Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: «No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él». Mateo, 27, 19. Leí su nombre por primera vez en una página arrugada de ABC, mi tesoro para la Madrugada del año 1980. ¿Cómo olvidarlo? Por primera vez sería protagonista de aquello de lo que todos hablaban, que, hasta entonces, para mi comenzaba y acababa en el balcón de mis abuelos maternos en la calle Jesús del Gran Poder. En una Alameda de Hércules abarrotada, tomé conciencia enseguida de lo que venía al sentir la mano de mi padre que me agarraba con fuerza y un leve temblor de tierra provocado por...
Ver Más