Las constantes redadas del ICE, las deportaciones y la dura campaña antiinmigración, implementadas por el gobierno de Donald Trump, se volvieron una presión insoportable para una familia migrante que vivía desde hace años en California. Atemorizados por la posibilidad de quedar en medio de un operativo, tomaron una drástica decisión: abandonaron Estados Unidos. “No podíamos comer ni dormir”, confiaron desde México.

Miedo constante a una redada del ICE: la vida de una familia migrante

La vida de una familia migrante de origen mexicano cambió de forma drástica el 19 de enero pasado, 24 horas antes de la llegada de Donald Trump —por segunda vez— a la Casa Blanca. “Fue el último día que todos juntos como familia salimos de casa”, contó Anna en una entrevista con ABC News.

La mujer de 29 años había llegado a California con sus padres hace casi tres décadas. Sus hermanas de 20 y 19 años nacieron en el Estado Dorado. Durante casi tres décadas vivieron en San Diego, hasta hace pocos días, cuando decidieron dejar atrás la vida que habían construido en Estados Unidos y cruzaron la frontera rumbo a la Ciudad de México. Lo hicieron por el temor constante que tenían a ser blanco de una redada de agentes del ICE.

Anna relató que la presencia permanente de agentes de esa agencia en su comunidad les impidieron llevar una vida normal. Sus padres dejaron de salir de su casa y todos vivían bajo constante presión. “Mi mayor temor era escuchar que a mi papá lo habían detenido en una de las redadas de ICE o que a mi mamá la habían detenido porque estaba caminando hacia la tienda de la esquina”, explicó.

Los niveles de angustia que experimentaron se volvieron insoportables. “Como teníamos miedo y ansiedad constantes, no podíamos comer ni dormir”, detalló Anna. La situación de esta familia migrante se volvió insostenible, hasta que decidieron irse y Estados Unidos y regresar a México.

En qué situación estaba la familia mexicana que abandonó Estados Unidos

La familia había llegado a Estados Unidos en 1997. El padre de Anna emigró a San Diego con una visa de trabajo patrocinada por un restaurante, pero en 2008 el local cambió de dueño y perdió su estatus legal.

Aunque la mujer es beneficiaria del programa DACA y sus dos hermanas menores son ciudadanas estadounidenses, decidieron volver a México ante el temor de que sus padres sean detenidos y deportados, una situación que anularía sus chances de obtener la ciudadanía en el futuro. “Decidimos ir a lo seguro. Y el modo más seguro en este momento es iniciar el papeleo desde fuera del país”, señaló.

La familia regresó a México con pocos recursos y sin empleo. En estos momentos se encuentra alojada en la casa de un familiar en Ensenada, pero planea continuar rumbo la capital mexicana. Anna expresó que irse de EE.UU. fue la decisión más difícil de toda su vida. “Dejar un país que ha sido mi país durante los últimos 30 años fue una experiencia surrealista”, dijo. Y agregó: “Sentí que no tenía a dónde ir”.

“Si las leyes fueran realistas y permitieran a la gente tener un camino hacia la ciudadanía, no tendríamos que pasar por esto”, concluyó preocupada por su futuro y el de sus seres queridos.