Hay fidelidad a un club. Pero puede existir fidelidad a una ciudad donde se ha sido dichoso. El tiempo, en los derbis, va instalando a las personas, si son de ley, y olvidando o limando las asperezas. Hablo de Sevilla y hablamos de Diego Rodríguez, central canario que del Betis se fue al club de Nervión por lo que el poeta alababa de la ciudad hispalense : «Y Sevilla». Hay que retrotraerse al fútbol que nos parió, cuando todo fue posible, llegando los noventa. Y un central canario que soñaba, primero con el Tenerife y después con la Península, en un anhelo de latitudes diversas. Diego, entonces y ahora, gozaba de esa fisonomía del corte de balón, la ubicación exacta,...
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