Autocontradictoria y plagada de trampas, la lógica arancelaria de EU
Los aranceles pretenden lograr objetivos contradictorios tales como reforzar la industria, aumentar los ingresos fiscales y crear ventajas negociadoras, que en realidad son incompatibles.

La política arancelaria coercitiva de Estados Unidos ha sumergido a la economía global en un mar de incertidumbre. Frente a esta amenaza, China mantiene la serenidad estratégica, impidiendo que EU se aproveche del mundo sin justificación. En este proceso, los países han ido reconociendo que la lógica arancelaria estadounidense es autocontradictoria y que su promoción del llamado “The Art of the Deal” también está plagada de trampas.
I. Las contradicciones en la lógica arancelaria de EU.
Los aranceles no pueden cumplir múltiples objetivos políticos.
Según la parte estadounidense, los aranceles pretenden lograr objetivos contradictorios tales como reforzar la industria, aumentar los ingresos fiscales y crear ventajas negociadoras, que en realidad son incompatibles.
Primero. La industria manufacturera estadounidense enfrenta desventajas estructurales como salarios elevados y escasez de mano de obra calificada. Aunque los aranceles obliguen a trasladarse a algunas fábricas desde China, estas prefieren ubicarse en regiones con ventajas competitivas como el sudeste asiático o América Latina, no en Estados Unidos. Segundo. Si el objetivo es recaudar ingresos mediante aranceles, no pueden usarse simultáneamente como palanca negociadora para obtener otros beneficios económicos, y viceversa.
Los productores extranjeros no son los únicos que pagan
Los principios económicos básicos demuestran que el costo de los aranceles se distribuye entre exportadores, importadores y consumidores, y quien tiene más flexibilidad al precio asume menos. Múltiples estudios han evidenciado que, el costo adicional arancelario corre por la cuenta de importadores y se traslada principalmente a consumidores. Según el Budget Lab de la Universidad de Yale, un arancel generalizado del 20 por ciento le costaría a una familia promedio de EU 4 mil 200 dólares anuales.
La hegemonía del dólar y el superávit comercial son incompatibles
El dólar mantiene su hegemonía como principal moneda mundial de reserva, denominación y liquidación, lo que genera una demanda estructural para adquirirlo. Los países exportan bienes a EU a cambio de dólares, que luego reinvierten en reserva de divisas o activos estadounidenses como bonos del Tesoro. Con este ciclo, los ciudadanos estadounidenses tienen acceso a productos baratos y de calidad, el Gobierno de EU gana financiamiento privilegiado para su deuda, y la hegemonía del dólar logra un refuerzo continuo. Si EU busca eliminar unilateralmente su déficit comercial, se restringirían los canales de acceso al dólar para otros países, lo que reduciría la demanda de este como activo de reserva e instrumento de inversión, erosionando así la hegemonía global del dólar.
II. Las trampas del modelo negociador estadounidense
Falta de credibilidad en el proceso negociador.
Primero. La volátil actitud de EU se manifiesta en constantes mensajes contradictorios en redes sociales, que sabotean cualquier diálogo serio. Segundo. Sus demandas mutables convierten cualquier incidente —desde disputas por recursos de agua, comercio de jitomates, hasta reclamaciones de territorios ajenas— en nuevas excusas para presiones arancelarias.
Resultados contractuales sin garantías
Bajo presión estadounidense, el nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entró en vigor en julio de 2020. Sin embargo, apenas cinco años después, EU ha implementado medidas que violan el acuerdo. Este historial de incumplimientos obliga a cualquier país a incorporar el riesgo de mala fe estadounidense en futuras negociaciones.
III. Inspiraciones para otros países
La diplomacia no es un juego de póker
Es evidente que EU concibe la política internacional como una partida de Texas Hold’em, creyendo que puede derrotar a sus contrincantes mediante tácticas de bluffing (faroleo). Sin embargo, las relaciones entre estados soberanos no equivalen a artimañas de casino —exigen responsabilidad ética y colaboración basada en valores compartidos, no en transacciones mercantilistas—.
El caso chino: firmeza versus ilusiones
China se niega a otorgar concesiones unilaterales a Estados Unidos, no sólo por un análisis realista de las circunstancias, sino por su compromiso histórico con un orden global multilateral. El mensaje es claro: mantener principios implica costos a corto plazo, pero subordinarse en busca de “treguas temporales”, solo alimenta una escalada catastrófica. Como advirtió el filósofo chino Su Xun (siglo XI) en su obra sobre la estrategia de los seis reinos: “Cede cinco ciudades al enemigo hoy, diez mañana, y con ello gana apenas una noche de paz. Pero al amanecer, las tropas del enemigo ya vuelven a aparecer”.