Se enamoraron en 1986 en el jardín de infantes, cada cual siguió su camino y un hecho trágico los unió para siempre: “Sí, quiero”

La historia de Melody y Nicolás habla de perseverancia, amistad y el poder del amor verdadero, ese que nació de pequeños y se fortaleció con los años

Feb 14, 2025 - 08:05
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Se enamoraron en 1986 en el jardín de infantes, cada cual siguió su camino y un hecho trágico los unió para siempre: “Sí, quiero”

El flequillo perfectamente cortado, el “pintorcito” rosado, la pequeña canasta de mimbre. El nombre “Melody” bordado en colorado y su rostro poco convincente: Melody Moro tenía 4 años y debutaba en el Jardín de Infantes de la Escuela Manuel Belgrano, en la ciudad de Mendoza. Corría marzo de 1986 y era la primera vez que se separaba de su mamá.

Alguien, sin embargo, la sostenía emocionalmente. Era Nicolás Rocha, de la misma edad, cabello oscuro y abundante, zapatos lustrados, botamangas prolijas. Los dos allí, mirando fijo a la cámara con las manos apretadas y la misma incertidumbre. Más allá, la bandera argentina flameaba.

Melody y Nicolás se habían conocido un año antes, en 1985. Los hermanos de ambos se hicieron amigos y, por consiguiente, sus respectivas mamás también. Ambas mujeres inseparables, incluso hoy, 40 años después. “El trayecto que construimos fue largo, siempre repleto de juegos, veranos, pijamadas, amigos y primos. Una vida en común”, repasa Nicolás. Así fue, especialmente hasta la Primaria, cuando -aunque siempre hubo un hilo que los unió- cada cual tomó su rumbo.

Nunca supieron muy bien cómo ni cuándo comenzó esta historia de amor digna de una novela. Eso sí: más allá de las idas y vueltas, coinciden en que un hecho trágico marcó su destino para siempre.

Aquel 2 de julio de 2019

Habían transitado un recorrido extenso: solían encontrarse en presentaciones artísticas (ella actúa; él es músico y diseñador gráfico) y en eventos familiares. Pero el 2 de julio de 2019, el asesinato del periodista Sebastián Moro, hermano de Melody, en el marco del golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia, acercó a Nicolás a la familia.

“En esos días trágicos, Nico fue un sostén muy importante. Viajó a Bolivia y estuvo en comunicación conmigo día y noche durante los momentos más terribles de mi vida”, relata Melody. Una vez que regresó a Mendoza, Nicolás siguió firme, acompañándola.

“Me dijo que no se iba a alejar nunca de mí, que iba a estar siempre que lo necesitara. Nico estuvo en mi tormenta más dura y cruel, y así fue como nos reencontramos. Pudimos coincidir más allá de la amistad y el amor que nos teníamos como personas. Conectamos como pareja”, agrega Melody. Cuatro años después, el 22 de noviembre de 2023, ella se puso un vestido azul y dio el “Sí, quiero” al aire libre, con una felicidad que iluminaba su rostro.

Lo cierto es que, en medio del drama familiar para Melody, comenzó la pandemia. Esa etapa los terminó de unir: “Nuestros DNI finalizaban igual, así que salíamos esos días y aprovechábamos cada minuto. La verdad, todo se dio de manera natural, y creo que haber estado firme y pendiente hizo que no lo dudara. Además, siempre me cautivó su corazón enorme”, evoca.

“Nunca la olvidé”

Romántico y tenaz, Nicolás apostó todo por esa relación, incluso cuando eran niños y coincidieron en el viaje de egresados de la Primaria. “Nunca la olvidé”, asegura, aun cuando poco después los caminos de la vida los separaron. Durante mucho tiempo, sin embargo, algunas veces se cruzaban. Mendoza es “un pañuelo” y, además, ambos pertenecen al mundo del arte. “Cada tanto nos encontrábamos en los cumpleaños de nuestros hermanos o nuestras madres... en fin. Pero cuando sucedió lo de Sebastián, yo estaba solo y me aboqué a acompañarla”, recuerda él.

