Vivió sola desde los 13, no sabía leer ni escribir, pero en la cárcel le cambiaron la vida: “Me hubiese gustado aprender todo esto antes”

Caty tiene 24 años y hace dos que recuperó la libertad; su vida estuvo atravesada por el abandono desde muy chica; en prisión conoció a Espartanas, un grupo que la ayudó a proyectarse; hoy tiene trabajo y ayuda a otras mujeres presas

Feb 21, 2025 - 01:34
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Vivió sola desde los 13, no sabía leer ni escribir, pero en la cárcel le cambiaron la vida: “Me hubiese gustado aprender todo esto antes”

A dos años de salir en libertad, Caterina Cantero siente que hoy es otra persona. La experiencia vivida en el Complejo Penitenciario San Martín, entre sus 18 y 22 años, la hizo descubrir otra forma de existencia. Transformó sus valores, sus prioridades.

Cuando la trasladaron al pabellón 3 de esa unidad penitenciaria, desde la ventana de su pabellón Caty veía jugar a las Espartanas, un equipo femenino de rugby en el que mujeres, casi todas de su edad, se reían, se abrazaban y salían de la cancha todas juntas, haciéndose bromas.

Yo era fría, solitaria, siempre estaba a la defensiva y con miedo a que me hicieran algo porque venía de otra cárcel en donde toda la gente era muy violenta”, dice y recuerda: “Desde que me sumé al equipo, empecé a reírme de nuevo, no era yo, era otra persona, no me reconocía”, describe esta joven de 24 años, que hace dos años recuperó su libertad.

Las Espartanas es uno de los programas de deportes creado por la Fundación Espartanos, una organización que desde 2009 busca transformar las vidas de las personas privadas de su libertad a través del rugby, la educación, la espiritualidad y la inclusión social.

“Creo que tendrían que estar en muchas otras unidades porque salvarían muchas vidas como la mía. Me dieron herramientas que me ayudaron a tener un trabajo, educarme y vivir de otra manera. Me hubiera gustado aprenderlas mucho antes”, dice Caty con emoción y agradecimiento hacia la fundación que desde 2009 reúne cientos de historias como la de ella y que, en estos días, pueden conocerse en la serie “Espartanos, una historia real”, que acaba de estrenar Disney+.

La vida de Caty se resume en una cadena de hechos de abandono, falta de amor y de oportunidades. Ella recuerda su infancia como un tiempo en el que “iba a la escuela si yo quería, si no quería no iba, porque mi papá y mi mamá estaban detenidos. Yo hacía lo que tenía ganas”.

A cargo de sus abuelos, quedó sola a los 13 años, cuando ellos murieron. Tuvo dos hijos, entre los 15 y los 17 años, que hoy están al cuidado de sus familiares y está en proceso de recuperarlos. Durante los cuatro años que estuvo privada de libertad, sintió que la fundación le estaba brindando, por primera vez en su vida, la oportunidad de estudiar y asistir a talleres que le permitieron aprender a leer y a escribir, terminar su educación primaria e incorporar distintas habilidades.

Cuando salí de la cárcel, yo era una NN: mi mamá nunca me había hecho los documentos”, cuenta Caty y sigue: “Fue una lucha para mí conseguir mi partida de nacimiento. No sabía ni dónde había nacido y tuve que recorrer muchos lugares hasta obtener todos los datos”. A fines de 2023, gracias al acompañamiento de la fundación, pudo reunir la documentación para tramitar su DNI y conseguir un trabajo en blanco. Caty consiguió trabajo como personal de limpieza en una escuela privada gracias al programa de inclusión sociolaboral de la fundación Espartanos

Necesitaba trabajar. Salí con el pensamiento de no seguir en lo mismo. Tenía miedo de volver al barrio, quería hacer otras cosas para no volver a lo mismo”, resalta con mucha convicción. Se mudó de barrio y logró encontrar un trabajo como personal de limpieza en una escuela privada, gracias al programa de inclusión sociolaboral de la fundación que también los acompaña al salir de la situación de encierro hasta lograr una estabilidad.

“Yo tenía miedo, pensaba en que no iba a conseguir trabajo porque había estado detenida, pero por suerte no fue así”, dice Caty y agrega con una alegría juvenil en su voz: “En el trabajo no hay ningún prejuicio hacia mí, me tratan normal, como una más. Es un ambiente hermoso y ya tengo muchas amigas”.

Los datos oficiales exponen que de las 20.000 personas presas que recuperan la libertad cada año en la Argentina, cerca de la mitad, entre 7000 y 9000, vuelven a delinquir, de acuerdo al Informe Reincidencia que publicó el Centro de Estudios Latinoamericano sobre Inseguridad y Violencia, de la Universidad Nacional Tres de Febrero. Los resultados obtenidos por la Fundación Espartanos, en cambio, sorprenden: solo el 5% de la población carcelaria alcanzada por sus programas vuelve a reincidir y eso explica el entusiasmo y agradecimiento de sus beneficiarios que, en su mayoría, se convierten en voluntarios de la organización al recuperar su libertad.Caty junto al grupo de mujeres privadas de la libertad que forman parte del programa Espartanas

Hoy Caty alquila una habitación para ella y su bebé en en el Barrio 17 de Marzo, en La Matanza, aunque sueña con poder alquilar una espacio más grande para cuando vengan a vivir sus hijos con ella. Trabaja por la mañana hasta las 14 horas, mientras una prima cuida a su hijo. Además, se inscribió para cursar el secundario tres veces por semana, durante las tardes.

En los fines de semana, ve a su hijo mayor, de 8 años, y está en disputa judicial por su segundo hijo, de 7 años, que quedó a cargo de otra prima, que no le está permitiendo su revinculación. “Yo quiero que mis hijos me vean trabajar, que puedo sostener la familia y darles un ejemplo”.

Se siente feliz con el cambio de vida logrado y sabe que falta mucho aún. Le gusta que la fundación la convoque como voluntaria para sus programas, porque desde allí ve que ella puede dar a otras chicas lo que ella recibió. “Yo soy una voluntaria más, me gusta acompañar a alguna compañera para que salga y tenga la misma oportunidad que tuve yo”, aclara y señala: “A mí me ayudó un montón que me apoyen, que confíen en mí, que me escuchen, me enseñaron a proyectar el día a día, a tener una rutina y eso te hace creer en vos misma y a mirar el futuro con más esperanza”.

Más información

  • Fundación Espartanos es una organización sin fines de lucro que busca bajar la tasa de reincidencia delictiva a través del rugby, la educación, el trabajo y la espiritualidad. Si estás interesado en ayudar, podés hacerlo a través de donaciones, como voluntario o, si pertenecés a una empresa, escribí a institucional@fundacionespartanos.org para conocer cómo podés colaborar.
  • Red Creer es una iniciativa que desde 2018 trabaja por la inclusión socioeconómica de personas privadas de la libertad o ya libres. La integran más de 100 organizaciones del sector público, privado y social. Ya lograron 40 inserciones en el ámbito privado y acompañaron técnica y económicamente a 94 emprendimientos. Además, capacitaron a 200 personas en oficios, emprendedurismo y economía social.