De la guerra, al armisticio: la intrahistoria del 'tratado de paz' entre Montero y Díaz
Tras más de un mes de dimes y diretes, el Gobierno ha arrancado de cuajo el quiste en el que se había convertido la tensión creciente entre María Jesús Montero y Yolanda Díaz. El choque entre las dos vicepresidentas incrementaba el desasosiego en el Complejo de La Moncloa, en un momento delicado para el Ejecutivo, que acumula frentes abiertos con sus socios de coalición y también con el bloque de la investidura. La tributación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) era una trinchera más en este arranque de 2025, que a su vez enardecía a una oposición ávida por aprovechar cualquier resquicio para debilitar la administración de Pedro Sánchez. No exento de retórica épica, la ministra de Hacienda y la de Trabajo han firmado por fin el tratado de paz por el gravamen al salario mínimo y esquivan una guerra que, a primera hora de este viernes, parecía inminente. María Jesús Montero lanzó el primer órdago a principios de año. El Ministerio de Hacienda proponía por primera vez que los preceptores del SMI pagasen el IRPF en 2025. Una maniobra que abrió la veda a toda la lucha que ha precedido a este tratado de paz que este viernes han firmado con el departamento de Yolanda Díaz. Desde entonces, tanto Sumar como el resto de los aliados del bloque de la investidura plantearon batalla al ala socialista del Ejecutivo, que cerró filas con la mano derecha de Pedro Sánchez. Incluso el Partido Popular se ofreció como cooperador necesario de los magentas cuando éstos registraron una proposición de ley para impedir el gravamen al salario mínimo. En paralelo, los conservadores hicieron lo propio con otra iniciativa para confrontar al PSOE, de la misma manera que se movió Podemos, aunque con redacciones totalmente diferentes. Puentes reconstruidos Así las cosas, pese a presentar su propia iniciativa, desde los satélites de Génova se filtraba la posibilidad de que los miembros populares de la Mesa del Congreso unieran sus votos a los del Grupo Plurinacional para esquivar el veto del Gobierno a la propuesta de los magentas y, así, facilitar una votación en el Congreso que proyectase la imagen de un Ejecutivo totalmente dividido y en manos del Partido Popular. Un escenario más que factible. Al menos hasta que Hacienda y Trabajo, tras meses de reproches entremezclados con abrazos escenificados como el de Díaz y Montero, enterraron el hacha de guerra y se pusieron a negociar. Los equipos negociadores se arremangaron este mismo martes, retomando unas conversaciones que se asumían muertas. La relación entre sendos departamentos seguía tocada. Aun con todo, ambas partes apostaron fuerte por el acuerdo. Desde Sumar nunca han ocultado su optimismo al respecto. Daban por hecho que Hacienda entraría en razón para evitar el choque parlamentario, aunque desde el entorno de María Jesús Montero se aireaba la vía de recurrir al Tribunal Constitucional para bloquear el avance de la iniciativa parlamentaria de los magentas, puesto que, una vez aprobadas con los votos del PP, los socialistas reducirían su margen de maniobra para...
Tras más de un mes de dimes y diretes, el Gobierno ha arrancado de cuajo el quiste en el que se había convertido la tensión creciente entre María Jesús Montero y Yolanda Díaz. El choque entre las dos vicepresidentas incrementaba el desasosiego en el Complejo de La Moncloa, en un momento delicado para el Ejecutivo, que acumula frentes abiertos con sus socios de coalición y también con el bloque de la investidura. La tributación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) era una trinchera más en este arranque de 2025, que a su vez enardecía a una oposición ávida por aprovechar cualquier resquicio para debilitar la administración de Pedro Sánchez. No exento de retórica épica, la ministra de Hacienda y la de Trabajo han firmado por fin el tratado de paz por el gravamen al salario mínimo y esquivan una guerra que, a primera hora de este viernes, parecía inminente. María Jesús Montero lanzó el primer órdago a principios de año. El Ministerio de Hacienda proponía por primera vez que los preceptores del SMI pagasen el IRPF en 2025. Una maniobra que abrió la veda a toda la lucha que ha precedido a este tratado de paz que este viernes han firmado con el departamento de Yolanda Díaz. Desde entonces, tanto Sumar como el resto de los aliados del bloque de la investidura plantearon batalla al ala socialista del Ejecutivo, que cerró filas con la mano derecha de Pedro Sánchez. Incluso el Partido Popular se ofreció como cooperador necesario de los magentas cuando éstos registraron una proposición de ley para impedir el gravamen al salario mínimo. En paralelo, los conservadores hicieron lo propio con otra iniciativa para confrontar al PSOE, de la misma manera que se movió Podemos, aunque con redacciones totalmente diferentes. Puentes reconstruidos Así las cosas, pese a presentar su propia iniciativa, desde los satélites de Génova se filtraba la posibilidad de que los miembros populares de la Mesa del Congreso unieran sus votos a los del Grupo Plurinacional para esquivar el veto del Gobierno a la propuesta de los magentas y, así, facilitar una votación en el Congreso que proyectase la imagen de un Ejecutivo totalmente dividido y en manos del Partido Popular. Un escenario más que factible. Al menos hasta que Hacienda y Trabajo, tras meses de reproches entremezclados con abrazos escenificados como el de Díaz y Montero, enterraron el hacha de guerra y se pusieron a negociar. Los equipos negociadores se arremangaron este mismo martes, retomando unas conversaciones que se asumían muertas. La relación entre sendos departamentos seguía tocada. Aun con todo, ambas partes apostaron fuerte por el acuerdo. Desde Sumar nunca han ocultado su optimismo al respecto. Daban por hecho que Hacienda entraría en razón para evitar el choque parlamentario, aunque desde el entorno de María Jesús Montero se aireaba la vía de recurrir al Tribunal Constitucional para bloquear el avance de la iniciativa parlamentaria de los magentas, puesto que, una vez aprobadas con los votos del PP, los socialistas reducirían su margen de maniobra para...
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