El autor del libro: "Merece una reflexión que despierte odio cuando no se ha leído"
El escritor detalla las razones que le llevaron a Bretón y cita a autores que eligieron el camino literario de narrar sobre asesinos

Luisgé Martín, el escritor del libro El odio, paralizado de manera cautelar, por petición de la exmujer de José Bretón, que asesinó a sus hijos, y por la Fiscalía de menores de Barcelona, ha redactado un comunicado (que la editorial Anagrama ha enviado a 20minutos) para explicar su argumento y defender su derecho a narrar libremente, como lo hicieron autores de la talla de Emmanuel Carrère y Truman Capote.
Empecé a escribirlo porque era incapaz de entender que alguien pueda matar a sus hijos. La violencia vicaria es la más incomprensible
"Empecé a escribir El odio porque era incapaz de entender que alguien pudiera matar a sus propios hijos. La violencia está a nuestro alrededor y a menudo dentro de nosotros, vivimos en un mundo cada vez más convulsionado y colérico, pero hay un cierto tipo de violencia que no puede ser explicado de ninguna manera. La violencia vicaria es probablemente la más incomprensible de todas".
"Yo, como la mayoría de los escritores que conozco, escribo para entender el mundo; para dar orden a lo que solo es caos; para sujetarme a alguna certeza en medio de las arenas movedizas; para buscar respuestas a mis propios demonios y a los demonios de la sociedad en la que vivo. De ese modo llegué al crimen de José Bretón, que contiene todos los paradigmas del Mal con mayúscula y que se convirtió, en 2011, en un símbolo de la violencia machista en España".
No me comparo con Capote, Carrère y Laiogia, ojalá pudiera, pero sí mi propósito con los suyos: indagar sobre el odio
"En 1965, Truman Capote publicó A sangre fría, la crónica de un crimen abominable cuyos autores —de uno de los cuales se había enamorado Capote— estaban en el corredor de la muerte. En 2000, Emmanuel Carrère publicó El adversario, un retrato de Jean-Claude Romand, que había asesinado a sus dos hijos, a su esposa y a sus propios padres. Carrère visitó en la cárcel y mantuvo correspondencia durante años con Romand, que en 2019 salió de prisión después de cumplir su condena. Y en 2020, Nicola Lagioia, con las mismas herramientas narrativas, desmenuzó un crimen atroz que sacudió Italia en 2016 (La ciudad de los vivos). Son tres obras maestras. Antes y después ha habido cientos o miles de libros semejantes".
"No me comparo literariamente con esos autores -ojalá pudiera hacerlo-, pero sí comparo mi propósito con los suyos. Indagar sobre el odio, sobre la brutalidad de la naturaleza humana, sobre la crueldad, sobre las estructuras sociales que sostienen esa violencia inacabable. Eso es, en buena medida, la historia de la literatura".
El libro está escrito con el mayor respeto hacia las víctimas. Sirve para mostrar la vileza de un asesino. Nada más y nada menos
"El odio está escrito con el mayor respeto hacia las víctimas. El libro puede provocar dolor al reabrir heridas, pero no más que otros libros que se han publicado sobre los hechos o que la serie audiovisual Bretón, La mirada del Diablo, emitida en 2023. El odio no da voz a José Bretón: se la quita, niega su explicación de los hechos, le enfrenta con sus contradicciones. El odio, en mi humilde opinión, sirve para mostrar los laberintos de la infamia y de la vileza de un asesino. Nada más. Y nada menos".
"Merece una reflexión, por último, que un libro como El odio, que pocas personas han leído aún, despierte el odio público que ha despertado entre los que no lo han leído. Es tristemente coherente con el tipo de sociedad hacia la que caminamos, en la que el resentimiento preventivo sustituye al pensamiento crítico".