Arabia Saudita ha comprado algo mucho más grande que Pokémon Go: los datos de ubicación de millones de personas
La noticia ya la contamos ayer. Pokémon Go, uno de esos títulos que se entienden en la industria como auténticas “gallinas de los huevos de oro” por lo que arrastra, cambia de manos. Niantic la vendía al creador de Monopoly Go, Scopely, a su vez parte del fondo soberano de Arabia Saudí. La compra lleva letra pequeña, porque muy probablemente incluye más de lo que hemos visto en los titulares de prensa. La compra. Como decíamos, el icónico Pokémon Go, junto con otros títulos de realidad aumentada como Pikmin Bloom y Monster Hunter Now, ha cambiado de dueño. Niantic ha vendido estos juegos a Scopely por 3.85 mil millones, una empresa estadounidense propiedad total de Savvy Games, que a su vez pertenece al Fondo de Inversión Pública (PIF) del gobierno de Arabia Saudita. Y algo más. Sin embargo, a pesar de la magnitud de la compra, ninguna de las seis publicaciones oficiales de las empresas involucradas aborda qué sucederá con los datos de ubicación de nada menos que 100 millones de jugadores. Tampoco de cómo serán gestionados bajo esta nueva administración. Pensemos que la venta también incluye las aplicaciones Campfire, que permite a los jugadores coordinar encuentros en el mundo real, y Wayfarer, un sistema que utiliza la información de los usuarios para mapear ubicaciones del mundo real dentro de Pokémon Go. Por su parte, Niantic conservará su primer juego de realidad aumentada, Ingress, y Peridot. En Applesfera Steve Jobs encargó 4.000 cafés a Starbucks. Alguien hizo lo mismo en Tesla y Elon Musk salió a impedir la bancarrota Nuestros datos en el espacio. Qué duda cabe, el aspecto más delicado del acuerdo es lo que ocurre con lo referente a la inteligencia artificial y los datos geoespaciales recopilados a lo largo de los años. Como parte de la transacción, se sabe que Niantic escindirá su negocio de mapeo de IA en una nueva compañía, Niantic Spatial, la cual seguirá utilizando los datos de ubicación y escaneo AR de los jugadores de Pokémon Go para desarrollar un modelo geoespacial avanzado. ¿El problema? Que, curiosamente, Scopely ha invertido 50 millones de dólares en esta empresa, lo que sugiere un interés continuo en la monetización de estos datos y una relación que no parece haberse cortado del todo entre Niantic y Scopely. Bola extra. Hay más, por supuesto. Desde que se anunció la venta, la comunidad de jugadores ha expresado su preocupación sobre el destino de su información personal, especialmente esos datos de geolocalización, los mismos que han sido una parte fundamental de Pokémon Go desde su lanzamiento en 2016. Por su parte, Scopely ha intentado calmar las aguas asegurando que los datos seguirán almacenándose en servidores de Estados Unidos y que nunca han vendido ni venderán información a terceros. También afirman que la ubicación exacta de los jugadores se mantiene solo por un tiempo limitado y que se elimina cuando deja de ser necesaria para la funcionalidad del juego. Además, los escaneos de lugares públicos realizados por los usuarios para experiencias de realidad aumentada solo se compartirán, a priori, con Niantic Spatial de forma anónima y sin datos personales asociados. Preguntas sin respuesta. Lo cierto es que estas declaraciones dejan más preguntas que respuestas. Principalmente porque el problema no es si Scopely vende los datos, sino qué harán con ellos y a quién se los compartirán. Ahora que la empresa pertenece a un conglomerado saudí, cuyo mayor accionista es el gobierno de Arabia Saudita, las preocupaciones sobre privacidad, control de la información y uso de la geolocalización con fines desconocidos son más que justificadas. Plus: el hecho de que Niantic haya tratado de presentar esta venta como una simple "asociación" y que Scopely haya descrito el acuerdo como un "trabajo en equipo" en lugar de una venta total, sugiere que la relación entre ambas empresas no ha terminado. Las preguntas, por tanto, son razonables: ¿seguirá Niantic compartiendo datos con Scopely o con Arabia Saudita? ¿Se monetizarán de alguna manera los datos históricos de ubicación? ¿Podría esta información fluir de la manera que sea hacia el gobierno saudí? En Xataka En su empeño por recortar y despedir a trabajadores en EEUU, Elon Musk ha ido un paso más allá: Italia El negocio de la geolocalización. El problema de fondo lo hemos contado otras veces. En la era digital, el negocio de la recolección y venta de datos es un mercado millonario, y la geolocalización es una de las piezas más valiosas dentro de este ecosistema. Empresas tecnológicas, anunciantes, agencias gubernamentales y hasta organizaciones de inteligencia han mostrado gran interés en los datos de movilidad de los usuarios, pues permiten rastrear patrones de comportamiento, hábitos de consumo y hasta información sensible sobre seguridad nacional. El problema con estos dat

La noticia ya la contamos ayer. Pokémon Go, uno de esos títulos que se entienden en la industria como auténticas “gallinas de los huevos de oro” por lo que arrastra, cambia de manos. Niantic la vendía al creador de Monopoly Go, Scopely, a su vez parte del fondo soberano de Arabia Saudí. La compra lleva letra pequeña, porque muy probablemente incluye más de lo que hemos visto en los titulares de prensa.
