Cuando España se cruzó en el camino de Allison Feaster

Una conexión especial entre los años 00’s y la actualidad. Una de las jugadoras que marcaron la década tiene un nuevo rol a día de hoy: Vicepresidenta de Operaciones y Crecimiento en los Boston Celtics y madre de Sarah Strong, una de las grandes promesas del planeta. Hablamos con la gran Allison Feaster. Artículo publicado […] La entrada Cuando España se cruzó en el camino de Allison Feaster aparece en Gigantes del Basket.

Feb 22, 2025 - 11:34
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Cuando España se cruzó en el camino de Allison Feaster

Una conexión especial entre los años 00’s y la actualidad. Una de las jugadoras que marcaron la década tiene un nuevo rol a día de hoy: Vicepresidenta de Operaciones y Crecimiento en los Boston Celtics y madre de Sarah Strong, una de las grandes promesas del planeta. Hablamos con la gran Allison Feaster.

Si hiciéramos una lista de las 25 mujeres más influyentes en las oficinas del mundo del baloncesto, el nombre de Allison Feaster sería un claro candidato a contar con un espacio reservado. Su trayectoria nunca se limitó a lo que sucedía en la cancha, donde llegó a ser All-Star WNBA, sino que siempre fue más allá. Todo comenzó en casa, el espacio en el que su madre le transmitió lo trascendental de una buena educación. Aquello, unido a su esfuerzo y excelentes capacidades, le llevó a estudiar Economía en Harvard, ejercer funciones diplomáticas para EEUU en momentos puntuales a través del deporte o acceder a un puesto en la estructura de la G League. Una significativa lista de experiencias que le condujeron hasta su privilegiada posición actual en los Boston Celtics, al mismo tiempo que colidera el programa de justicia social y equidad racial de la franquicia.

Reducir su impacto a una década concreta en este especial sería injusto, pero lo cierto es que ninguna marcó tanto su camino como los 00’s, años en los que definió su huella como jugadora y trazó su futuro vital. Feaster se coronó por partida doble en la EuroLeague Women (2002 y 2004) y alcanzó su apogeo como jugadora WNBA de la mano de las Charlotte Sting. Poco más tarde, aterrizó en Ros Casares (2006). La firma que dio paso a un largo recorrido por nuestro baloncesto vistiendo los colores de San José (León), Mann-Filter (Zaragoza), Perfumerías Avenida (Salamanca), Uni Girona y Alcobendas. “Echo mucho de menos España”, reconoce desde un hotel en Nueva York, donde charla con Gigantes mientras espera la hora del partido entre Nets y Celtics.

En aquella época en España, con mayor intensidad conforme se acercaban sus últimos años, Feaster pensaba en su futuro alejada de las canchas pero nunca imaginó lo que podía llegar a depararle la vida: “No sabía que existían posiciones como la que tengo actualmente porque nunca veía mujeres en puestos ejecutivos en la NBA”. En la actualidad, no solo es un punto de apoyo de los grandes directivos de la franquicia y una pieza clave en el funcionamiento de la misma en el día a día, sino que ya puede decir también que ha vivido un título NBA.

A pesar de que su tiempo sobre la cancha ya pasó, su vida no se entiende sin el baloncesto a nivel profesional… y personal. La razón es su hija, Sarah Strong, freshman en UConn e integrante de un grupo de niñas y niños estadounidenses que vivieron parte de su infancia en territorio español, como son los casos de Jaden Ivey (Detroit Pistons) o Lauren (UCLA) y Sienna Betts (comprometida con UCLA), por ejemplo. Las hijas e hijos de la acb y Liga Femenina. La generación cuyo brillante presente lleva consigo un halo a su alrededor que evoca directamente a lo vivido en España durante la primera década del siglo.

Una trayectoria que no se entiende sin España

Al hablar de España, a Allison Feaster se le ilumina la expresión. La conversación transcurre entre un fluido castellano e inglés, demostrando la naturalidad que le ha dado siempre a mezclar culturas e idiomas. “Yo no estaría aquí sin mi experiencia en Europa”, confiesa en su primera larga y tendida respuesta. “Mis años en Francia, Portugal, Italia y, especialmente España, me ayudaron a crecer mucho. Mi carrera fue como debía ser, pero fue poco convencional”, afirma.

Si bien el número de jugadoras WNBA nunca ha sido escaso durante las últimas décadas en Europa, la diferencia entre Feaster y el resto se encontró en los tiempos. No dio el salto solo durante sus mejores años para exprimir la oportunidad a nivel económico, sino que su última temporada WNBA llegó 8 años antes que su adiós en Europa, continente del que se despidió disputando 3 años seguidos la Liga Femenina 2 con su queridísimo CB Alcobendas.

