado desde la firma Parangon Partners, desde la que han elaborado el estudio 'Cómo la IA está cambiando el liderazgo de la empresa: desde el Consejo de Administración hasta el Comité de Dirección'. «Hemos identificado que los líderes empresariales deben adaptarse a este nuevo contexto donde la autenticidad y la transparencia en entornos digitales son clave –explica Antonio Nuñez, senior partner en Parangon Partners y coautor del estudio junto con José Ramón Pin, profesor del IESE–. Los directivos y emprendedores con más éxito son aquellos que han aprendido a proyectar confianza y cercanía incluso en el ámbito digital». Según Nuñez, antes, la presencia física, la capacidad de oratoria en grandes auditorios y la construcción de un liderazgo fuerte desde el despacho de la alta dirección eran pilares del carisma empresarial. «Hoy, la influencia ya no se mide solo por el cargo, sino por la capacidad de generar confianza en espacios híbridos. Lo que permanece es la capacidad de inspirar, la visión clara y la ejemplaridad como coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La IA está potenciando el acceso a la información y facilitando la toma de decisiones basadas en datos, pero no puede sustituir el liderazgo basado en valores y propósito. No todos los grandes líderes tienen un carisma arrollador, pero sí deben poseer credibilidad, coherencia y la capacidad de

Mar 15, 2025 - 19:27
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El valor del carisma se refuerza en la dispersión de la empresa digital
El carisma siempre fue un elemento diferenciador clave en el liderazgo, las ventas o la negociación, pero en la era digital su impacto se ha transformado. Si hasta hace no mucho, el magnetismo personal se percibía en una sala, en un apretón de manos, en la energía que alguien irradiaba en un evento o en cómo nos hacía sentir su sola presencia, ahora los esquemas digitales lo han cambiado todo. Por una parte, estos nuevos parámetros aportan la gran ventaja de amplificar la influencia más allá de lo presencial . Pero también nos ponen a prueba: ¿Cómo inspiras cuando tu audiencia está dispersa, es multitarea y cuenta con mil distracciones a un clic de distancia? Es la paradoja que Raquel Roca ha tratado de resolver en su libro 'El Poder del Carisma. Cómo ser irremplazable (e inolvidable) en la era de la IA' (LID Editorial). «El carisma bien entendido no es solo una cuestión de lenguaje corporal o de cómo hablas, sino de la energía que transmites, de la intención que hay detrás de tu comunicación –explica–. El liderazgo carismático tiene que ver con la coherencia entre lo que piensas, sientes y proyectas. Si falta autenticidad, se nota. Y si lo que proyectas no nace de una intención genuina de aportar valor y de mejorar la vida de los demás, entonces no es carisma, es solo una estrategia superficial que tarde o temprano se desmorona. Hoy, en un mundo cada vez más virtual y automatizado, perdemos matices esenciales de la comunicación no verbal, es cierto, pero la capacidad de generar confianza y conexión no se desvirtúa ni pierde si es auténtica. El reto está en aprender a transmitir esa conexión a través de una pantalla, de un mensaje en LinkedIn o de una presentación en Zoom. Es decir, en adaptarse a una narrativa y formatos diferentes, sin perder la esencia de quien tú eres». «Lo digital no tiene por qué significar impersonal, pero me da la sensación de que la gente aún no lo ha entendido –explica Sebastián Lora, especialista en habilidades de comunicación, formador, autor, conferenciante y youtuber–. Por eso, seguimos viendo reuniones virtuales en las que la gente no activa la cámara o parece como que miran hacia otro lado, y esto dificulta la conexión». Lora, que se dedica a formar a emprendedores, ejecutivos y grupos de profesionales a través de cursos presenciales en Europa, Latinoamérica y EE.UU., tiene su propio canal de YouTube (www.sebastianlora.tv) con más de 560.000 suscriptores y más de 29 millones de visualizaciones: «La premisa ante mis alumnos es: 'Emula en virtual la misma situación que en una reunión presencial, frente a frente, con una mesa no acristalada de por medio'. ¿Esto qué significa? Que tenemos que estar cara a cara, mirándonos a los ojos (cosa que en la virtualidad ocurre en el objetivo de la cámara); tengo que verte bien (esto requiere activar la cámara, limpiar el objetivo, tener luz frontal y encuadrarte de manera que te vea de medio torso hacia arriba para ver las manos cuando gesticulan) y escucharte bien (gracias a usar un micrófono externo, como los auriculares). Además, es útil tener la intención de conectar como si estuviésemos en un contexto presencial , en el que buscas hablar de asuntos más mundanos, –algo que engrasa la maquinaria social–, antes de entrar en materia. Esto es clave para construir lazos