Xavi Barroso: “El nacimiento de la radio fue una revolución”

Hablamos con Xavi Barroso de los (in)felices años veinte en Barcelona, acerca del alumbramiento de la radio y sobre lo importante que es tener paciencia a la hora de escribir. ***** —La novela empieza con la dictadura de Primo de Rivera y termina con el pacto de San Sebastián, que da lugar a la República.... Leer más La entrada Xavi Barroso: “El nacimiento de la radio fue una revolución” aparece primero en Zenda.

Mar 14, 2025 - 02:23
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Xavi Barroso: “El nacimiento de la radio fue una revolución”

Cuando Xavi Barroso sube la persiana del salón de su casa, lo primero que ve es un lugar que fue mágico en los años veinte del pasado siglo, un sitio más famoso que el parisino Montmartre. En los teatros del Paralelo bullía la cultura. Todo lo que sucedía en el mundo artístico europeo ocurría en Barcelona. A esta ciudad ha dedicado sus tres novelas: La avenida de las ilusiones (Grijalbo, 2020) —que arranca en plena Semana Trágica y transita por las plateas de los teatros y las calles revolucionarias de la Ciudad Condal—, Nunca serás inocente (2022) —ambientada en los años de la lucha sindical, el pistolerismo y la represión policial— y la última de todas ellas, La voz del silencio (2024), una historia sobre voces que deben ser escuchadas, las de las mujeres.

Hablamos con Xavi Barroso de los (in)felices años veinte en Barcelona, acerca del alumbramiento de la radio y sobre lo importante que es tener paciencia a la hora de escribir.

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—La novela empieza con la dictadura de Primo de Rivera y termina con el pacto de San Sebastián, que da lugar a la República. “¿Qué es una república?”, pregunta el hijo de una de las protagonistas. 

"En Barcelona suceden muchísimas cosas a la vez: llega una dictadura, sigue el pistolerismo, se produce el auge del mundo obrero..."

—Desde que empecé a documentarme para la novela, me di cuenta de que la época que va desde principios del siglo XX hasta la República es mucho más interesante de lo que nos hemos llegado a pensar. Sobre todo en el caso de mi generación, que lo estudiamos de pasada en el instituto. Esa década se ha explicado bastante poco. En Barcelona suceden muchísimas cosas a la vez: llega una dictadura, sigue el pistolerismo, se produce el auge del mundo obrero… Todo esto convive con el catalanismo y una serie de avances, como el nacimiento de la radio, la inauguración del metro y la preparación de la exposición internacional de 1929. Es un muestrario fantástico de temas que todavía están de actualidad.

—La novela se centra en la burguesía barcelonesa. Hay una frase del libro que define muy bien ese ambiente: “Barcelona solo te respeta si estás donde debes estar”.

—Había mucho clasismo en Barcelona en ese momento. Como también lo hay ahora. La guerra de clases estaba muy presente, aunque se frena en cierta medida por la dictadura. Venían de varios años de pistolerismo; hubo una pequeña guerra civil, durante la cual la burguesía peleó por no perder sus privilegios. Durante los años veinte, la sociedad quedó aún más dividida. También tiene lugar la lucha de las mujeres por intentar salir adelante en una sociedad que, además de ser clasista, es también muy machista.

—¿Se puede entender el catalanismo sin esa década?

"En el último siglo y pico han convivido una sociedad catalana y una española, que son la misma, pero con sus diferencias"

—¿Se puede entender Barcelona sin el catalanismo? (Risas) Es todo muy complicado. En el último siglo y pico han convivido una sociedad catalana y una española, que son la misma, pero con sus diferencias. A veces, esto se ha articulado como un movimiento político y otras veces no ha sido posible por la represión o porque no ha interesado. Esto es algo que forma parte de la sensibilidad de la ciudad en la actualidad. Es una realidad que arrastramos desde entonces.

—A través del personaje de Marta vemos la conexión entre el lumpen y la burguesía. ¿Cuál fue la causa de que la delincuencia estuviera tan activa en esa época?

—Marta conecta con la novela anterior, en la cual están muy presentes el mundo obrero, el pistolerismo y el lumpen. Esa fue una época de políticos corruptos y también de un rey corrupto, que traicionó a la constitución para que Primo de Rivera subiera al poder. En ese contexto, la gente solo aspiraba a sobrevivir. Y es ahí donde tiene relevancia un tipo de delincuencia que no se le puede llamar mafia, pero es algo parecido.

—Otro hecho fundamental que retrata en su libro es el anarquismo, la lucha obrera.

—Durante la primera década del siglo XX, la CNT consiguió captar casi medio millón de afiliados. En 1919 se produjo la huelga de la Canadiense, con la que se consiguió la jornada de ocho horas para toda España. Son unos tiempos en los que hay más de doscientas huelgas al año. En 1923, el capitán general de Cataluña es Primo de Rivera; él da un golpe de estado justificándose por diversos motivos, y uno de ellos es que “Barcelona es ingobernable”. Con la dictadura el movimiento obrero se apaga, pero luego revive y, de hecho, sigue muy activo hoy día.

