El Real Madrid sufre para ganar al Celta y se aferra a la Liga guiado por Mbappé y Güler
El conjunto blanco terminó pidiendo la hora, pero se lleva los tres puntos en el Bernabéu, donde ya hay pitos...

El Real Madrid gana, pero no convence. De la visita del Celta de Vigo al Santiago Bernabéu, se llevó los tres puntos (3-2), en un partido que tenía decidido gracias a la inspirada conexión de Mbappé y Arda Güler, pero en el que acabó pidiendo la hora y escuchando pitos —aunque tímidos— de su afición.
Visitaba el campo merengue un equipo que estuvo a punto de poner patas arriba la Liga cuando rozó la victoria ante el Barça en Balaídos, pero entonces el líder remontó ante el equipo de Claudio Giráldez, al que el fútbol estuvo a punto de devolvérsela en la capital. Pero, de nuevo, otra vez no tuvo la fortuna necesaria.
El Celta salió valiente. Y se encontró con un Madrid dormido, muy lejos de lo que se espera de un equipo sin margen de error en el único título en que aún puede pelear para evitar una temporada en blanco. La presión olívica y la parsimonia blanca solo pudieron terminar de una manera: con una triple ocasión del cuadro gallego que puso a temblar al Bernabéu.
Avisó primero Marcos Alonso con un remate de cabeza a balón parado que no cogió portería. Después fue Borja Iglesias, al que solo el acierto de Asencio negó el remate, el que pisó área. Y el peligro terminó con un paradón de Courtois, a otro remate de Alonso en otro saque de esquina, para mantener en el partido al Madrid.
Los tres sustos parecieron despertar al equipo de Ancelotti, que reaccionó al instante: contraataque de manual para plantarse en el área, donde Yoel Lago se habría marcado en propia si no hubiese aparecido Guaita, y un testarazo tremendo de Tchouaméni que se fue arriba por muy poco.
Ahí cambió la dinámica del partido. El Madrid tomó el control, con un Arda Güler inspirado que no tuvo miedo de ser el líder, y metió atrás a un Celta que ya no supo cómo salir de su área. Aguantó media hora, hasta que el futbolista turco soltó un zapatazo a la escuadra en el que Guaita poco podía decir.
Solo seis minutos después, justo después de que Borja Iglesias estuviese a punto de hacer el empate con un centro envenenado que tuvo que sacar Courtois, apareció Mbappé para encarrilar el partido clavando con otro zarpazo a la red tras una nueva contra merengue. Desaparecido el Celta, el Madrid se fue con buenas sensaciones al descanso.
A la vuelta, la conexión Kylian-Arda, que seguro le hubiera gustado a Ancelotti descubrir antes, le dio al Madrid la tranquilidad: el turco vio un carril por el centro y el desmarque del francés, y se la puso al pie para que el '9' batiese al guardameta olívico con un remate raso cruzado.
Parecía una tarde apacible de fútbol en el Bernabéu, con el cuadro blanco dominando y teniendo ocasiones, pero en el minuto 69 Javi Rodríguez desató la tormenta, cuando el Celta colgó un balón al primer palo que Pablo Durán remató de tacón y Lucas Vázquez sacó sobre la línea, solo para dejar el balón muerto en el área pequeña para que Javi Rodríguez lo reventase a la red y recortase distancias.
Empezó a creer el Celta. Especialmente cuando Iago Aspas saltó al campo, poco después, con un balón al área que se comió Tchouaméni para que Williot Swedberg hiciese el segundo, completamente solo con un pase a la red, e hiciese temblar a un Bernabéu que entonces empezó con la música de viento.
Le tocó sufrir a partir de entonces al Real Madrid, que vio a Courtois ser el héroe de nuevo, sacando dos ocasiones claras de Hugo Álvarez y Iago Aspas. Y terminó pidiendo la hora, pese a que pudo tener la última en una contra en la que se terminó durmiendo Bellingham dejando en bandeja otra acción de peligro para un Celta que no la aprovechó. Pitó el árbitro el final, y pitó tímidamente el Bernabéu a los suyos pese a cumplir el objetivo de llegar con vida en Liga al Clásico de la próxima semana en Montjuic.
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