El «intelectual humanista» Philip Kitcher, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Humanidades
El filósofo británico-estadounidense Philip Kitcher ha sido reconocido con el XVII Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Humanidades por su impacto como «intelectual humanista» a través de una obra que ha abordado un amplio espectro de los temas centrales de nuestro tiempo, como se destaca en el acta del jurado que le ha concedido este martes el galardón. Así, el jurado subraya que Kitcher, quien es titular emérito de la cátedra John Dewey de la Universidad de Columbia, ha realizado «contribuciones fundamentales de gran impacto a la filosofía de la ciencia», y en particular a la filosofía de la biología, «demostrando la relevancia de las ciencias de la vida para las humanidades, y viceversa». A lo largo de una trayectoria académica de más de cuatro décadas, el profesor Kitcher ha publicado obras de referencia sobre una gran diversidad de temas, desde la filosofía de las matemáticas y los orígenes de la ética hasta el papel de la ciencia en las sociedades democráticas, la importancia crucial de la educación para transformar a los niños en ciudadanos y el reto de la crisis ambiental global, a través de una colección de diálogos socráticos que reflexionan sobre el cambio climático, presentándolo como el mayor desafío al que se enfrenta actualmente la humanidad. Su curiosidad intelectual, como enfatiza el jurado, le ha llevado incluso a diseccionar las enseñanzas éticas y filosóficas que encierran las obras de grandes figuras de la literatura como James Joyce y Thomas Mann, así como la música de Richard Wagner. «Lo que distingue la obra de Kitcher es su inmensa amplitud, abarcando e interrelacionando la filosofía de la ciencia con la ética, la política, la educación, la literatura y las artes, siempre con el objetivo de mejorar la sociedad e impulsar su progreso», afirma el catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y presidente del jurado, John Dupré. El propio galardonado define la filosofía como un proyecto intelectual de síntesis, cuyo objetivo es «integrar el conocimiento disperso de todas las disciplinas científicas y humanísticas, uniendo muchas cosas aparentemente desconectadas para forjar un todo coherente» que permitan «progresar moralmente y mejorar el mundo». El camino de Kitcher hacia la filosofía comenzó en la Universidad de Cambridge, donde estudiaba Matemáticas, pero gracias a la sugerencia de un profesor, acabó decantándose por la historia y la filosofía de la ciencia. Sus primeras investigaciones durante el doctorado en la Universidad de Princeton se centraron en la historia y la filosofía de las matemáticas, hasta que, motivado por las preguntas de sus estudiantes, se interesó por la biología. Pasó un año formándose en la Universidad de Harvard, en el Museo de Zoología Comparada, y posteriormente propuso argumentos en contra de la teoría de la sociobiología que, según el galardonado, se basaba en el comportamiento social de insectos como las hormigas y lo extrapolaba a los humanos. Kitcher postuló que «en humanos hay que tener en cuenta que su entorno es mucho más complejo y las fuerzas culturales tienen un efecto sobre la evolución humana». También en el campo de la filosofía de la ciencia destaca su libro 'The Advancement of Science', en el que Kitcher propuso -en palabras de su nominador Antonio Diéguez- «desmitificar la leyenda sobre la ciencia, que considera desde una visión ingenua y carente de crítica hasta una acumulación progresiva de verdades logradas mediante la aplicación de cánones metodológicos estrictos». «Aunque la crítica al cientificismo no era nueva, antes se hizo desde planteamientos más radicales, relativistas y constructivistas, y él va del realismo al pragmatismo para hacer una defensa de la objetividad de la ciencia, a la vez que desmonta tópicos demasiado racionalistas o positivistas acerca del progreso científico», añade en esta obra, en la que Kitcher presentó un nuevo modelo de la explicación científica, basado en la habilidad de unificar fenómenos dispares. Este manual se ha convertido en una referencia en los manuales contemporáneos de filosofía de la ciencia. Kitcher también ha explorado las lecciones que puede aportar la biología a la hora de explicar la ética humana. A mediados de los años 1990, Kitcher analizó las implicaciones éticas del 'Proyecto Genoma Humano' en un informe para 'Biblioteca del Congreso estadounidense', que acabó convirtiendo en el libro 'The Lives to Come' (1996). Sin embargo, hablando con asesores de los congresistas, se dio cuenta de que la motivación política para embarcarse en el Proyecto era muy diferente de la que tenía la comunidad científica pues, lejos de la ambición de curar, o al menos diagnosticar, todo tipo de enfermedades, el objetivo del Congreso era obtener una ventaja científica competitiva respecto a Japón, que destacaba en el ámbito tecnológico. Además, abordó el papel de la educación en 'The Main Enterprise of the World: Rethinking Education', publicado en el año 2021