“Era una época en la que buscaba hacer una transición hacia lo que iba a ser mi carrera tras la retirada”, reconoce Feaster. No obstante, terminó siendo mucho más. “Llenó un vacío que yo tenía. Había muy buenas jugadoras de LF2 como Paula Palomares o Aitana Cuevas. Ana Arizmendi, nuestra capitana, me enseñó cómo ser una líder con empatía. Era una familia y había buen baloncesto. Intentábamos subir a Liga Femenina 1”, recuerda con cierta emoción al abrir el baúl de los recuerdos.

Al adentrarnos en sus diferentes etapas en España y las personas que más le marcaron, una advertencia de Feaster nos pone bajo aviso de que la conversación puede alargarse: “Podría nombrar un millón de compañeras y entrenadores de mi época en España”, asegura. Pocos segundos después, comprobamos que iba muy en serio: “Miguel Ángel Estrada, Víctor Lapeña, Anna Caula… Anna Gómez, mis compañeras en León…”. Ese viaje que comenzó en los 2000 trajo consigo mucha felicidad y amistades que todavía mantiene. “Me encantaba la cultura, la gente, la vida en familia en España. Y tampoco olvido lugares como el pabellón Antela Parada en Alcobendas o Alfara del Patriarca en Valencia”, rememora.

Sarah Strong, la generación Z ya está aquí

“Sarah nació en el Hospital Montepríncipe, en Boadilla del Monte (Madrid), cuando su papá (Danny Strong) jugaba en el Fuenlabrada”, explica Feaster. Posteriormente, él continuó su trayectoria en Francia y la pequeña Sarah se quedó con su madre. Empezó el colegio en España, aprendió castellano y vivieron juntas en León, Zaragoza, Salamanca, Girona y Alcobendas. En ese último lugar fue donde dio sus primeros pasos como deportista. “Hacía fútbol y baloncesto. Dos días de cada, tenía partidos de ambos el mismo día. Se notaba que tenía talento”, recuerda.

La Federación de Baloncesto de Madrid también se percató de aquello y convocó a Sarah para entrenar con las mejores de una generación superior a la que le correspondía. Todavía era muy joven, pero el día a día le había permitido absorber mucho baloncesto. “Viajaba conmigo a mis partidos, pasaba tiempo en las canchas en las que yo entrenaba”, comenta su madre. Todas aquellas experiencias, al igual que las posteriores, moldearon una jugadora que se sale de cualquier patrón conocido.

“Yo miro a mi hija y sí, es talentosa, pero es un producto de haber vivido culturas completamente diferentes en el mundo del baloncesto”, asegura Feaster. Tanto cambio permitió a Sarah adaptarse a cualquier situación fuera de la cancha, lo que casualmente también le caracteriza sobre el parqué. Definir su posición no es sencillo, su juego cuenta con un remarcado espíritu colectivo y reúne lo mejor de ambos lados del charco. Es grande y versátil, habilidosa con el balón e inteligente sin él. “Le gusta que el balón circule, dar buenos pases. También le sucede que le encanta ir más allá con el equipo, formar una familia en el vestuario. Todo eso lo aprendió en Europa”, cuenta con orgullo.

Cuando echa la vista atrás a la década de los 00’s y compara su generación con las actuales, Feaster observa más diferencias fuera que dentro de la cancha: “No voy a decir que ahora son mejores jugadoras, porque en mi época también había mucho talento. Pero hay más oportunidades y se las merecen”. Tener a su hija en el ojo del huracán le permite conocer la realidad actual a la perfección. “Hay más dinero y la forma de trabajar también es un poco diferente. Hay más exposición, redes sociales, pero si analizamos a las jugadoras, tampoco se puede generalizar en otros ámbitos. Solo sé que son buenas personas y quieren ganar”, concluye.

En 2025, las UConn Huskies competirán por volver a estar en una nueva Final Four. Con Paige Bueckers como estrella principal, el incombustible Geno Auriemma en el banquillo y una novata, Sarah Strong, nacida en Madrid, con la doble nacionalidad francesa, internacional U18 con Estados Unidos y que destila baloncesto europeo en cada acción. “Realmente no lo sé”, responde Feaster entre risas al preguntarle por una posible participación de Sarah con España. Aunque juegue donde juegue, lo que sí es evidente es que un pedacito de España, de nuestro baloncesto, irá con ella siempre. Etiquetas de Mautic

 

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