Del puntapié de Bellingham al VAR a la bronca de Raphinha al linier: ¿han perdido autoridad los árbitros?

Gane quien gane la Liga 2024-2025 , esta se recordará por ser la que vio llegar a su cénit a las eternas polémicas arbitrales. Con el irresoluto caso Negreira siempre de fondo, pues el asunto de los sospechosos pagos del Fútbol Club Barcelona al que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante casi dos décadas sigue en el aire, la tensión entre clubes, jugadores y colegiados ha alcanzado las cotas más altas de la historia de la competición española. Porque controversia siempre hubo, pues es inherente al fútbol, pero nunca tanto desapego en unos y otros hacia la labor de sus jueces. La cosa viene de lejos, pues el estallido del caso Negreira sacó a la luz una desconfianza que anteriormente se mantenía quizás subdérmica, latente. Un recelo seguramente decisivo para que ya en el presente curso el Real Madrid acabase estallando tras la no expulsión del españolista Romero por una durísima entrada a Mbappé que acabó en solo tarjeta amarilla. El vigente campeón liguero denunció el actual sistema arbitral y solicitó una revisión en profundidad del mismo . Aquella misiva rompió las hostilidades. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) reaccionó lanzando la campaña 'Respeta al árbitro, respeta a la árbitras, respeta el fútbol' , que perseguía el objetivo de «rebajar el clima de tensión del fútbol español» y reclamaba «la implicación de todos los estamentos»; y LaLiga se unió en torno a su presidente Javier Tebas para afear la reacción desmedida del conjunto blanco y denunciarlo , y establecer una posición conjunta sin él . Sin embargo, en las siguientes semanas fueron varios clubes los que la abandonaron para acabar imitando al Real Madrid y sacar comunicados en contra de supuestos errores arbitrales que habían sufrido. Alavés , Real Sociedad o Espanyol entre otros cargaron contra la labor de los colegiados a través de comunicados publicados en las redes sociales. La desconfianza es palpable y ha acabado llevando a una evidente pérdida de autoridad de los árbitros. Se ha podido comprobar este mismo fin de semana, aunque hay ejemplos anteriores, como las persistentes quejas del brasileño Vinícius en casi cada partido de las últimas temporadas, o viajando mucho más atrás en el tiempo, los vehementes corrillos de los jugadores del Barça para reclamar faltas o tarjetas a sus rivales. Los últimos casos se produjeron el pasado sábado. El primero tras la inesperada derrota del Real Madrid en el Santiago Bernabéu ante el Valencia (1-2), cuando Jude Bellingham pateó el soporte del monitor del VAR en su camino hacia los vestuarios. El inglés, que ya fue sancionado por su 'fuck off' a Munuera Montero , no recibió castigo alguno. Y horas más tarde pasó algo parecido con Raphinha , que también salió 'ileso' de su fea conversación con el asistente de Gil Manzano durante el empate entre el Barcelona y el Betis. En concreto el enfado se produjo por un saque de banda mal señalizado por el asistente y el poco tiempo que descontó el colegiado. El brasileño recriminó con muy malas formas al juez de línea que señalase un fuera de banda a favor del Betis: «Es para allá, es para allá, carajo. ¿Qué dices? Que te calles tú. Tu no me mandas callar, No me voy a callar. La última vez que me mandas callar. ¿Qué piensas que haces? La c... de tu p... madre ». Unas palabras que únicamente recibieron como contestación un «usted no me chille», y un intento por parte del árbitro principal de calmar los ánimos del futbolista. La tensión cuando la Liga encara sus últimos partidos , en los que se decide el título, es evidente. Pero las formas de unos y otros son absolutamente censurables. Incluso punibles. Porque, independientemente de las causas, está claro que los futbolistas están perdiendo el respeto al colectivo arbitral. Y esa es una mala noticia para todo el fútbol español.

Abr 8, 2025 - 14:21
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Del puntapié de Bellingham al VAR a la bronca de Raphinha al linier: ¿han perdido autoridad los árbitros?
Gane quien gane la Liga 2024-2025 , esta se recordará por ser la que vio llegar a su cénit a las eternas polémicas arbitrales. Con el irresoluto caso Negreira siempre de fondo, pues el asunto de los sospechosos pagos del Fútbol Club Barcelona al que fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros durante casi dos décadas sigue en el aire, la tensión entre clubes, jugadores y colegiados ha alcanzado las cotas más altas de la historia de la competición española. Porque controversia siempre hubo, pues es inherente al fútbol, pero nunca tanto desapego en unos y otros hacia la labor de sus jueces. La cosa viene de lejos, pues el estallido del caso Negreira sacó a la luz una desconfianza que anteriormente se mantenía quizás subdérmica, latente. Un recelo seguramente decisivo para que ya en el presente curso el Real Madrid acabase estallando tras la no expulsión del españolista Romero por una durísima entrada a Mbappé que acabó en solo tarjeta amarilla. El vigente campeón liguero denunció el actual sistema arbitral y solicitó una revisión en profundidad del mismo . Aquella misiva rompió las hostilidades. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) reaccionó lanzando la campaña 'Respeta al árbitro, respeta a la árbitras, respeta el fútbol' , que perseguía el objetivo de «rebajar el clima de tensión del fútbol español» y reclamaba «la implicación de todos los estamentos»; y LaLiga se unió en torno a su presidente Javier Tebas para afear la reacción desmedida del conjunto blanco y denunciarlo , y establecer una posición conjunta sin él . Sin embargo, en las siguientes semanas fueron varios clubes los que la abandonaron para acabar imitando al Real Madrid y sacar comunicados en contra de supuestos errores arbitrales que habían sufrido. Alavés , Real Sociedad o Espanyol entre otros cargaron contra la labor de los colegiados a través de comunicados publicados en las redes sociales. La desconfianza es palpable y ha acabado llevando a una evidente pérdida de autoridad de los árbitros. Se ha podido comprobar este mismo fin de semana, aunque hay ejemplos anteriores, como las persistentes quejas del brasileño Vinícius en casi cada partido de las últimas temporadas, o viajando mucho más atrás en el tiempo, los vehementes corrillos de los jugadores del Barça para reclamar faltas o tarjetas a sus rivales. Los últimos casos se produjeron el pasado sábado. El primero tras la inesperada derrota del Real Madrid en el Santiago Bernabéu ante el Valencia (1-2), cuando Jude Bellingham pateó el soporte del monitor del VAR en su camino hacia los vestuarios. El inglés, que ya fue sancionado por su 'fuck off' a Munuera Montero , no recibió castigo alguno. Y horas más tarde pasó algo parecido con Raphinha , que también salió 'ileso' de su fea conversación con el asistente de Gil Manzano durante el empate entre el Barcelona y el Betis. En concreto el enfado se produjo por un saque de banda mal señalizado por el asistente y el poco tiempo que descontó el colegiado. El brasileño recriminó con muy malas formas al juez de línea que señalase un fuera de banda a favor del Betis: «Es para allá, es para allá, carajo. ¿Qué dices? Que te calles tú. Tu no me mandas callar, No me voy a callar. La última vez que me mandas callar. ¿Qué piensas que haces? La c... de tu p... madre ». Unas palabras que únicamente recibieron como contestación un «usted no me chille», y un intento por parte del árbitro principal de calmar los ánimos del futbolista. La tensión cuando la Liga encara sus últimos partidos , en los que se decide el título, es evidente. Pero las formas de unos y otros son absolutamente censurables. Incluso punibles. Porque, independientemente de las causas, está claro que los futbolistas están perdiendo el respeto al colectivo arbitral. Y esa es una mala noticia para todo el fútbol español.