Vivienda y sanidad: protesta joven, protesta vieja
En una muestra más, tan previsible como enojosa, de descoordinación de movilizaciones populares que deberían unificarse y no hacerse la competencia, Sevilla fue este sábado testigo de dos manifestaciones: una contra la especulación inmobiliaria y por el derecho a la vivienda y otra contra la privatización de la sanidad pública, que en Andalucía viene implementándose sin prisa pero sin pausa, y con extremado sigilo, desde hace más de un lustro. La primera marcha reunió a unas 3.000 personas y la segunda a unas 20.000: cifras ambas muy pero que muy aproximadas, pues esta es la maldita hora en que todavía no hemos conseguido que la Policía Local y la Policía Nacional ofrezcan un recuento unitario y fiable, salvo que ayuntamiento y gobierno estén, claro está, gobernados por el mismo partido. He ahí un pequeño pero significativo ejemplo más de lo poco que hemos cuidado las instituciones: hasta tal punto no lo hemos hecho que ni siquiera podemos fiarnos de dos de ellas de tanta relevancia como la Policía Local y la Policía Nacional en una cuestión a fin de cuentas tan banal como el conteo de manifestantes. Jóvenes y viejos Ni siquiera habría hecho falta leer las pancartas de una manifestación y otra para identificar cada una de ellas: bastaría con mirar las fotos. Los 3.000 reclamando alquileres justos y viviendas asequibles eran mayoritariamente jóvenes y muy jóvenes; los 20.000 defendiendo la sanidad pública eran sobre todo mayores y muy mayores. La juventud es inmortal y, por tanto, su menor preocupación es la enfermedad y la muerte, todo lo contrario de lo que sucede con quienes han saltado la barrera de los 60 o se aproximan a ella a todo galope: para estos, es una prioridad no ya política sino vital recuperar un sistema sanitario como el que existía antes del estallido de la crisis bancaria de 2008, antes de sufrir el brutal deterioro del que todavía no se ha recuperado. Los 'boomers' tienen casa pero no tienen salud o están en puertas de no tenerla; los Z y los 'milenials' tienen salud pero no tienen casa ni están en puertas de tenerla. Sueldos y pensiones Los gobiernos de izquierdas han sabido, mal que bien, dar la batalla por la sanidad pública, pero dejaron de hacerlo hace mucho tiempo por el acceso a la vivienda. De pronto han caído en la cuenta: ¡qué escándalo, aquí faltan casas! Los 'boomers' podían comprarse una casa o permitirse un alquiler asequible, pero sus hijos ni una cosa ni la otra: la sensación de ser más pobres que sus padres no es una fantasía victimista de niños mal criados, es un hecho incontrovertible, como lo es que en muchas ocasiones sus sueldos son más bajos que las pensiones que cobran sus padres. Las causas son muchas, pero una de ellas es la destrucción (en ocasiones autodestrucción) de los sindicatos, que está siendo un hecho funesto para las últimas generaciones de trabajadores… del sector privado: paradójicamente, los sindicatos son más fuertes donde menos se les...
En una muestra más, tan previsible como enojosa, de descoordinación de movilizaciones populares que deberían unificarse y no hacerse la competencia, Sevilla fue este sábado testigo de dos manifestaciones: una contra la especulación inmobiliaria y por el derecho a la vivienda y otra contra la privatización de la sanidad pública, que en Andalucía viene implementándose sin prisa pero sin pausa, y con extremado sigilo, desde hace más de un lustro. La primera marcha reunió a unas 3.000 personas y la segunda a unas 20.000: cifras ambas muy pero que muy aproximadas, pues esta es la maldita hora en que todavía no hemos conseguido que la Policía Local y la Policía Nacional ofrezcan un recuento unitario y fiable, salvo que ayuntamiento y gobierno estén, claro está, gobernados por el mismo partido. He ahí un pequeño pero significativo ejemplo más de lo poco que hemos cuidado las instituciones: hasta tal punto no lo hemos hecho que ni siquiera podemos fiarnos de dos de ellas de tanta relevancia como la Policía Local y la Policía Nacional en una cuestión a fin de cuentas tan banal como el conteo de manifestantes. Jóvenes y viejos Ni siquiera habría hecho falta leer las pancartas de una manifestación y otra para identificar cada una de ellas: bastaría con mirar las fotos. Los 3.000 reclamando alquileres justos y viviendas asequibles eran mayoritariamente jóvenes y muy jóvenes; los 20.000 defendiendo la sanidad pública eran sobre todo mayores y muy mayores. La juventud es inmortal y, por tanto, su menor preocupación es la enfermedad y la muerte, todo lo contrario de lo que sucede con quienes han saltado la barrera de los 60 o se aproximan a ella a todo galope: para estos, es una prioridad no ya política sino vital recuperar un sistema sanitario como el que existía antes del estallido de la crisis bancaria de 2008, antes de sufrir el brutal deterioro del que todavía no se ha recuperado. Los 'boomers' tienen casa pero no tienen salud o están en puertas de no tenerla; los Z y los 'milenials' tienen salud pero no tienen casa ni están en puertas de tenerla. Sueldos y pensiones Los gobiernos de izquierdas han sabido, mal que bien, dar la batalla por la sanidad pública, pero dejaron de hacerlo hace mucho tiempo por el acceso a la vivienda. De pronto han caído en la cuenta: ¡qué escándalo, aquí faltan casas! Los 'boomers' podían comprarse una casa o permitirse un alquiler asequible, pero sus hijos ni una cosa ni la otra: la sensación de ser más pobres que sus padres no es una fantasía victimista de niños mal criados, es un hecho incontrovertible, como lo es que en muchas ocasiones sus sueldos son más bajos que las pensiones que cobran sus padres. Las causas son muchas, pero una de ellas es la destrucción (en ocasiones autodestrucción) de los sindicatos, que está siendo un hecho funesto para las últimas generaciones de trabajadores… del sector privado: paradójicamente, los sindicatos son más fuertes donde menos se les...
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