Riesgos a los que se enfrentan los inversores sin la llegada de un mercado bajista

La recuperación instantánea y la falta de un mercado bajista supone grandes problemas

Feb 15, 2025 - 08:29
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Riesgos a los que se enfrentan los inversores sin la llegada de un mercado bajista

Nos pasamos la vida anticipando la próxima gran crisis. Cada año aparecen advertencias sobre desplomes inminentes, burbujas al borde del estallido y mercados al filo del colapso. Pero tal vez la amenaza no sea la que imaginamos. Quizá el verdadero riesgo no sea que llegue un mercado bajista, sino que siga sin aparecer.

A lo largo de la historia, las correcciones han servido para depurar excesos, reajustar valoraciones y generar nuevas oportunidades de inversión. Sin ellas, el riesgo no desaparece, solo se acumula, y cuanto más tiempo pasa sin una caída significativa, más peligroso se vuelve el desenlace.

Desde 2020, cada intento de corrección ha sido efímero. La crisis de la Covid-19 llevó al S&P 500 a perder un 34% en semanas, pero en seis meses había recuperado todo el terreno perdido. En 2022, el índice cayó un 25%, pero volvió a máximos históricos en apenas 19 meses. Lo que antes era un proceso largo y doloroso ahora ocurre con una rapidez inusitada.

Lo mismo se puede decir de lo que ha ocurrido en las primeras semanas de 2025. Pasó en enero con la llegada de DeepSeek, que puso nervioso al clan de Silicon Valley, y, ahora, con los aranceles de Trump a Canadá, México y China lo mismo: primero caídas fuertes, después el miedo… y al final, como si nada. Mismo patrón, mismos nervios… y la misma recuperación exprés.

Desde 1928, ha habido 55 correcciones de más del 10% en la bolsa estadounidense, con un mercado bajista completo (pérdidas del 20% o más) cada cuatro años de media. Sin embargo, la última década ha alterado esta dinámica. Los mercados se han acostumbrado a recuperarse con rapidez gracias a la liquidez de los bancos centrales y el optimismo de los inversores, creando un entorno donde la corrección natural del mercado se posterga constantemente.

Desde Mirabaud advierten que esta "estabilidad moderna" es un arma de doble filo. Si bien las políticas monetarias y fiscales han evitado colapsos profundos, también han generado una falsa sensación de seguridad. Con las correcciones contenidas, los inversores han relajado su cobertura contra pérdidas y la exposición a activos de riesgo sigue creciendo. En este contexto, la concentración de mercado es un factor clave.

Un ejemplo es el dominio de los “Siete Magníficos” en Wall Street. En 2024, estas siete empresas tecnológicas se revalorizaron un 72% de media, impulsadas por la inteligencia artificial. Pero esta concentración de valor es también una vulnerabilidad. "El mercado ha experimentado episodios similares de concentración extrema en el pasado y todos han terminado en correcciones abruptas", advierten desde AllianceBernstein.

Optimismo extremo y señales de alerta

Los indicadores de sentimiento muestran un nivel de euforia comparable al de finales de los años 90, antes del estallido de la burbuja puntocom. Según la firma Sentiment King, el actual optimismo de los inversores ha precedido históricamente a grandes correcciones.

En este contexto, la teoría de las ondas de Elliott cobra relevancia. Según este modelo, las correcciones suelen darse en tres fases: una primera caída (ola A), seguida de una recuperación (ola B) y, finalmente, una caída más profunda (ola C). Algunos analistas advierten que la estructura del mercado actual se asemeja al periodo de 1968-1974, cuando los mercados sufrieron dos ciclos bajistas en seis años. Si este patrón se repite, podríamos estar en la fase intermedia antes de una corrección más severa.

¿Y si el desplome nunca llega?

Pero, ¿qué ocurre si la corrección no aparece y el mercado sigue avanzando sin interrupciones? Desde Schroders advierten que los mercados podrían estar acumulando problemas de manera silenciosa. "Los excesos en el sistema normalmente se corrigen con una recesión, pero si estas no llegan, los riesgos simplemente se trasladan al futuro", señala Johanna Kyrklund.

Uno de los mayores desequilibrios actuales es el aumento de la deuda global. Los bancos centrales han reducido los tipos de interés para sostener el crecimiento, permitiendo que el endeudamiento siga aumentando. Sin embargo, a medida que los rendimientos de los bonos suben, la presión sobre empresas y gobiernos se intensifica. "La política fiscal es ahora un factor mucho más importante para los mercados que hace una década", explica Kyrklund. Si los inversores empiezan a dudar de la capacidad de los gobiernos para manejar la deuda, la volatilidad podría aumentar.

Desde Federated Hermes, Steve Auth señala que hay fuertes catalizadores alcistas en los mercados, especialmente por el crecimiento de la inteligencia artificial (IA) y el repunte de las fusiones y adquisiciones. Sin embargo, la reciente irrupción de DeepSeek en China ha puesto en duda las expectativas de hipercrecimiento en los chips de IA, lo que podría generar ajustes en el mercado. Además, la reapertura de los mercados de capitales aún no es una realidad, lo que deja un margen de incertidumbre.

El riesgo para los inversores

Para los inversores, el reto no es solo prever cuándo llegará una corrección, sino gestionar el riesgo en un mercado donde las burbujas pueden seguir inflándose. Desde Mirabaud recomiendan evitar la tentación de cronometrar el mercado. "Intentar predecir el máximo y el mínimo es imposible", explican. "Los mercados bajistas suelen ir acompañados de fuertes repuntes, y vender en pánico suele ser la peor estrategia".

Más allá de la diversificación, la clave está en la gestión activa del riesgo. Los inversores deben ser conscientes de que la complacencia del mercado puede generar correcciones más abruptas en el futuro. Evitar exposiciones excesivas a los sectores más sobrevalorados y buscar activos que históricamente han funcionado como refugio, como el oro, puede ser una estrategia prudente.

Si la corrección llega, el impacto dependerá de cuánto se haya inflado la burbuja. Si no llega, el problema solo se hará más grande.