El incierto destino de Alcaraz en su camino para convertirse en el mejor de la historia: "No sé si podré lidiar con ello"
El tenista muestra su cara más personal y las grandes dudas de su vida en el documental 'A mi manera'.

El viaje de Carlos Alcaraz en la élite del tenis no ha hecho más que comenzar, y vaya manera de comenzar: 21 años, cuatro títulos de Grand Slam, seis de Masters 1.000... el murciano tiene todos los ingredientes para lograr su sueño de sentarse en la mesa del 'Big Three', pero, ¿qué precio está dispuesto a pagar? Eso es justo a lo que trata de responder en A mi manera, el documental producido por Netflix en el que muestra la cara más personal del tenista.
Se trata de un viaje con 'Carlitos' a lo largo de su año 2024, el más importante de su carrera, al que 20 Minutos ha tenido acceso exclusivo antes de su estreno este 23 de abril. Tres episodios que explican todo lo que los aficionados del tenis no pudieron comprender en un curso de éxitos... y también mucho sufrimiento.
"Mi miedo es ver el tenis como una obligación", es la dura declaración de Alcaraz que pone en tensión a cualquier seguidor del mejor tenis del, mundo. Alegría, desparpajo, pura fe en golpeos imposibles... eso es lo que hace de Alcaraz la estrella que es hoy y la revolución que representa en el circuito. Sin su sonrisa no hay milagros, se esfuma su tenis.
Esa sensación es la que persigue al tenista de El Palmar ahora que todos esperan que alcance a Nadal, Federer y Djokovic, todos los fans, periodistas, exdeportistas... que olvidan que tan solo es un chico de 21 años sometido a una feroz presión diaria que le lleva a jugarse su salud mental y física cada semana.
De las lágrimas a la euforia
Las imágenes exclusivas del documental muestran al Alcaraz más humano, hundido y entre lágrimas cuando, en un entrenamiento, el dolor en su brazo le obliga a renunciar a participar en el Trofeo Conde de Godó de Barcelona. Una batalla mental que explica también su derrota ante Rublev en el Mutua Madrid Open cuando el partido parecía encarrilado.
Pero también enseña la cara más real de Carlos en los momentos de euforia de un chico capaz de levantar Roland Garros apenas semanas después de recuperarse de la lesión: "¡Hoy se cena en vaso!", dice eufórico ante las cámaras tras ganar el título.
Y es que Alcaraz enseña en su documental lo mismo que en las ruedas de prensa, eventos y en los partidos, estallidos de pura naturalidad. Así, no esconde su gusto por disfrutar de la vida, algo no reñido con el profesionalismo para él: "Fui de fiesta a Ibiza y luego gané en Queen's y Wimbledon, no digo que gane por la fiesta, pero soy de los que, si las cosas salen bien, pienso que hay que repetir", recuerda sobre el doble éxito de 2023.
Eso sí, el "yo quiero hacer las cosas a mi manera" de Carlos choca frontalmente con la filosofía de trabajo que trata de inculcarle Juan Carlos Ferrero, un hombre que ya pasó por ese camino mucho antes: "Su entendimiento del trabajo y el nuestro es muy diferente, tanto, que incluso me genera dudas de si puede ser el mejor de la historia", apunta.
Carlos Alcaraz toca fondo
En esa disyuntiva se instala un relato enfocado también en otro de los momentos más importantes de la carrera —y la vida— de Carlos Alcaraz: los Juegos Olímpicos de París junto a Rafa Nadal. "Jodió mucho que esa ilusión de ganar con Rafa se esfumara, que esa posibilidad dejara de existir", recuerda un Alcaraz exprimido al máximo por conseguir también una medalla individual arrebatada por Djokovic.
"Ese día, Carlos toca fondo", asegura sin titubear su mánager Albert Molina mientras aparecen las imágenes del tenista en la entrevista postpartido junto a Corretja hundido en un mar de lágrimas.
Después de aquello, su carrera quedaría marcada para siempre. Unas imágenes del español reventando la raqueta contra el suelo en el Masters 1.000 de Cincinnati darían la vuelta al mundo y harían estallar las redes sociales con críticas. "No tenía fuerza mental para aguantar. Estaba perdiendo la ilusión, pensaba que ir al torneo para jugar así era mejor no ir y no jugar. Fue un momento duro", recuerda con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos.
El consejo de Nadal y la gran duda de su carrera
Al final, lo resume todo en la misma frase que hemos escuchado de su boca varias veces en las últimas semanas: "No quiero que me digan que soy el sucesor de Rafa Nadal, es innecesario, quiero que me llamen Carlos Alcaraz Garfia". Precisamente, Carlos hace un lema de las palabras que el propio Nadal ofrece en el documental: "Tienes que sentir que vale la pena lo que haces, si no te vas a quemar".
La felicidad ya es un éxito
"Mi sueño es ser uno de los mejores de la historia, sí; sentarme en la mesa del 'Big Three', sí; lidiar con todo y hacer todo lo que conlleva ser el mejor de la historia... No lo sé. He vivido muy poco y me queda mucho. La felicidad ya es éxito y es muy difícil encontrarlo", culmina en una duda que trata de resolver día a día dentro y fuera de la pista.