‘Tengo miedo’
Estados Unidos no aplicará aranceles que golpeen a sus empresas.

Estados Unidos no aplicará aranceles que golpeen a sus empresas. Lo dije antes y cada día de la administración del presidente Donald Trump lo confirma. ¿Ahora qué sigue?
¿Están listos los mexicanos para cuando la corriente cambie hacia una abundancia de oportunidades?
Primero vamos a lo de los aranceles, esos castigos que todavía quiere imponer Trump a todos los países y para todos los productos que entren a su país, cuya vigencia, ahora, podría comenzar en abril:
“‘Tengo miedo’: las pequeñas empresas se pronuncian sobre los aranceles”, así tituló su sitio oficial de internet la organización más poderosa de empresas de los Estados Unidos, la US Chamber of Commerce, que a lo largo de tres administraciones políticas del vecino país se ha anticipado a los hechos, confirmando su influencia.
Este nuevo texto es un compendio de opiniones de pequeños emprendedores, miles de ellos y sus empleados votan e influyen en cada elección. Aquí van un par de ellas:
“Mi empresa sufrirá un impacto inmediato y perjudicial como resultado de estos aranceles. Las amenazas y la incertidumbre han dificultado la toma de decisiones comerciales”, dijo Traci Tapani, copresidenta de Wyoming Machine, un fabricante de láminas de metal en Minnesota que compra aluminio de Canadá, citada por la US Chamber.
"Me temo que tendremos que cerrar nuestras puertas porque la gente no tendrá dinero para venir a comprar cosas como piñatas y todos los dulces tradicionales mexicanos que tanto le gustan a la gente", agregó Yesi Noyola, propietaria de Kandy Queen Dulceria, North Richland Hills, Texas, a CBS Texas.
Estos comentarios sostienen un argumento fundamental de la Cámara de Comercio estadounidense:
Que los aranceles a Canadá y México tendrán un impacto devastador en miles de pequeñas empresas en todo Estados Unidos e incluso aquellos que pueden trasladar el costo de los aranceles a los clientes de inmediato, dicen que les preocupa que los costos adicionales afecten su capacidad de crecer.
Dudo que al final de esta historia Trump imponga aranceles dañinos para su gente. No es políticamente rentable, en términos netos.
El presidente puede pelearse con algunos empresarios de su país, pero no puede pelear contra todos al mismo tiempo. Sus aranceles van en contra de la defensa de la “libertad” en la que se basa la psicología política de su país y que Hollywood se encarga de refrendar con películas.
Por eso expuse aquí en otro artículo que hizo bien la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en aguantar la presión y esperar a que se desarrollaran los hechos de esta semana, antes de responder visceralmente, como lo hizo el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, gastando ‘balas’ innecesariamente.
La mandataria mostró que estuvo a la altura diplomática requerida. ¿Podrá comprobar que puede con el reto más grande? Ella misma lo mencionó ayer:
“México tiene que trabajar hacia adelante en el fortalecimiento de nuestra soberanía y nuestra autosuficiencia, que es parte del Plan México; es decir, nosotros tenemos que producir más en México para lo que consumimos, para nuestro mercado interno”.
Hoy, la mayoría de los mexicanos sigue pensando en la soberanía de comida y de gasolina, cuando lo que consume y paga en verdad todo el día, tiene que ver con datos. Quien esté libre de pecado que aviente el primer smartphone.
¿Qué están haciendo los mexicanos para tener su propia producción de tecnología, sea de entretenimiento, de comunicación o de medicina avanzada?
Curiosamente, sí hay proyectos. Eventualmente retornaremos a poner atención a lo que asciende. A Foxconn en Guadalajara; a los centros de datos de Querétaro; los cables submarinos de fibra óptica de Liberty Networks o al interesante proyecto árabe de T-note Global, del que quiero escribir próximamente.
¿Acaso todos los proyectos vendrán de afuera?
¿Qué harán los mexicanos con toda esa nueva infraestructura, presidenta Sheinbaum? ¿Cómo los prepara usted para cuando la narrativa económica cambie hacia lo positivo?