y parece que la gente no lo entiende cuando están en un entorno virtual». Lora considera que, consciente o inconscientemente, la virtualidad nos hace descuidar los tres pilares del carisma: estar verdaderamente presentes en la interacción, mostrar cercanía emocional y proyectar seguridad . Y es algo que también han detectado desde la firma Parangon Partners, desde la que han elaborado el estudio 'Cómo la IA está cambiando el liderazgo de la empresa: desde el Consejo de Administración hasta el Comité de Dirección'. «Hemos identificado que los líderes empresariales deben adaptarse a este nuevo contexto donde la autenticidad y la transparencia en entornos digitales son clave –explica Antonio Nuñez, senior partner en Parangon Partners y coautor del estudio junto con José Ramón Pin, profesor del IESE–. Los directivos y emprendedores con más éxito son aquellos que han aprendido a proyectar confianza y cercanía incluso en el ámbito digital». Según Nuñez, antes, la presencia física, la capacidad de oratoria en grandes auditorios y la construcción de un liderazgo fuerte desde el despacho de la alta dirección eran pilares del carisma empresarial. «Hoy, la influencia ya no se mide solo por el cargo, sino por la capacidad de generar confianza en espacios híbridos. Lo que permanece es la capacidad de inspirar, la visión clara y la ejemplaridad como coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. La IA está potenciando el acceso a la información y facilitando la toma de decisiones basadas en datos, pero no puede sustituir el liderazgo basado en valores y propósito. No todos los grandes líderes tienen un carisma arrollador, pero sí deben poseer credibilidad, coherencia y la capacidad de movilizar a sus equipos . La IA está cambiando la forma en que los líderes toman decisiones, pero la inteligencia emocional sigue siendo clave. Hemos detectado en nuestro trabajo en Parangon Partners que algunos de los CEOs y directivos más eficaces no son necesariamente los más carismáticos en el sentido tradicional, pero sí los que logran que su equipo confíe en ellos, que sean percibidos como justos y que sepan comunicar con claridad en entornos de incertidumbre». Un aspecto que merece más atención es cómo la IA puede potenciar o erosionar el carisma de un líder. En Parangon Partners explican que ya están detectando cómo los líderes más efectivos son aquellos que saben utilizarla para complementar su liderazgo, sin perder el factor humano . «La clave del liderazgo en la era de la IA no es solo la capacidad de adaptación tecnológica, sino la habilidad de mantener la confianza, la autenticidad y la visión en un entorno en constante cambio, explica Nuñez. ¿Algunos ejemplos? «Satya Nadella, CEO de Microsoft. Su liderazgo ha sido clave en la transformación de la compañía, combinando visión estratégica, cercanía y una capacidad de comunicación que le ha permitido impulsar una cultura de innovación y aprendizaje continuo. Otro caso interesante es Jensen Huang, CEO de NVIDIA, cuyo carisma no se basa en grandes discursos, sino en su capacidad de conectar con los equipos y transmitir con pasión la visión de la empresa. Por otro lado, también hemos visto casos donde el carisma mal gestionado ha llevado a crisis empresariales, como el de Adam Neumann en WeWork , donde el liderazgo basado en la exageración de una visión mesiánica acabó debilitando la empresa», concreta Núñez. La línea entre carisma y mesianismo sigue estando clara. «Tanto en presencial como en virtual, el carisma inspira; el mesianismo manipula. El líder carismático eleva a su equipo; el líder mesiánico lo subyuga. El carisma bien entendido es un equilibrio entre presencia y humildad. Un líder carismático no se cree superior, sino que entiende que su rol es amplificar el talento de los demás. En cambio, cuando el carisma se usa para alimentar el ego o el control, cruza la línea del mesianismo y se convierte en un riesgo para cualquier empresa», explica Raquel Roca. Especialista en el futuro del trabajo y autora de 'Knowmads', 'Silver Surfers' y 'El poder del carisma', asegura que el carisma tiene mucho que ver con la salud. «Nos obsesionamos con desarrollar habilidades técnicas, con estrategias de persuasión, con mejorar nuestra imagen por fuera, pero ¿de qué sirve todo eso si nuestra energía está baja? –explica–. Si llegamos agotados, si nuestro cuerpo y nuestra mente no están alineados, si proyectamos estrés, ansiedad o apatía, nada de lo anterior funciona. La energía vital es la base de todo carisma. No podemos irradiar confianza si estamos drenados, ni inspirar a otros si nuestra propia energía es caótica. Un líder que está siempre al borde del 'burnout' transmite estrés a su equipo. El futuro del liderazgo pasa por entender que la salud no es un extra, sino un pilar del rendimiento y la influencia».