La compra. Como decíamos, el icónico Pokémon Go, junto con otros títulos de realidad aumentada como Pikmin Bloom y Monster Hunter Now, ha cambiado de dueño. Niantic ha vendido estos juegos a Scopely por 3.85 mil millones, una empresa estadounidense propiedad total de Savvy Games, que a su vez pertenece al Fondo de Inversión Pública (PIF) del gobierno de Arabia Saudita.
Y algo más. Sin embargo, a pesar de la magnitud de la compra, ninguna de las seis publicaciones oficiales de las empresas involucradas aborda qué sucederá con los datos de ubicación de nada menos que 100 millones de jugadores. Tampoco de cómo serán gestionados bajo esta nueva administración.
Pensemos que la venta también incluye las aplicaciones Campfire, que permite a los jugadores coordinar encuentros en el mundo real, y Wayfarer, un sistema que utiliza la información de los usuarios para mapear ubicaciones del mundo real dentro de Pokémon Go. Por su parte, Niantic conservará su primer juego de realidad aumentada, Ingress, y Peridot.
Nuestros datos en el espacio. Qué duda cabe, el aspecto más delicado del acuerdo es lo que ocurre con lo referente a la inteligencia artificial y los datos geoespaciales recopilados a lo largo de los años. Como parte de la transacción, se sabe que Niantic escindirá su negocio de mapeo de IA en una nueva compañía, Niantic Spatial, la cual seguirá utilizando los datos de ubicación y escaneo AR de los jugadores de Pokémon Go para desarrollar un modelo geoespacial avanzado.
¿El problema? Que, curiosamente, Scopely ha invertido 50 millones de dólares en esta empresa, lo que sugiere un interés continuo en la monetización de estos datos y una relación que no parece haberse cortado del todo entre Niantic y Scopely.
Bola extra. Hay más, por supuesto. Desde que se anunció la venta, la comunidad de jugadores ha expresado su preocupación sobre el destino de su información personal, especialmente esos datos de geolocalización, los mismos que han sido una parte fundamental de Pokémon Go desde su lanzamiento en 2016. Por su parte, Scopely ha intentado calmar las aguas asegurando que los datos seguirán almacenándose en servidores de Estados Unidos y que nunca han vendido ni venderán información a terceros.
También afirman que la ubicación exacta de los jugadores se mantiene solo por un tiempo limitado y que se elimina cuando deja de ser necesaria para la funcionalidad del juego. Además, los escaneos de lugares públicos realizados por los usuarios para experiencias de realidad aumentada solo se compartirán, a priori, con Niantic Spatial de forma anónima y sin datos personales asociados.
Preguntas sin respuesta. Lo cierto es que estas declaraciones dejan más preguntas que respuestas. Principalmente porque el problema no es si Scopely vende los datos, sino qué harán con ellos y a quién se los compartirán. Ahora que la empresa pertenece a un conglomerado saudí, cuyo mayor accionista es el gobierno de Arabia Saudita, las preocupaciones sobre privacidad, control de la información y uso de la geolocalización con fines desconocidos son más que justificadas.
Plus: el hecho de que Niantic haya tratado de presentar esta venta como una simple "asociación" y que Scopely haya descrito el acuerdo como un "trabajo en equipo" en lugar de una venta total, sugiere que la relación entre ambas empresas no ha terminado. Las preguntas, por tanto, son razonables: ¿seguirá Niantic compartiendo datos con Scopely o con Arabia Saudita? ¿Se monetizarán de alguna manera los datos históricos de ubicación? ¿Podría esta información fluir de la manera que sea hacia el gobierno saudí?
El negocio de la geolocalización. El problema de fondo lo hemos contado otras veces. En la era digital, el negocio de la recolección y venta de datos es un mercado millonario, y la geolocalización es una de las piezas más valiosas dentro de este ecosistema. Empresas tecnológicas, anunciantes, agencias gubernamentales y hasta organizaciones de inteligencia han mostrado gran interés en los datos de movilidad de los usuarios, pues permiten rastrear patrones de comportamiento, hábitos de consumo y hasta información sensible sobre seguridad nacional.
El problema con estos datos es que, una vez recolectados, es casi imposible saber qué sucede con ellos. Y a pesar de regulaciones como el GDPR en Europa y/o las leyes de privacidad en Estados Unidos, los mecanismos de control sobre la recolección, almacenamiento y uso de la geolocalización son más bien opacos y difíciles de rastrear.
Imagen | PXHere
En Xataka Móvil | Pokémon Go cambia de manos. Niantic vende su gallina de los huevos de oro (y todos sus juegos) al creador de Monopoly Go
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La noticia
Arabia Saudita ha comprado algo mucho más grande que Pokémon Go: los datos de ubicación de millones de personas
fue publicada originalmente en
Xataka Móvil
por
Miguel Jorge
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