El curioso origen de los calçots: todo fue por un descuido que ocurrió en el s. XIX
Comer calçots en esta época del año es una tradición bastante común en Cataluña que también se ha extendido a otros lugares de la península.

Marzo es sinónimo de eventos culturales como los ansiados Carnavales, un festivo que se celebra en muchas partes de España y que comunidades autónomas como Galicia estaban deseando que llegase. También es el mes de los calçots, las icónicas cebolletas catalanas que se cocinan a la brasa y cuyo consumo es capaz de reunir a tantas personas como se desee.
Se trata de uno de los tesoros culinarios más queridos de la gastronomía catalana, cuya fama se ha extendido a otras zonas de la península como Madrid. De hecho, en el municipio madrileño de Hoyo de Manzanares se puede disfrutar de una auténtica calçotada visitando alguno de estos dos restaurantes.
Mucho se ha comentado sobre la elaboración de los calçots, al igual que de los beneficios que tiene este producto para la salud. Pero, ¿qué hay de su origen? Se trata de un plato del cual se dice que nació en el s. XIX y que tuvo lugar por un descuido, algo parecido a lo que pasó con el jamón batido de Zaragoza. ¿Quieres descubrirlo?
El origen del calçot
Como hemos dicho, para hablar sobre el origen de los calçots, nos tenemos que trasladar al s. XIX, concretamente a Cataluña. La teoría más famosa es la de Xat de Benaiges, un campesino que vivía en el pueblo de Valls (Tarragona) y que, un día, se puso a calentar a la brasa unos brotes de cebolla.
Desafortunadamente (o más bien, afortunadamente) se pasó de tiempo y las cebollas se quemaron más de la cuenta. El protagonista no quiso desperdiciar el producto, por lo que se le ocurrió quitarles las capas quemadas. Fue entonces cuando descubrió el tierno interior que escondían lo que conocemos actualmente como calçots.
Sin embargo, existen pruebas que aseguran que este plato ya existía en la época de los romanos. Por ejemplo, se descubrió una pintura que mostraba a un grupo de personas comiendo porrus capitatus (los calçots actuales) con la mano alzada y la mirada hacia arriba, una posición que se suele hacer cuando se come este producto.
La época más idónea para comer calçots
El calçot es un producto cuya temporada suele comenzar en noviembre y acabar en abril. No obstante, en enero, en febrero y en marzo se dispara su consumo.
Si tienes planeado organizar una calçotada en casa con amigos, recuerda elaborar la salsa romesco, uno de los acompañamientos más famosos de los calçots, y envolver estos con papel de periódico tras ponerlos a la brasa. ¡Una auténtica delicia!