Casi el 90% de los loros capturados ilegalmente terminan como mascotas

Cada año se capturan entre 300.000 y 500.000 loros en Bolivia para su tenencia como mascotas.

Mar 20, 2025 - 20:11
 0
Casi el 90% de los loros capturados ilegalmente terminan como mascotas

Bolivia alberga una de las mayores diversidades de aves del mundo, con más de 1.450 especies registradas hasta la fecha. Dentro de esta riqueza en avifauna, los loros y los guacamayos, populares por su llamativa coloración y compleja socialización, también destacan por ser uno de los grupos más afectados por el tráfico ilegal. Con 53 especies de psitaciformes, Bolivia es el segundo país con mayor número de especies de loros, superado solo por Brasil. Sin embargo, su biodiversidad enfrenta una amenaza creciente debido a la captura ilegal de ejemplares destinados al mercado del mascotismo.

El verdadero alcance de esta práctica acaba de ser publicado en un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y publicado en la revista Biological Conservation que, a través de una innovadora metodología de monitoreo y encuestas, han determinado que cada año entre 300.000 y 500.000 loros son capturados en Bolivia. De forma sorprendente, la mayoría de estos animales no llega a los mercados urbanos ni es exportada, sino que permanece en las zonas rurales como mascotas dentro de la propia comunidad local.

Un comercio invisible y devastador

A diferencia del tráfico de fauna que abastece el comercio internacional, el mercado doméstico de loros en Bolivia opera de manera menos visible pero con un notable impacto. Según el estudio, solo un 11,75% de los loros capturados ilegalmente llegan a los mercados urbanos para su venta, mientras que el 88,25% restante permanece en los hogares rurales. “Esto demuestra que la captura ilegal para satisfacer la demanda local de mascotas representa un volumen mucho mayor que todo el comercio doméstico e internacional históricos combinados”, explica Pedro Romero-Vidal, investigador principal del estudio.

Esta tradición de mantener loros como mascotas se remonta a tiempos prehispánicos y sigue profundamente arraigada en la cultura boliviana. Sin embargo, las condiciones de tenencia suelen ser extremadamente precarias, con una alta tasa de mortalidad derivada de enfermedades, mala alimentación o depredación por animales domésticos. La mayoría de los loros en cautiverio no supera los dos años de vida, lo que alimenta una demanda constante y perpetúa la presión sobre las poblaciones silvestres. Esto es especialmente alarmante si consideramos que muchas especies de psitácidas son extraordinariamente longevas; por ejemplo, los guacamayos pueden superar los 50 años de vida en condiciones adecuadas.

Impacto en las especies amenazadas

La captura ilegal está afectando especialmente a especies en peligro de extinción. Uno de los casos más alarmantes es el del guacamayo de frente roja (Ara rubrogenys), una especie endémica de Bolivia con una población silvestre estimada entre 800 y 1.200 individuos y bajo la consideración de estado crítico de extinción. Durante el estudio, se documentaron 113 ejemplares de esta especie mantenidos como mascotas en comunidades rurales, lo que representa aproximadamente el 10% de su población global.

Además, otras especies que aún no han sido catalogadas como amenazadas podrían estar en declive debido a la captura masiva. El loro de frente azul (Amazona aestiva), una de las especies más comercializadas en el país, muestra signos de disminución poblacional a nivel global, lo que indica que el impacto de esta actividad podría estar subestimado.

Una metodología replicable en otros países

El método desarrollado por los investigadores combina el monitoreo prolongado del principal mercado de fauna silvestre en Santa Cruz de la Sierra con encuestas realizadas en zonas de captura. Esta ciudad, la más grande de Bolivia y ubicada en la región oriental del país, es un punto clave para la biodiversidad debido a su localización entre los Andes y la llanura amazónica, pero también un epicentro del comercio ilegal de especies capturadas en la naturaleza. Gracias a esta aproximación, el estudio logra ofrecer una visión más completa del tráfico de loros, incluyendo su dimensión local, un aspecto que hasta ahora había sido difícil de cuantificar.

El equipo sugiere que esta metodología podría aplicarse en otros países del neotrópico donde el comercio ilegal de fauna es una amenaza persistente. “Nuestro objetivo es proporcionar una primera imagen de la magnitud del problema y ofrecer herramientas para evaluar de manera más realista su impacto sobre la conservación”, indica Romero-Vidal. “Para diseñar acciones efectivas, es crucial comprender las dinámicas de esta actividad también a nivel local”.

Estrategias para frenar la captura ilegal

Los investigadores enfatizan la urgencia de adoptar medidas integrales para combatir esta práctica. Entre las acciones recomendadas se encuentran campañas de concienciación para reducir la demanda de loros como mascotas, la mejora de las condiciones de cautiverio para disminuir la mortalidad y el fortalecimiento de la legislación para sancionar la captura y el comercio ilegal.

“La conservación de los loros no solo es importante para la preservación de estas especies, sino también para el equilibrio ecológico de los ecosistemas neotropicales, en los que desempeñan funciones clave como la dispersión de semillas”, concluye el doctor en biología Pedro Romero-Vidal. Sin medidas efectivas, la captura incontrolada de loros podría seguir diezmando sus poblaciones y amenazando la biodiversidad de Bolivia y de toda la región.

Referencia: