Altos, católicos y menores de 30 años: los llamativos requisitos para integrar la Guardia Suiza, el ejército que custodia el féretro al papa
Su llamativo uniforme de inspiración renacentista y sus estrictas condiciones de admisión la convierten en una verdadera rareza dentro del panorama de las fuerzas de seguridad mundiales desde hace 500 años.

La Guardia Suiza Pontificia no solo es una de las instituciones más antiguas en funcionamiento del mundo, sino también una de las más singulares. Conformada por un grupo reducido de hombres jóvenes de origen suizo, esta fuerza militar está encargada de proteger al Papa y al Estado de la Ciudad del Vaticano.
Su llamativo uniforme de inspiración renacentista y sus estrictas condiciones de admisión la convierten en una verdadera rareza dentro del panorama de las fuerzas de seguridad mundiales.
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La Guardia Suiza: de mercenarios a fieles servidores de la Iglesia desde hace 500 años
La creación de la Guardia Suiza se remonta al 22 de enero de 1506, cuando el papa Julio II decidió incorporar soldados del cantón suizo debido a su reputación como mercenarios leales y disciplinados. Desde entonces, la guardia ha estado permanentemente al servicio del papado, atravesando siglos de transformaciones políticas, religiosas y culturales.
Uno de los episodios más dramáticos de su historia ocurrió durante el Saqueo de Roma en 1527, cuando 147 guardias murieron defendiendo al Papa Clemente VII de las tropas del emperador Carlos V. Desde entonces, esa fecha se recuerda cada año como un símbolo del sacrificio y la fidelidad de estos soldados.
Guardia Suiza: una fuerza ceremonial y operativa
Aunque suelen ser vistos como figuras decorativas durante las audiencias papales o eventos protocolares, la Guardia Suiza es, en realidad, una fuerza de seguridad activa. Entre sus funciones se encuentran:
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La protección directa del Papa en todo momento.
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La vigilancia del Palacio Apostólico y el control de accesos en el Vaticano.
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La custodia de las entradas principales durante eventos religiosos y visitas oficiales.
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El apoyo en tareas de inteligencia y cooperación con la Gendarmería Vaticana.
Requisitos únicos y estrictos para ingresar
Más allá de su prestigio histórico, lo que más llama la atención de la Guardia Suiza Pontificia son los exigentes y poco comunes requisitos para integrar sus filas. No cualquiera puede aspirar a portar la alabarda vaticana.
Los candidatos deben cumplir con los siguientes criterios obligatorios:
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Ser varón, soltero y ciudadano suizo.
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Tener entre 19 y 30 años de edad.
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Medir al menos 1,74 metros de estatura.
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Ser católico practicante, lo que implica haber recibido los sacramentos y mantener una vida religiosa activa.
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Haber completado con éxito la instrucción básica del Ejército Suizo, lo que garantiza una formación militar sólida.
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Carecer de antecedentes penales.
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Contar con estudios secundarios completos o formación profesional técnica.
Además, si bien el ingreso está restringido a hombres solteros, después de cinco años de servicio es posible casarse, siempre que se obtenga la autorización papal y se cumplan otras condiciones administrativas.
Estos requisitos buscan garantizar no solo la idoneidad física y operativa de los candidatos, sino también una afinidad ideológica y religiosa con el rol que desempeñarán.
Uniforme llamativo y tradición simbólica
El uniforme de la Guardia Suiza es otro de sus elementos más reconocibles. Confeccionado con telas de colores rojo, azul y amarillo, se inspira en los trajes de la nobleza renacentista. A menudo se atribuye erróneamente su diseño a Miguel Ángel, aunque en realidad fue creado en el siglo XIX por el comandante Jules Repond.
Pese a su apariencia ceremonial, los guardias cuentan con entrenamiento moderno y armamento actualizado. De hecho, también utilizan pistolas, armas automáticas y sistemas de comunicación avanzados durante sus tareas operativas.
Rol y vínculo con el papa Francisco
Durante el pontificado del papa Francisco, la Guardia Suiza mantuvo un rol relevante, combinando la tradición con una apertura a ciertas reformas logísticas, como la mejora de sus instalaciones o el diseño de nuevos barracones con estándares sostenibles.
Estos soldados son los responsables de custodiar el funeral papal. Esa labor simbólica muestra hasta qué punto la Guardia Suiza representa no solo una fuerza de protección, sino también un emblema de continuidad institucional.
Un símbolo de fidelidad inquebrantable
La Guardia Suiza es mucho más que un grupo de hombres vestidos con trajes llamativos. Representa siglos de historia, tradición, y una particular visión de la seguridad papal basada en la fe, la disciplina y la lealtad.
Ser parte de ella no solo es un honor reservado a pocos, sino también una responsabilidad que exige compromiso, formación y una vida orientada al servicio. En un mundo marcado por la tecnología y los cambios acelerados, la Guardia Suiza se mantiene como una pieza viva del legado del Vaticano.