Domingo de Pasión con lleno en los templos para ver los besamanos
Se palpaba en el ambiente: hay ganas de cofradías . Así ha quedado demostrado durante el fin de semana del pregón de la Semana Santa, en el que Sevilla volvió a llenarse de ese murmullo inconfundible que anuncia que lo grande está cerca. No solo los templos que albergaban besamanos registraron un lleno absoluto, sino también aquellos que, simplemente, mantenían sus puertas abiertas para quien quisiera entrar a mirar lo que hubiese montado. Quizás, sin necesidad de hacer un balance exhaustivo, han sido los días de mayor afluencia de público en los templos en todo lo que va de año. Colas interminables se formaban en la mayoría de ellos para contemplar los montajes y pasos preparados con esmero para la ocasión. Llamaba especialmente la atención la presencia de numerosos visitantes de otras localidades, incluidos del extranjero que quedaban perplejo al ver de lo que es capaz esta ciudad para venerar al Señor y a la Virgen. Hay quienes optaron por no ir a las iglesias y dejarlos para cualquier otro momento del año de más tranquilidad. Tampoco faltaban las familias que hacían su tradicional ruta , casi siempre a la misma hora y sitio en el mismo lugar de principio a fin, los trajes de chaqueta clásico en los hombres y vestidos en las mujeres, de estar los hermanos en sus hermandades disfrutando de días señalados porque este ha sido el principio del fin, tan solo falta lo más esperado para finalizar el año, la estación de penitencia. Impactante. No hay calificativos suficientes para describir los montajes del Buen Fin. Año tras año se superan, manteniendo un nivel altísimo en la puesta en escena, pero, sobre todo, conservando siempre el sentido profundo y religioso que debe guiarlo todo. Y qué decir del Museo. Una lección de elegancia serena, de saber estar, de transmitir con poco. Porque a veces, cuando menos es más, todo cobra mayor fuerza. La cercanía de sus titulares, la sobriedad del entorno y la presencia medida de piezas de gran valor conforman una atmósfera que sobrecoge por su belleza y su hondura de una hermandad de cuatro siglos y medio. Otro ejemplo de gran trabajo ha podido verse en Montserrat. El Cristo de la Conversión y la Virgen que da título a la hermandad componían un sobrecogedor stabat mater, cargado de sentido y de belleza. La disposición permitía admirar a la dolorosa con su manto de salida en todo su esplendor, visible desde los 360 grados, mientras que al fondo se alzaba majestuoso el crucificado de Juan de Mesa, dominando la escena con su fuerza imponente. El buen gusto nunca falta en las Penas . En apenas una semana han instalado dos besamanos, celebrado un triduo y culminado con una solemne función. Un trabajo titánico que se suma a los últimos preparativos de cara a la inminente estación de penitencia. Este año, además, con un momento especialmente esperado: el primer besamanos del Señor tras la reciente restauración llevada a cabo por Fernando Aguado. Uno de los lugares más concurridos ha estado, como no podía ser de otra manera, en San Juan de la Palma. Allí, el Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes recibió la devoción de miles de personas antes de subir a su paso de misterio. El suyo es siempre un besamanos esperado, una cita clásica en el calendario cofrade. Pero este año venía precedido de un acontecimiento que tardará en olvidarse: el vía crucis extraordinario, dejando imágenes que ya forman parte de la memoria colectiva. En la parroquia de Omnium Sanctorum, tres imágenes han estado expuestas en besamanos este fin de semana, convirtiendo el templo en un punto de visita obligado para muchos cofrades. Por un lado, e l Señor de la Paz y la Virgen del Carmen presidían el presbiterio con uno de los montajes más destacados. Por otro, el Cristo de las Almas, de los Javieres, también se presentaba en besapiés, tras haber sido repuesto recientemente al culto. Una estampa cargada de emoción, no solo por la belleza de la imagen y su significado penitencial, sino porque todo apunta a que este ha podido ser su último besapiés en la parroquia. Sencillez en San Pedro con el Cristo de Burgos y una oportunidad entrañable de visitarlo tan de cerca. Los Terceros es otro de los lugares más concurridos, esta vez para admirar al Señor de la Cena, además de la Virgen de la Victoria en su paso de palio. En Santiago, siguiendo con la ruta, el Señor de la Redención recibió el beso de sus hermanos y fieles, un culto enmarcado en un año importante para la Virgen del Rocío. No faltó el besamanos de la Virgen de la Aurora , ataviada de blanco, aprovechando la priostía cada uno de los grandes espacios en el presbiterio de Santa Marina. Clasicismo en los Estudiantes con el Cristo de la Buena Muerte, al igual que en San Isidoro con el Señor de las Tres Caídas que lució la túnica recién restaurada de Patrocinio López por parte del taller de CYRTA, y en San Martín con el Cristo de la Lanzada y la Virgen del Buen Fin. Muy cerca, en San Alberto, los cofrades visitaron a la Virgen de los Dolores , una talla d
