Vaca Muerta sigue rompiendo récords
El 2025 se perfila como un año clave para consolidar su crecimiento y posicionar a Argentina como un actor central en el sector energético regional.

Este año, el país superará a Colombia y se convertirá en el tercer productor de petróleo de América Latina, con una proyección de 800.000 barriles diarios, solo por detrás de Brasil y Venezuela. Además, Argentina se destaca como la segunda mayor reserva de gas shale a nivel mundial, solo superada por China.
La consolidación de la industria petrolera del país también se reflejó en la balanza energética, que en 2024 marcó su segundo superávit en 14 años, alcanzando los u$s 5700 millones. El resultado estuvo impulsado principalmente por las exportaciones de petróleo, que aportaron u$s 5500 millones, confirmando el rol estratégico de Vaca Muerta como motor de generación de divisas para el país.
Este contexto refuerza la importancia de continuar expandiendo la capacidad productiva y la infraestructura para sostener este crecimiento en 2025.
Infraestructura y exportación: el gran desafío
Sin embargo, esta expansión enfrenta retos importantes. La falta de infraestructura adecuada para la exportación de gas limita la capacidad de Argentina de aprovechar plenamente sus recursos. Según estimaciones de analistas, se necesitarían inversiones de hasta u$s 50.000 millones para desarrollar el transporte de gas en forma de GNL y abastecer mercados internacionales como el asiático, cuya demanda se mantendrá alta hasta 2040.
El desarrollo del sector energético también depende de la estabilidad macroeconómica y de políticas claras que fomenten la inversión.
La implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) genera un marco más predecible para los inversores, asegurando estabilidad fiscal, cambiaria y aduanera, lo que permitirá avanzar en nuevos proyectos de infraestructura y producción. Hay más de 10 proyectos presentados para obtener los beneficios de este régimen, y la mayoría son del área de Energía y Minería.
En paralelo, el sector de energías renovables enfrenta el reto de expandir su capacidad de transporte eléctrico. La obra de alta tensión AMBA 1, que conectará la provincia de Buenos Aires de Norte a Sur con una inversión de u$s 1100 millones, es un paso fundamental para garantizar la distribución eficiente de energía en el país.
Por otro lado, la industria del litio continúa ganando protagonismo en la transición energética global. Con cuatro proyectos en producción y una capacidad instalada de 158.500 toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE), se espera que al menos cuatro nuevas iniciativas confirmen su inversión en 2025. Argentina tiene la oportunidad de consolidarse como un proveedor clave en la fabricación de baterías de iones de litio, esenciales para la movilidad eléctrica y el almacenamiento de energía renovable.
Como vimos, el auge de Vaca Muerta y el desarrollo de energías renovables podrían transformar la economía del país en los próximos años. Con las inversiones necesarias y políticas adecuadas, Argentina tiene el potencial de convertirse en un líder energético regional, asegurando crecimiento y estabilidad en el largo plazo.