Por entonces, cada uno había formado su familia. Nicolás debutó como papá con Tomás que ya tiene 20 años. Seis años después, Melody fue mamá de Sabina, hoy de 14.

“Creo que, de algún modo, el caso de Sebastián nos unió para siempre. Decidimos casarnos y fue inolvidable, espectacular, al aire libre, pleno noviembre. A veces miro hacia atrás y entiendo que es increíble, un sueño cumplido”, reflexiona Nicolás. La “unión” tuvo su particularidad: ambos vivieron en casas separadas durante poco más de un año. “Algunos días en mi departamento, en Ciudad, y otros días en casa de ella, en Los Corralitos, Guaymallén. Hoy estamos juntos y felices”, señala.Melody y Nicolás se conocieron en el jardín

Un casamiento soñado

Para Melody, la boda fue “soñada”. “Un casamiento hermoso, súper planeado y organizado. Hicimos muchos encuentros muy amorosos, que me recordaron a las familias de antes. Pusimos a disposición montones de elementos significativos para decorar, que confeccionamos cuidadosamente entre muchísimas mujeres amigas”, describe. Claro que ambos tenían una ventaja: sus madres –consuegras— tienen una amistad sólida y duradera que cumple nada menos que 40 años.

“Por eso los preparativos fueron impresionantes, llenos de detalles. Desde la gastronomía hasta la ambientación y los souvenirs. Todo fue a pulmón. Incluso el verde de nuestra casa se armó con amor y dedicación para disfrutar esa noche al aire libre”, agrega Melody. Ese día viajó mucha gente desde fuera de Mendoza. Fue un encuentro de familias y amigos unidos desde 1985 por lazos que permanecen intactos.“Lo que prevalece entre nosotros es el amor que sobrevive y trasciende los momentos difíciles que mi familia tuvo que atravesar. Nos sostenemos mutuamente, y eso ayuda a sanar”, concluye Melody.Melody y Nicolás se conocieron en el jardín

La infancia, el jardín y las mamás amigas

Cuando hay una amistad entre dos familias, todo fluye naturalmente. “Y así sucedió con nosotros”, apunta Nicolás. “Nuestras mamás pasaban etapas similares, como el divorcio, y se hicieron muy compinches justo cuando nosotros comenzábamos el jardín. Éramos chicos, pero con el tiempo me cargaban y me daba vergüenza”, recuerda. Y reafirma: “Me avergonzaban porque era cierto. Yo siempre la amé”.

Melody agrega que nunca faltaban oportunidades para encontrarse. “Hasta en velorios”, asegura, riendo. “El arte también siempre estuvo en el medio. Había invitaciones y contactos esporádicos. Yo iba a ver sus bandas y él al teatro a verme actuar”, rememora, mientras aclara que siempre que los cargaban se ponían nerviosos. “Como dije alguna vez, el amor se intuía en el aire”, grafica.

Hoy, Melody y Nicolás hablan a la par, se ríen y recuerdan anécdotas graciosas, como cuando grabaron una canción de amor que escucharon varios compañeros. “Ellos sabían que algo sucedía”, coinciden. “Ese casete lo tengo guardado. Y también una pintura que una amiga nos obsequió: pintó la misma foto nuestra, ambos de pie en la puerta del jardín de infantes, tomados de la mano”, señala Melody.Melody y Nicolás se conocieron en el jardín

En pocos días se cumplirán 40 años de aquel encuentro fortuito que marcó sus vidas para siempre y que, de alguna manera, estuvo impulsado por sus madres: Liliana Vietti (67), mamá del “novio” y Raquel Rochietti, de 65, madre de la “novia”. “Celebramos este amor que sellamos con el casamiento. Y también estamos convencidos de que hay que apostar, creer y luchar para conseguirlo”, cierra Nicolás.