Se palpaba en el ambiente: hay ganas de cofradías . Así ha quedado demostrado durante el fin de semana del pregón de la Semana Santa, en el que Sevilla volvió a llenarse de ese murmullo inconfundible que anuncia que lo grande está cerca. No solo los templos que albergaban besamanos registraron un lleno absoluto, sino también aquellos que, simplemente, mantenían sus puertas abiertas para quien quisiera entrar a mirar lo que hubiese montado. Quizás, sin necesidad de hacer un balance exhaustivo, han sido los días de mayor afluencia de público en los templos en todo lo que va de año. Colas interminables se formaban en la mayoría de ellos para contemplar los montajes y pasos preparados con esmero para la ocasión. Llamaba especialmente la atención la presencia de numerosos visitantes de otras localidades, incluidos del extranjero que quedaban perplejo al ver de lo que es capaz esta ciudad para venerar al Señor y a la Virgen. Hay quienes optaron por no ir a las iglesias y dejarlos para cualquier otro momento del año de más tranquilidad. Tampoco faltaban las familias que hacían su tradicional ruta , casi siempre a la misma hora y sitio en el mismo lugar de principio a fin, los trajes de chaqueta clásico en los hombres y vestidos en las mujeres, de estar los hermanos en sus hermandades disfrutando de días señalados porque este ha sido el principio del fin, tan solo falta lo más esperado para finalizar el año, la estación de penitencia. Impactante. No hay calificativos suficientes para describir los montajes del Buen Fin. Año tras año se superan, manteniendo un nivel altísimo en la puesta en escena, pero, sobre todo, conservando siempre el sentido profundo y religioso que debe guiarlo todo. Y qué decir del Museo. Una lección de elegancia serena, de saber estar, de transmitir con poco. Porque a veces, cuando menos es más, todo cobra mayor fuerza. La cercanía de sus titulares, la sobriedad del entorno y la presencia medida de piezas de gran valor conforman una atmósfera que sobrecoge por su belleza y su hondura de una hermandad de cuatro siglos y medio. Otro ejemplo de gran trabajo ha podido verse en Montserrat. El Cristo de la Conversión y la Virgen que da título a la hermandad componían un sobrecogedor stabat mater, cargado de sentido y de belleza. La disposición permitía admirar a la dolorosa con su manto de salida en todo su esplendor, visible desde los 360 grados, mientras que al fondo se alzaba majestuoso el crucificado de Juan de Mesa, dominando la escena con su fuerza imponente. El buen gusto nunca falta en las Penas . En apenas una semana han instalado dos besamanos, celebrado un triduo y culminado con una solemne función. Un trabajo titánico que se suma a los últimos preparativos de cara a la inminente estación de penitencia. Este año, además, con un momento especialmente esperado: el primer besamanos del Señor tras la reciente restauración llevada a cabo por Fernando Aguado. Uno de los lugares más concurridos ha estado, como no podía ser de otra manera, en San Juan de la Palma. Allí, el Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes recibió la devoción de miles de personas antes de subir a su paso de misterio. El suyo es siempre un besamanos esperado, una cita clásica en el calendario cofrade. Pero este año venía precedido de un acontecimiento que tardará en olvidarse: el vía crucis extraordinario, dejando imágenes que ya forman parte de la memoria colectiva. En la parroquia de Omnium Sanctorum, tres imágenes han estado expuestas en besamanos este fin de semana, convirtiendo el templo en un punto de visita obligado para muchos cofrades. Por un lado, e l Señor de la Paz y la Virgen del Carmen presidían el presbiterio con uno de los montajes más destacados. Por otro, el Cristo de las Almas, de los Javieres, también se presentaba en besapiés, tras haber sido repuesto recientemente al culto. Una estampa cargada de emoción, no solo por la belleza de la imagen y su significado penitencial, sino porque todo apunta a que este ha podido ser su último besapiés en la parroquia. Sencillez en San Pedro con el Cristo de Burgos y una oportunidad entrañable de visitarlo tan de cerca. Los Terceros es otro de los lugares más concurridos, esta vez para admirar al Señor de la Cena, además de la Virgen de la Victoria en su paso de palio. En Santiago, siguiendo con la ruta, el Señor de la Redención recibió el beso de sus hermanos y fieles, un culto enmarcado en un año importante para la Virgen del Rocío. No faltó el besamanos de la Virgen de la Aurora , ataviada de blanco, aprovechando la priostía cada uno de los grandes espacios en el presbiterio de Santa Marina. Clasicismo en los Estudiantes con el Cristo de la Buena Muerte, al igual que en San Isidoro con el Señor de las Tres Caídas que lució la túnica recién restaurada de Patrocinio López por parte del taller de CYRTA, y en San Martín con el Cristo de la Lanzada y la Virgen del Buen Fin. Muy cerca, en San Alberto, los cofrades visitaron a la Virgen de los Dolores , una talla de un valor incalculable que era descendida de su camarín para postrarse ante los sevillanos. Un ejemplo de dar culto a una imagen sin necesidad de salir a la calle. No faltó culto de las glorias, esta vez extraordinario, con el Cristo del Amparo de la Pastora de Santa Marina por mostrarse con los todos los atributos y con un estilo perdido en la ciudad. No faltaron besamanos en los barrios como el del Cristo de la Sed y el de la Virgen del Patrocinio , este último ha sido el culto de Triana de este fin de semana, el del stabat del Cachorro, corporación que piensa en el Viernes Santo, pero tiene puesta la mente en el traslado del crucificado a Roma en apenas un mes. Es una delicia para todos los sentidos tener la suerte en Sevilla de tener a la Piedad de la Mortaja, misterio que se presentó abajo en ell presbiterio, como igual de fortuna es el besapiés del Cristo Yacente, otra talla recién restaurada y que presidió el Vía Crucis de las Cofradías, ubicado delante de la Virgen de Villaviciosa, San Juan y María Magdalena, situado en un entorno propio que emula a velar a Cristo.
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