—Que las mujeres sean escuchadas es uno de los motores de su novela. ¿Cómo fue el proceso de crear narrativamente esas alianzas entre mujeres diferentes para conseguir llegar a la verdad? ¿Podríamos utilizar un término tan actual como sororidad?

"Es muy interesante como a través de estas mujeres vemos la cara B de los felices años veinte"

—Las dos primeras novelas nacieron de los hechos históricos, pero esta surgió de los personajes, algunos de los cuales habían tenido un rol secundario anteriormente. Estas mujeres venían del silencio y empiezan a tener una voz en la novela, como Marta, que empieza a trabajar en la radio. Incluir a estas protagonistas me permitió introducirme en el feminismo de la Barcelona de esa época, un espacio muy curioso que estaba ligado con el espiritismo. También conocí el ámbito de las primeras mujeres que querían hacer deporte en Barcelona. Es muy interesante cómo a través de ellas vemos la cara B de los felices años veinte.

—Había una canción de los años ochenta titulada “Video Killed the Radio Star”. Al final, internet mediante, nada ni nadie ha podido acabar con la radio. ¿Qué supuso su alumbramiento?

—En la Barcelona de entonces había un gran porcentaje de personas que eran analfabetas. Su acceso a la cultura era a través del teatro o cuando alguien leía los periódicos en voz alta en los bares. Y de repente, apareció un medio —al cual al principio solo tenía acceso la gente más pudiente, pero que al poco se popularizó— que ofrecía música y contenidos culturales. Fue una revolución.

—En esa época, la sociedad de autores ya reclamaba sus derechos de difusión.

"El Liceo lo entendió muy rápido. No sólo buscaban tener promoción, sino que tenían el afán de hacer llegar géneros como la ópera a públicos más populares"

—Aquí se juntó el empresario inculto con la tecnología. Antes de que la radio llegara a España, en la BBC tuvieron problemas porque nadie quería que se emitieran obras en directo. Luego esto cambió y descubrieron que era un medio que permitía la publicidad de sus espectáculos, y los teatros de Londres que permitieron la difusión se llenaron. El Liceo lo entendió muy rápido. No sólo buscaban tener promoción, sino que tenían el afán de hacer llegar géneros como la ópera —un género destinado a las clases altas— a públicos más populares. Pero el resto de los teatros no estuvo de acuerdo porque entendían que iban a perder dinero. Durante algo más de un año se prohibió poner partituras modernas en la radio; solo se escuchaban clásicos y sardanas. Esto hizo que los empresarios de la radio se dieran cuenta de que podían crear sus propias obras. Y de esa forma comienzan a producir las primeras piezas radiofónicas.

—La cultura aparece como un motor de cambio. En la novela se habla de Salvador Dalí y las protagonistas van al teatro al estreno de Mariana Pineda, de Lorca.

—Es que Barcelona siempre ha sido una ciudad muy cultural. Mi primera novela la dediqué a la avenida del Paralelo. En esta zona había teatros con capacidad para 2.500 personas. Y también estaban los teatros burgueses de las Ramblas y Gracia. Barcelona llegó a ser conocida como la Nueva Orleans del Mediterráneo, por el movimiento de jazz que se desarrolló en la ciudad. Todo lo que llegaba a las calles, como el tango cantado, estaba a los pocos días en los teatros. Esto hizo que Carlos Gardel llegara a Barcelona y encontrara un lugar fantástico para su música. La mujer llega a esa cultura, al principio, acompañada de su marido y luego en grupos. En Barcelona se vivió una gran explosión cultural en ese periodo.

—Además de escribir, ayuda a otros a hacerlo. ¿Cómo es su función de tutor en Cursiva?

"La escritura es paciencia"

—Es algo que me encanta hacer. Yo he sido estudiante de cursos de escritura y creo que soy empático. Considero que tengo mucha habilidad para marcar el camino, más que para decir “esto se tiene que hacer así”. Es un proceso muy interesante porque todo el mundo viene con mucha prisa, y al final acaba entendiendo que la escritura es paciencia.

—¿Tenemos demasiada prisa en escribir sin haberle dedicado antes el tiempo suficiente a leer?

—Esta es una de mis grandes batallas como profesor. Leer entre treinta y cincuenta libros al año no me parece algo descabellado. Cuando se lo digo, alguno me replica que son muchos. No son tantos. También hay alguno que me pregunta si no vale con ver series en Netflix. (Risas) Los mecanismos dramáticos son parecidos, pero la escritura es muy diferente. Si no lees, no vas a aprender a escribir. Al final del curso se dan cuenta de que la lectura es imprescindible.

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