Así se encontró el Simbakubwa, la criatura carnívora más descomunal de África que llevaba 40 años escondida en un cajón sin clasificar

Olvidado en un cajón - El gigantesco fósil, etiquetado erróneamente como 'hiena', fue hallado en Kenia durante una búsqueda de fósiles de primates y permaneció décadas olvidado en el almacén del Museo Nacional de Nairobi El raro tigre dorado que apareció en la India refleja una triste realidad ecológica Aquello no era un león ni lo pretendía. Hace 22 millones de años, en África, un depredador gigantesco campaba a sus anchas, dominando los bosques primitivos sin que ningún otro animal pudiera hacerle frente. Tenía un cráneo del tamaño de un rinoceronte, dientes capaces de triturar huesos y un peso que podía superar el de un oso polar. Su nombre en swahili significa gran león. Años más tarde, el Simbakubwa kutokaafrika acabaría escondido en un cajón polvoriento del Museo Nacional de Nairobi. Un depredador colosal que no era lo que parecía Antes de que la mandíbula monumental saliera de su encierro, los huesos fueron desenterrados en Kenia durante una expedición que, en realidad, buscaba fósiles de monos antiguos. Como no cumplían su propósito, acabaron olvidados, con una etiqueta de hiena que poco tenía que ver con su verdadera identidad. Solo en 2013, tras una revisión exhaustiva del almacén, el paleontólogo Matt Borths, junto a Nancy Stevens, reparó en aquellos dientes tan desproporcionados que no dejaban lugar a dudas sobre su dieta carnívora. Se pensó en un primer momento que los restos eran de hiena El hallazgo, publicado en el Journal of Vertebrate Paleontology, permitió sacar a la luz una especie que no era ni león ni hiena, aunque su dentadura recordara a esta última. Borths, en una entrevista para EL MUNDO, explicó que “su cráneo era tan grande como el de un rinoceronte y sus enormes dientes caninos, afilados como cuchillas, eran capaces de desgarrar carne y triturar hueso”. No era ni león ni hiena pero se comía a todos los demás Simbakubwa no pertenecía a ningún linaje conocido de carnívoros modernos. Era un miembro de los hyaenodontos, un grupo extinto que dominó la cadena alimenticia africana durante millones de años tras la desaparición de los dinosaurios. A diferencia de los leones, hienas o perros actuales, los hyaenodontos pertenecían a una línea evolutiva distinta que no comparte origen con los grandes carnívoros modernos. Sobre esta separación taxonómica, el investigador explicó que “los hyaenodontos son su propio linaje, con un viaje evolutivo completamente separado de las hienas, los leones y todos los mamíferos carnívoros de hoy en día”. No le sirvió de mucho su condición, ya que no ha llegado a nuestros días como sí han hecho los leones El Mioceno temprano, época en la que reinaba Simbakubwa, no tenía nada que ver con la sabana actual. Los grandes herbívoros de entonces eran criaturas como antracoterios, parientes lejanos de los hipopótamos, y gigantescos hiracoideos. Borths señaló que “el paisaje tenía bosques más

May 4, 2025 - 14:37
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Así se encontró el Simbakubwa, la criatura carnívora más descomunal de África que llevaba 40 años escondida en un cajón sin clasificar

Así se encontró el Simbakubwa, la criatura carnívora más descomunal de África que llevaba 40 años escondida en un cajón sin clasificar

Olvidado en un cajón - El gigantesco fósil, etiquetado erróneamente como 'hiena', fue hallado en Kenia durante una búsqueda de fósiles de primates y permaneció décadas olvidado en el almacén del Museo Nacional de Nairobi

El raro tigre dorado que apareció en la India refleja una triste realidad ecológica

Aquello no era un león ni lo pretendía. Hace 22 millones de años, en África, un depredador gigantesco campaba a sus anchas, dominando los bosques primitivos sin que ningún otro animal pudiera hacerle frente. Tenía un cráneo del tamaño de un rinoceronte, dientes capaces de triturar huesos y un peso que podía superar el de un oso polar. Su nombre en swahili significa gran león. Años más tarde, el Simbakubwa kutokaafrika acabaría escondido en un cajón polvoriento del Museo Nacional de Nairobi.

Un depredador colosal que no era lo que parecía

Antes de que la mandíbula monumental saliera de su encierro, los huesos fueron desenterrados en Kenia durante una expedición que, en realidad, buscaba fósiles de monos antiguos. Como no cumplían su propósito, acabaron olvidados, con una etiqueta de hiena que poco tenía que ver con su verdadera identidad.

Solo en 2013, tras una revisión exhaustiva del almacén, el paleontólogo Matt Borths, junto a Nancy Stevens, reparó en aquellos dientes tan desproporcionados que no dejaban lugar a dudas sobre su dieta carnívora.

Se pensó en un primer momento que los restos eran de hiena

El hallazgo, publicado en el Journal of Vertebrate Paleontology, permitió sacar a la luz una especie que no era ni león ni hiena, aunque su dentadura recordara a esta última. Borths, en una entrevista para EL MUNDO, explicó que “su cráneo era tan grande como el de un rinoceronte y sus enormes dientes caninos, afilados como cuchillas, eran capaces de desgarrar carne y triturar hueso”.

No era ni león ni hiena pero se comía a todos los demás

Simbakubwa no pertenecía a ningún linaje conocido de carnívoros modernos. Era un miembro de los hyaenodontos, un grupo extinto que dominó la cadena alimenticia africana durante millones de años tras la desaparición de los dinosaurios.

A diferencia de los leones, hienas o perros actuales, los hyaenodontos pertenecían a una línea evolutiva distinta que no comparte origen con los grandes carnívoros modernos. Sobre esta separación taxonómica, el investigador explicó que “los hyaenodontos son su propio linaje, con un viaje evolutivo completamente separado de las hienas, los leones y todos los mamíferos carnívoros de hoy en día”.

No le sirvió de mucho su condición, ya que no ha llegado a nuestros días como sí han hecho los leones

El Mioceno temprano, época en la que reinaba Simbakubwa, no tenía nada que ver con la sabana actual. Los grandes herbívoros de entonces eran criaturas como antracoterios, parientes lejanos de los hipopótamos, y gigantescos hiracoideos. Borths señaló que “el paisaje tenía bosques más cerrados y la sabana que imaginamos con elefantes y jirafas aún no se había desarrollado”.

El cambio de escenario marcó el inicio del declive

En medio de ese mundo cambiante, Simbakubwa se adaptó para sobrevivir, aunque la ventaja no duraría para siempre. A medida que África colisionó con Eurasia y surgió el Rift Oriental, llegaron nuevas especies. El entorno, cada vez más seco y abierto, acabó inclinando la balanza contra los viejos carnívoros africanos. Aunque Simbakubwa resistió, sus parientes más jóvenes fueron cediendo terreno frente a los antepasados de perros y gatos.

La especialización extrema como superdepredador no fue una ventaja eterna. Dependían tanto de las grandes presas que cualquier desajuste en el ecosistema podía volverse letal. De hecho, Borths explicó que “pequeños cambios en el ecosistema pueden tener un gran impacto en los carnívoros” y añadió que estudiar a Simbakubwa “puede darnos una idea de cómo los grandes depredadores se adaptan a los paisajes cambiantes y qué puede desencadenar su extinción definitiva”.

Actualmente, aunque los grandes felinos dominan la cima alimenticia, comparten con Simbakubwa la misma amenaza: un mundo en transformación constante. Las pistas que dejó aquel gran león sin parentesco felino siguen siendo esenciales para entender los mecanismos que dictan quién sobrevive y quién no.

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