El filósofo británico-estadounidense Philip Kitcher ha sido reconocido con el XVII Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Humanidades por su impacto como «intelectual humanista» a través de una obra que ha abordado un amplio espectro de los temas centrales de nuestro tiempo, como se destaca en el acta del jurado que le ha concedido este martes el galardón. Así, el jurado subraya que Kitcher, quien es titular emérito de la cátedra John Dewey de la Universidad de Columbia, ha realizado «contribuciones fundamentales de gran impacto a la filosofía de la ciencia», y en particular a la filosofía de la biología, «demostrando la relevancia de las ciencias de la vida para las humanidades, y viceversa». A lo largo de una trayectoria académica de más de cuatro décadas, el profesor Kitcher ha publicado obras de referencia sobre una gran diversidad de temas, desde la filosofía de las matemáticas y los orígenes de la ética hasta el papel de la ciencia en las sociedades democráticas, la importancia crucial de la educación para transformar a los niños en ciudadanos y el reto de la crisis ambiental global, a través de una colección de diálogos socráticos que reflexionan sobre el cambio climático, presentándolo como el mayor desafío al que se enfrenta actualmente la humanidad. Su curiosidad intelectual, como enfatiza el jurado, le ha llevado incluso a diseccionar las enseñanzas éticas y filosóficas que encierran las obras de grandes figuras de la literatura como James Joyce y Thomas Mann, así como la música de Richard Wagner. «Lo que distingue la obra de Kitcher es su inmensa amplitud, abarcando e interrelacionando la filosofía de la ciencia con la ética, la política, la educación, la literatura y las artes, siempre con el objetivo de mejorar la sociedad e impulsar su progreso», afirma el catedrático de Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Exeter (Reino Unido) y presidente del jurado, John Dupré. El propio galardonado define la filosofía como un proyecto intelectual de síntesis, cuyo objetivo es «integrar el conocimiento disperso de todas las disciplinas científicas y humanísticas, uniendo muchas cosas aparentemente desconectadas para forjar un todo coherente» que permitan «progresar moralmente y mejorar el mundo». El camino de Kitcher hacia la filosofía comenzó en la Universidad de Cambridge, donde estudiaba Matemáticas, pero gracias a la sugerencia de un profesor, acabó decantándose por la historia y la filosofía de la ciencia. Sus primeras investigaciones durante el doctorado en la Universidad de Princeton se centraron en la historia y la filosofía de las matemáticas, hasta que, motivado por las preguntas de sus estudiantes, se interesó por la biología. Pasó un año formándose en la Universidad de Harvard, en el Museo de Zoología Comparada, y posteriormente propuso argumentos en contra de la teoría de la sociobiología que, según el galardonado, se basaba en el comportamiento social de insectos como las hormigas y lo extrapolaba a los humanos. Kitcher postuló que «en humanos hay que tener en cuenta que su entorno es mucho más complejo y las fuerzas culturales tienen un efecto sobre la evolución humana». También en el campo de la filosofía de la ciencia destaca su libro 'The Advancement of Science', en el que Kitcher propuso -en palabras de su nominador Antonio Diéguez- «desmitificar la leyenda sobre la ciencia, que considera desde una visión ingenua y carente de crítica hasta una acumulación progresiva de verdades logradas mediante la aplicación de cánones metodológicos estrictos». «Aunque la crítica al cientificismo no era nueva, antes se hizo desde planteamientos más radicales, relativistas y constructivistas, y él va del realismo al pragmatismo para hacer una defensa de la objetividad de la ciencia, a la vez que desmonta tópicos demasiado racionalistas o positivistas acerca del progreso científico», añade en esta obra, en la que Kitcher presentó un nuevo modelo de la explicación científica, basado en la habilidad de unificar fenómenos dispares. Este manual se ha convertido en una referencia en los manuales contemporáneos de filosofía de la ciencia. Kitcher también ha explorado las lecciones que puede aportar la biología a la hora de explicar la ética humana. A mediados de los años 1990, Kitcher analizó las implicaciones éticas del 'Proyecto Genoma Humano' en un informe para 'Biblioteca del Congreso estadounidense', que acabó convirtiendo en el libro 'The Lives to Come' (1996). Sin embargo, hablando con asesores de los congresistas, se dio cuenta de que la motivación política para embarcarse en el Proyecto era muy diferente de la que tenía la comunidad científica pues, lejos de la ambición de curar, o al menos diagnosticar, todo tipo de enfermedades, el objetivo del Congreso era obtener una ventaja científica competitiva respecto a Japón, que destacaba en el ámbito tecnológico. Además, abordó el papel de la educación en 'The Main Enterprise of the World: Rethinking Education', publicado en el año 2021, en el que se vuelve a destacar la idea de la cooperación como un elemento fundamental para el avance de la sociedad y resume en tres puntos la importancia que la educación tiene para ésta: permitir que los niños hagan cosas productivas que les ayuden a mantenerse (con el fin último de mantener sus propias vidas, no de contribuir a la riqueza global), facilitar que se conviertan en ciudadanos que puedan cooperar con otras personas en la construcción de una sociedad; y darles la oportunidad de comprender lo que les importa y elegir la forma de sus propias vidas. El acta del jurado también destaca los trabajos del profesor Kitcher sobre el cambio climático, que articuló en forma de conferencias magistrales y en un libro, además de analizar el papel de la filosofía como una 'superdisciplina' para integrar el conocimiento de todos los campos, sin olvidar el papel de la literatura en la comprensión ética de otras personas.
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